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Konichiwa Records / 2015
Tiempo, espacio y velocidad aseguran que son algunas de las características de este siglo. Virtualidad, lo que existe y no existe. La paradoja es la ubicuidad en el día a día. ¿Y el volumen?, ¿hacia dónde desplazamos aquello que ya no es nuevo pero que adquirimos con la promesa del placer eterno que, no obstante, desaparece como un destello en la noche? Vayamos haciendo un espacio para nuestras compras de 2015, Zhala nos obliga a eliminar carpetas de algunos artistas en nuestros teléfonos, a mover un poco más lo discos que tenemos acumulados, a buscar espacio en el mueble destinado a colocarlo, a pasar nuestra música a un disco duro o a la nube. Zhala será lo primero que pongas en una fiesta.
La promesa del pop sueco te lleva a su cuerpo, te arrastra desde los pies a su ritmo y desequilibra tus sentidos hasta ponerlos en un estado de alegría fugaz. Firmada con Konichiwa Records, el sello de Robyn, la nacida en Estocolmo describe sus golpes en el silencio como pop cósmico.
La puesta en sintetizadores de Zhala es amplia, de altos vuelos y elaboración delicada. Ambicioso trabajo que lanza beats ensordecedores tan asombrosos como para quitar tu atención de cualquier situación. En "Slippin' Around" construida entre percusiones y distintas capas de synths abrasivos te pone fuera de ti. Y en “Holy Bubbles” irrumpen motivos árabes, quizá por sus orígenes kurdos, una mezcla exótica efectiva.
Pero eso es la punta del iceberg. Debes escuchar "Prophet" para percibir en realidad al artista, contemplar su velocidad voraz de pulsaciones insistentes, asfixiantes, que te roban el tiempo y te alejan de un estado de conciencia. Ya te hechizó como mujer encantadora del Medio Oriente, no-hay-manera-de-que-huyas, su frases rondan tus oídos, sacuden tu cuerpo hasta ponerte en un intermedio momentáneo, una pausa breve en el tema, trampa rítmica que rápido termina, el pulso aumenta, el beat es más rápido, tu cerebro libera endorfinas, adicto a la sensación, quieres más y más y cada vez más rápido, y más y...
Aunque parece que hay temas más convencionales y tradicionales en la norma de lo subjetivo de la canción electrónica pop, todos muestran alguna inquietud, siempre hay algún destello que sorprende y te pone en el trance, “Me and My Bordeline Friend in Trance” y “Lunch” guardan lo mejor en su tercera parte. Y el cierre es hipnótico, de mood seductor, voces distorsionadas provenientes de las sombras, sintetizadores serpenteantes “Efter Livet” crece y crece hasta que te deja hecho piedra.