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YEAR0001 / 2017
Cuando años atrás, cuatro para ser exactos, Yung Lean llegó a los oídos de los productores y críticos de rap era fácil reírse e incluso voltear a ver de manera cínica al productor y rapero sueco. Hoy ya no lo es tanto. Desde que las cosas cambiaron en el panorama de la música hip hop y el reflector pasó a darle protagonismo a la escena trap liderada por jóvenes originarios de ATL, la forma de ver a los artistas también fue diferente. Sin entrar en controversia y decir que uno es mejor que otro o que la evolución es necesaria y demás parafernalia, propia de algún artículo de investigación, sí puedo afirmar que la música hip hop tomó nuevos rumbos y dentro de ellos Yung Lean y sus sad boys, se hicieron de un lugar que, para muchos, ya es esencial en el playlist diario.
Esta propuesta, si bien no nueva, ha ganado notoriedad y se ha hecho de un público fiel y extenso. Figuras actuales como Lil Uzi Vert, Lil Yachty, XXXTentación o, el recientemente fallecido, Lil Peep (RIP) forman parte del amplio espectro musical que se identifican más con una estética oscura y ritmos propios de instrumentales del grime o incluso composiciones inclinadas más hacia el punk rock o el emocore.
Con todo ese contexto podemos empezar describiendo a Stranger como el mejor disco de Yung Lean a la fecha. La razón es simple: es el verdadero Jonatan Leandoer quien está al frente, cantándonos al oído esas letras descarnadas y dolorosas que caen sobre beats y piano; ya no intenta ser alguien que no es, no busca la aprobación de su público ni intenta fórmulas que le son ajenas. Tenemos al sad boy por excelencia en cada una de las canciones tan desnudo y sincero como podríamos tenerlo. Es, además, un disco más honesto en cuanto a sus sonidos: uno más limpio y menos rebuscado. Las atmósferas que crea a través de las primeras canciones se van transformando segundo a segundo en algo más, pero siempre paulatinamente. El cambio entre corte y corte se siente completamente natural y nada forzado, es una evolución natural de sentimientos y emociones entremezclados y sumergidos en codeine y una densa capa de humo.
El álbum inicia con “Muddy Sea” que es, probablemente, una de las canciones más flojas de todo el álbum. Pero funciona. El fondo suena como un tema de Tumblr adolescente y la letra no transporta a una recámara en la que las drogas están regadas sobre la alfombra mientras el mismo adolescente del Tumblr se mira al espejo y se ve por primera vez. Cruda. Le sigue “Red Bottom Sky” que es su canción más catchy y transitable en toda su carrera. Se siente totalmente natural la manera en la que las rimas se extienden a través del ritmo y el skrrt skrrt suena en los versos. También es su canción más real, pues en ella habla del tiroteo del que fue víctima junto con su crew durante un tour en Estados Unidos; además de ver a la cara a quien lo critica por estar tanto tiempo en sus propios pensamientos y hacer canciones tan deprimentes.
“Skimask”, “Silver Arrows” y “Metallic Intuition” funcionan como un buen puente llegar a la parte media del disco en las que Yung hace una buena demostración de aptitudes en su delivery con temas como “Push / Lost Weekend” y “Drop It / Scooter”.
Pero lo mejor del quinto material de estudio del rapero sueco está al final del camino: “Iceman”, en la que los temas del desamor, la soledad y las drogas son punto de discusión nuevamente; “Fallen Demon”, una canción de profunda de dolor en la que la base es apenas perceptible y su voz rasga los tímpanos hasta el llanto. En “Agony”, el piano sobre el que Jonatan canta es una sábana que cubre una caricia que queda como un fantasma y se hace presente solo en la melancolía de un sueño diurno, es tan suave y poderosa que las lágrimas pueden correr sin darnos cuenta sino hasta que caen sobre el trackpad de la computadora. Aún hay más. El disco cierra de una manera sublime con “Yellowman”, una pieza de casi cinco minutos con la que la ambientación que, a través de todo el recorrido del disco, se formó explota y desaparece el velo nebuloso con el que Yung Lean envolvió su quinta opera.
Hace tiempo Yung dijo en una entrevista que no estaba siquiera seguro de estar haciendo hip hop refiriéndose a sus últimos materiales (incluido Frost God) y tal vez tenga razón, pero si algo podemos pedir es que, sea hip hop o no, sus próximos materiales suenen más a esto.