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Windhand: El rumor del viento siniestro

Windhand: El rumor del viento siniestro
Windhand: El rumor del viento siniestro

Artista(s)

21/Oct/2013

Windhand

Soma

Relapse Records

2013

Richmond, Virginia, Estados Unidos, conocida en los 80’s y mediados de los 90’s por ser una de las ciudades con más crímenes violentos de dicho país, en cuyos bosques se perdieron miles de vidas en batallas durante la guerra civil; lugar que también se jacta de tener la mayor cantidad de lugares donde existe actividad paranormal, territorio de origen de Windhand.

El espíritu atemorizante de sus campos, donde rondan espíritus, las hojas de periódico llenas de obituarios y crímenes, el lugar en donde también se encuentra el museo de Edgar Allan Poe, sirve para comprender el sentido de esta banda: de alma atormentada, sonidos de parajes macabros, el doom metal llevado a la práctica ritualista.

Después de un demo, su disco homónimo, editado apenas el año pasado, y un interesante split con Cough titulado Reflection of the Negative, Windhand debuta en las filas de Relapse Records con Soma. Desde los primeros acordes de “Orchard” sabemos a lo que nos atenemos: la nota del diablo, el tritono deslizándose en el mástil de la guitarra, la voz doliente de Dorthia Cottrell, lamentos hechos alabanzas, súplicas y rencores. El sonido del bajo filtrado por bulbos, los golpes secos de la batería y los solos siniestros que aparecen como espectros para completar el conjuro.

En este disco, Windhand se toma su tiempo, extiende y explota su creatividad al máximo; “Woodbine” con casi 10 minutos de sórdidos pasajes instrumentales, “Feral Bones” es la marcha de brujos a un ritual de sacrificio, “Evergreen” deja la estridencia a un lado para denotar el talento vocal de Dorthia. Todo vuelve a tornarse gris con “Cassock” y su final apocalíptico, ideal para ver cómo arde una fogata que se alimenta de odios, porque esta música también es catarsis, no solo a la hora de tocarla, también al escucharla.

Este disco no podía tener un mejor final: “Boleskine”, claro homenaje a Boleskine House, como era conocida la mansión en Loch Ness que el ocultista Aleister Crowley le vendió a Jimmy Page, guitarrista de Led Zeppelin. Inicia con una solitaria y doliente guitarra acústica, un siniestro suspiro, buscas entre la niebla algún vestigio de vida pero todo está marchito, esperas que aparezca la luz pero todo sigue borroso, de nuevo el golpe seco y abrasivo de la guitarra distorsionada, y esa voz que te llama a unirte al concilio de hechiceras, la mano del viento te golpea, te ensordece, te atrapa. Un track de 30 minutos resulta inconcebible para algunos, no para Windhand, que pone todas sus esperanzas y talento en este material.

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Gambles: El nuevo poeta de la desolación

Gambles: El nuevo poeta de la desolación
Gambles: El nuevo poeta de la desolación

Artista(s)

18/Oct/2013

Gambles

Trust

GMBLS

2013    

Para entender el contexto de este gran álbum lleno de introspección y exploración emocional, hay que ir atrás a la vida de Matthew Daniel Siskin, voz y guitarra en su proyecto folk, Gambles.

Previo a la creación de Trust, su vida estuvo plagada de tragedias personales: perdió a un hijo, se separó de su esposa después de una relación destructiva y se aferró a las drogas cayendo a un espiral descendente de tristeza y soledad. Los primeros trabajos de Leonard Cohen, Bob Dylan y Nick Drake son las influencias que persisten a lo largo de 13 grandes piezas. Su guitarra folk y la elocuencia para contar historias personales, son, su motor de inspiración.

“Angel” es una pieza Dylanesca que parece la secuela de un amor perdido y que exclama con incoherencia “that´s alright” acompañada de una voz llena de melancolía y una guitarra al final que llora por la ausencia de esa persona. La desconsolada “Rooftops” es puro Cohen de la vieja escuela y depresión con frases como “please don´t tell me when I am dead”. “So I Cry Out”, una de las más bellas del álbum, es una oda en contra de la simpleza de un mundo banal y cambiante. El  fantasma de Dylan aparece de nuevo con un tono político en “Safe Side” y frases como “lets be civilized, you are watching the blood from our mirrors”.

Otras pieza memorable es “New York”, que relata de manera perfecta la desolación en la metrópolis americana. “Penny For A Grave”, una de las más honestas, es dónde el tono de Siskin se desgarra hasta apagarse en un silbido lúgubre. Le sigue “Clear” que narra de manera más clara el infierno que vivió años atrás y que sirve de preludio a la gran “265”, que parece ser el número del cuarto dónde Siskin estuvo enclaustrado durante esos tiempos decadentes.

Un chispazo de esperanza aparece con “California” para después regresar a la amargura que producen sus recuerdos con “You Are The Truth”. Finalmente y con dolor, Siskin exclama y se despide cantando “I´m an animal but i keep you safe with me”.

A pesar de que musicalmente es un álbum monótono, el mensaje lírico es excelente. “Trust” es sin duda, uno de los discos más introspectivos, personales y desgarradores del año. Los tonos sombríos, honestos y tristes en la voz de Siskin dan una experiencia única y personal que se desangra ante la desgracia y que se acompaña de una guitarra como único amigo y acompañante en un viaje de aislamiento y desolación.

Es una gran obra. No nos queda más que rendirnos ante el genio y la honestidad brutal de Siskin, estudiar Trust y esperar el complicado segundo disco.

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