9
Domino / 2016
01/Ago/2016
Para una agrupación que alguna vez se dijo estar formada para “ser una especie de fantasiosa y afeminada banda de art-rock que reaccionase a los gestos agresivos e hyper-masculinos del rock”, Boy King de Wild Beasts pareciera ser un paso hacia incorporar justo este último tipo de posturas. Al menos eso parece a simple vista. Eso si juzgáramos por los sencillos reventados que pudimos escuchar previamente al lanzamiento del quinto album de la banda británica.
A la escucha completa, encontramos algunas de las sensibilidades características de Wild Beasts todavía presentes, como melodías lentas y canciones basadas en piano. Yuxtapuestas con el bravado de guitarras gigantescas y bajos sintetizados que taladran la cabeza, Boy King parece contener una narrativa sobre estar cómodo entre dos versiones de uno mismo.
En ese sentido es casi un disco conceptual, con una línea de storytelling abstracta pero palpable. Un poco al estilo de Currents o I Love You Honeybear. Líricamente, Boy King parece ser sobre ese período entre superar a una pareja y abrazar la lujuria casual y romances esporádicos, todo mientras tratas de lidiar con sentirte solo.
“Now I am all fucked up and I can't stand up so I better suck it up like a tough guy would” exclama el segundo track “Tough Guy”; cuyo coro podría, extrañamente, pertenecer a una canción de Velvet Revolver. Más adelante en el tracklist está la épica y sensual “Get My Bang”, que pudiera parecer la máxima encarnación de ese “Boy King” que todos tenemos dentro si no fuera por esa perla de vulnerabilidad que encontramos en la letra del puente: “why would you hold it back from me? If not now then when? If not you then who?”
A partir de ahí el disco comienza a jugar entre dos tonalidades que está tratando de incorporar al mismo personaje. “2BU” es probablemente la más anhelante, con beats lentos pero crecientes que acompañan una melodía que sonaría casi demasiado cursi; de no ser porque tracks más promiscuos y funky como “Ponytail” o “Eat Your Hear Out Adonis” la rodean.
Boy King mantiene ese delicado balance y concluye de forma épica con “Dreamliner”. Una canción de resolución y aceptación, que tiende un puente a lo que seguro seguirá siendo una prolífica carrera para Wild Beasts. Incorporando cada vez más elementos electrónicos y esta vez con una producción más osada por parte de John Congleton –ver Hold/Still y el homónimo de St.Vincent– el quinto disco de Wild Beasts es una escucha placentera y catártica.
7
Bsessi Limited (Polygram Records) / 2016
29/Jul/2016
Nacida en Londres, Inglaterra, el video de su sencillo “What’s It Gonna Be” ha sido visto por más de un millón de personas generando el interés de la prensa musical alrededor del mundo y creando expectativas acerca de su debut discográfico, Nothing’s Real.
El disco empieza con un pequeño track electrónico titulado “(i)”, una breve introducción instrumental que no genera más que impaciencia por escuchar una canción más en forma. Podemos decir que el verdadero inicio se da con la melodía que le da nombre al disco, un pop ameno con instrumentación básica y sin mucho más chiste que la dulce voz de Shura. Después pasamos al famoso sencillo del millón de views, este sí que vale la pena, los arreglos se notan bien pensados y mucho mejor producidos, además de dar un brinco a un sonido más electro, lo que lo hace mucho más fácil de digerir.
Después sigue con un par de baladas. La primera, “Touch”, vuelve a resaltar la voz de la cantante aunque no aporta mucho más. Sin embargo, “Kidz ’N’ Stuff” sí que sobresale del resto. La canción, producida por Alexander Shuckburghb, quien hizo lo suyo con el reciente éxito “Hello” de la también británica, Adele –aunque esto no significa que suene parecido–, realza la calidad de la novata Shura gracias al trabajo del experimentado productor.
“What Happened To Us?” le da un toque más rockpopero al disco, el cual logra trasladar al escucha directo a los años ochenta, donde se quedará, casi, por el resto del mismo. Aquí existe una pausa instrumental cortesía de “(ii)”, que sirve de puente entre la primera y la segunda mitad del álbum, la cual tiene una influencia mucho más ochentena como se demuestra en “Tongue Tied”, que tiene clara referencia al synthpop tan popular en esa década. Lo mismo pasa con “2shy”, canción que también remonta a esa época pero con aspectos más poperos, muy al estilo Cyndi Lauper.
Nothing’s Real cierra con dos canciones que se destacan del resto por su duración y experimentación pero ambas siendo abordadas desde diferentes ángulos. La primera, “White Light”, parece no tener nada de especial, manteniendo el sonido synthpop. El cambio viene al llegar al minuto siete, en el que se hace una pausa y, cual canción escondida, reanuda la música hasta un minuto después, esta vez con versos y melodías lentas y oscuras.
Para la canción final, Shura decidió experimentar lo más posible, logrando un parecido (aunque sin la misma calidad) con la etapa noventera de la islandesa Björk. Esto gracias al viaje sonoro que realiza a través de sintetizadores y percusiones conectadas a un viaje vocal que dura cerca de diez minutos.
Se puede decir que el debut de Shura pasó, pero de panzazo. Nothing’s Real contiene rastros de buen pop combinados con canciones que parecen estar de más y que no mantienen la misma calidad. Solo el tiempo dirá el lugar que tendrá en la historia esta popera inglesa, por el momento se puede decir que es buena, pero intranscendente.
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