8
Domino / 2016
12/May/2016
Así como Seattle fue la cuna del grunge en los noventa, Toronto, Vancouver y Montreal son ciudades que recientemente han lanzado interesantes bandas en la línea del post-punk, como lo son Greys, Solids, Metz, Fucked Up y por supuesto, White Lung, quienes estrenaron su más reciente producción titulada Paradise (2016), que por fortuna mantiene la energía característica de la agrupación.
Dentro de lo monótono -auditivamente hablando- que puede llegar a ser éste género, White Lung abre una brecha y explora nuevas sensaciones en este material, apoyándose de la rasposa y aguda voz de la frontwoman, Mish Barber-Way.
Esta experimentación es bastante notoria en las primeras tres canciones. El disco empieza con la violenta “Dead Weight”, para sutilmente migrar hacia “Narcolecptic”, en donde Mish juega entrelazando pasajes abruptos con suaves coros. Así, llegamos a la cálida y esperanzadora “Below”, dejando atrás los agitados riffs y pesados bajos, para encontrarnos una pieza muy armónica y que parece casi de otra banda. Sin duda alguna, uno de los mejores temas de Paradise.
Después de esta apertura, el cuarteto canadiense se vuelca en un remolino de canciones bastante breves pero intensas, como “Kiss Me When I Bleed” y “Demented”, perfectas para el headbanging e incitar un mosh en cualquier concierto. Entre estas sobresale “Sister”, muy hipnótica, ya que la melodía se pierde en un vaivén con la guitarra, un vaivén que ojalá fuera infinito.
Ya pasando la mitad, la intensidad de la producción empieza a crecer, teniendo piezas cada vez más épicas y emotivas, como “Beg”, con sus agudos arpegios y distorsiones, al igual que “Vegas”, oscura y bastante caótica. De esta manera llegamos a la cereza del pastel, la canción homónima, que es una epopeya de entusiasmo y juventud, que nos invita a salir huyendo de la sociedad a una aventura con nuestra pareja para copular con frenesí.
Paradise es un breve pero satisfactorio disco que a lo largo de sus 10 piezas y casi 30 minutos, pone en alto a esta banda y al género. Esperemos que la actitud de rebeldía y letras sencillas pero consistentes, estén presentes durante los próximos años de White Lung.
9
Deutsche Grammophon / 2016
12/May/2016
Escuchar a Rufus Wainwright cantar en vivo su versión de “Hallelujah” de Leonard Cohen es una experiencia que todo melómano debería experimentar una vez en su vida. Su voz, habilidades con el piano y su carisma, lo posicionan como un talento difícil de igualar.
Con motivo del 400 aniversario de la muerte de Shakespeare, Rufus publicó To All My Loves: 9 Shakespeare Sonnets, un álbum que incluye 9 adaptaciones de los sonetos del célebre autor inglés. El material contó con invitados especiales, de los que destacan Florence Welch, Martha Wainwright -hermana menor de Rufus-, William Shatner -el actor de Star Trek-, Carrie Fisher -la Princesa Leia en Star Wars- y Helena Bonham Carter, con quien Wainwright ya había colaborado en el video de “Out of the Game”, la jocosa y pegajosa rola que forma parte del álbum homónimo.
La placa surgió cuando, en 2009, el director Robert Wilson pidió a Wainwright que compusiera la música para su obra Shakespeare Sonnets. El proyecto dio pie a que The San Francisco Symphony pidiera a Rufus orquestar cinco de los sonetos, tres de los cuales aparecieron en el álbum All Days are Nights: Songs for Lulu. Las canciones que aparecen en To All My Loves son nuevas versiones de los sonetos.
Evidentemente, este es un disco de nicho. Los amantes de la literatura apreciarán las versiones de los sonetos, mientras que los amantes de la ópera y el teatro musical encontrarán en él un material ligero con tintes poperos. Para quienes conocen a Wainwright por éxitos como “Cigarettes and Chocolate Milk”, el disco puede resultar poco digerible, sobre todo en los momentos en que la soprano Anna Proshaka cobra protagonismo. Para el escucha pop, serán más compatibles canciones como “When In Disgrace With Fortune And Mens Eyes”, interpretado magistralmente por Welch. Lo mismos sucede en “A Woman's Face”, donde la voz de Wainwright permanece tan hipnótica como siempre. Esta canción también mantiene la influencia del teatro musical, que ya había aparecido en su carrera.
To All My Loves: 9 Shakespeare Sonnets no es un disco para todos, pero inclusive los que no son fanáticos del género, encontrarán en él una producción impecable, invitados interesantes e interpretaciones de músicos de alto calibre. Su factura es de la más alta calidad.
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