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SUB POP / 2022
Una mezcla de asombro y curiosidad es la vida misma, la cual no es para ti, es por ti. La compositora nos mostró Titanic Risin (2019) como preludio a su más reciente obra, And in the darkness, hearts aglow, el segundo de una trilogía, un álbum casi indescriptible envuelto en alegorías, metáforas e interpretaciones personales, Weyes Blood cautiva desde los primeros segundos que la escuchamos, su sola voz emite una nota tan melódica que parece que no necesitaría música.
En ella misma encontró un destello proveniente de las grietas que le han dejado su profunda soledad y el dolor personal que ha llegado a experimentar los últimos años, más específicamente durante el confinamiento, y que la ha llevado a resignificar el valor de su persona llevando a exponer esas sensaciones en piezas extraordinarias hechas con cautela.
La llama espiritual desemboca en “It's not just me it’s everybody”, una canción que interpreta la sociedad actual, un recorrido a través de algoritmos donde la sociedad actual está disuelta, los sentimientos parecen automatizados y revocan la naturalidad, ahí es cuando te das cuenta de que no eres el único que recurre a ciertas herramientas que nos ofrece la actual tecnología, cada vez estamos más cerca de ser solo tecnópatas a ser humanos, y eso nos conduce a estar cada vez más apartados el uno del otro, buscando tu camino fuera y ya no dentro de ti.
“Grapevine” y “Twin Flame” nos hace pensar automáticamente en el romanticismo tal y como lo conocemos, recíproco y perfecto, templado y cromado de rosa, pero Natalie no quiso un referente al "juntos por siempre" porque estar enamorado va más allá de lo cotidiano y lejos de poseer o estar junto a otro ser.
Quizá “God turn me into a flower” es la canción que más se entrañe en el público, con una sublime entrada con sutiles vocales que van subiendo de tono conforme avanza, entre efectos oníricos, Natalie logra que los coros se armonicen mientras levitan sobre un jardín donde escuchamos aves acompañarle, es una de las canciones que en vivo se predice como una experiencia extrasensorial, como intermediario en esta ceremonia escuchamos dos canciones breves de tan solo unos segundos “And in the darkness” y “In Holy flux”, las cuales son piezas instrumentales.
Todo el arte de Weyes Blood calma el caos interno al que estamos acostumbrados, pero como ella misma dice, es natural. Así como sencillamente se podría describir lo que transmite este nuevo trabajo, es una obra laberíntica a la vez, un clásico pop con guitarras, una voz barroca y un sentimiento implantado que siempre caracteriza su música.