9
LSDR Records / 2017
23/Ene/2017
El sonido de las trompetas como si fuera la obertura de un documental de Carl Sagan nos introduce a “Weightlesness” y el lento andar de las cuerdas de la guitarra, la voz en sample que se disuelve para dar paso al conteo que nos llevará al espacio siniestro que crea Vinnum Sabbathi con el golpeteo de la batería y los efectos en las seis cuerdas que parecen ahogarnos en una espiral de amplificadores.
Gravity Works como primer álbum y el cero en el conteo de su permanente viaje sideral, voces de cosmonautas que nos guían entre las nébulas y cometas: “Early Works”, 11 minutos de experimentación sonora que bien podrían musicalizar nuestro andar evitando hoyos negros e impactos de meteoritos, la carrera espacial idealizada, de la magia que evocaría ver una galaxia sin necesidad del telescopio Hubble al pánico que trasfigura en potentes riffs por no poder volver a salvo a la tierra como en la fallida misión a la luna del Apolo 13. Todo lo que figuró Isaac Asimov desde Fundación hasta El Colapso Del Universo es la inspiración para este cuarteto que se encuentra por emprender su primera aventura en escenarios europeos.
“Gravity Waves” y el perfecto ejemplo para colocar a este cuarteto al mismo nivel de bandas como Agalloch, Inter Arma, Pallbearer o YOB y darles una noche estelar en el Saint Vitus Bar en Brooklyn. Algidos azotes a las cuerdas eléctricas, la lenta pero constante y pesada marcha de la batería, la astronomía domina, las estrellas se alinean en pro de la devastación.
“Loop Quantum Gravity”, la demencia espacial que nos envuelve al vernos alejados de la estación internacional que nos tenía enganchados con un cable a la vida primitiva, a la deriva entre el bajo que evoca ondas gravitacionales que nos alejan cada vez más de nuestra zona de confort. Tormentas sónicas que provocan el malestar global.
“The Probe B” y el incierto aterrizaje, el regreso a la tierra prometida y el inicio de una nueva misión para Vinnum Sabbathi: que la gravedad los haga flotar muy alto en cada escenario que visiten, que las buenas críticas de los medios especializados del sludge/doom los sigan inspirando a crear obras aún más majestuosas, que la gente se dé cuenta que no todo en el rock mexicano son viejas glorias y nuevas “magias” que se pierden en estaciones de radio. Lo cruento y pesado también puede resultar catártico e inspirador como observar el cosmos.
8
Jagjaguwar / 2017
20/Ene/2017
En ocasiones devaluamos el sustantivo de “artista o músico”, utilizándolo automáticamente para nombrar a cualquiera que se sube a un escenario en esta industria. Pero bien podríamos decir que el dúo de Sam France y Jonathan Rado, quienes conforman Foxygen, se ganaron a pulso este nombramiento con su más reciente disco: Hang (2010).
Foxygen se ha caracterizado por ser una propuesta musical que desde su base de art-rock psicodélico, experimenta constantemente recuperando y recordándonos lo mejor de diferentes eras, desde David Bowie hasta Led Zeppelin. Esto no es casualidad, ya que tanto France y Rado son músicos multiinstrumentalistas y verdaderos apasionados. Basta apreciar una presentación en vivo para percatarse de la singular exaltación con la que Sam France canta y baila.
Después del curioso y extensísimo álbum concepto ...And Star Power (2014), la banda decidió ser menos pretenciosa y enfocarse más en la calidad de la producción, contando ahora con una orquesta sinfónica para brindarnos un material algo corto –dura apenas 30 min– pero bastante entretenido.
Hang abre genial con la relajada “Follow the Leader” con France entremezclando gritos agudos en conjunto con el coro de chicas que se hizo notorio desde el material anterior. Tiene una melodía bastante memorable que invita a silbarla después de escucharla. Sigue “Avalon”, una canción muy teatral debido a su estructura musical y sofisticada orquestación. También, en esta pieza podemos disfrutar de los intrépidos cambios de tiempo que son singulares con Foxygen. “Mrs. Adams” es otra canción sumamente instrumentada, que por momentos parece perderse entre todos los arreglos, pero que acaba salvándose gracias a unos puentes con excelentes riffs de guitarras.
Por fortuna llega “America” que rompe un poco la monotonía, refrescándote, ya que tiene un contexto navideño con pasajes sombríos y posee una letra que resulta sencillamente irreverente. Después siguen dos piezas bastante cortas y olvidables en comparación a las anteriores, la country “On Lankershim” y una especie de cantaleta sentimental llamada “Upon a Hill”.
El disco cierra fuerte con “Trauma” y su repetitiva pero poderosa letra que habla acerca de los demonios internos que todos tenemos, brinda un resultado hipnótico. Por último, “Rise Up” trata de animarnos con un increíble mensaje positivo y armonía memorable. Posiblemente, la mejor pieza de todo el disco, en donde logran impregnar al rock sinfónico con su estilo particular sin caer en el descaro de otras canciones.
Fuera de ser una excelente pero breve entrega para los fans de Foxygen, Hang puede resultar interesante para aquellos amantes del rock clásico, ya que es una propuesta fresca y diferente a lo común de las producciones actuales.
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