9
Devil In The Woods Records / 2023
21/Feb/2023
A través de Devil in the Woods, la cantante Victoria Reed comparte su tercer álbum titulado Even When It’s Night. Tras presentar su primer adelanto de uno de los temas pertenecientes a la producción “Open It”, publica el repertorio nacido de la pérdida. Se trata de la muerte, de la vida y de todo el amor en el medio que hace que ambos sean importantes.
Producido por su amigo y colaborador de confianza altamente sensible, Autre Ne Veut, y grabado en el estudio de su casa en Ciudad de México durante una etapa de su vida de ternura y fragilidad, es un reflejo de su experiencia, de la perdida, del dolor y de la cantidad de expresiones que se pueden adoptar. El álbum es, en muchos sentidos, un cúmulo de emociones. Sus ritmos son a partes iguales pop y experimentales, construidas a partir de sintetizadores giratorios, guitarras furtivas y ritmos hipnóticos, y la inconfundible voz de Reed.
En su departamento se dispuso a escribir temas a los que sumó instrumentos más tarde. La ciudad se ha convertido en su hogar y sus vivencias permiten darle un toque especial a su pop melancólico. Comenta que las canciones las realizó desde la tristeza y la angustia, hasta la paz total, el bienestar total, la psicodelia total e incluso, en algunos momentos, la alegría absoluta;
Cada single ha sido un contenedor que me ha ayudado a darle espacio a todo esto”.
El material discográfico de Reed se percibe como cartas del tarot de la Suma Sacerdotisa, mientras ella es la mano mística que las arroja dentro de los momentos más importantes de nuestra vida. Es un reflejo de mi experiencia de la pérdida y el dolor, y de la miríada de expresiones que pueden adoptar.
Y así, entre melodías de añoranza, melancolía y crecimiento, Victoria le rinde homenaje a su padre con un álbum cíclico al que enfatizó con el poder de las letras - que tanto se inspiró desde que tenía diez años, y, de una u otra manera, porque siente una especie de consuelo al saber que, en algún lugar o en algún nivel cósmico planetario, aún la escucha atentamente, se mantiene pendiente de cada nota cantada y continúa amando hasta la última palabra.
Reed nació en una familia griega e italiana que creía firmemente tanto en el poder de lo místico como en el poder de la música. Su padre, Alto Reed, ascendió a la fama tocando el saxofón en la Silver Bullet Band de Bob Seger.
La intérprete comenzó a escribir sus propias canciones como una forma de superar la revuelta emocional que se generaba durante su adolescencia. Después de dejar la universidad en Chicago y mudarse a Nueva York, lanzó su álbum debut, Chariot, con una recepción altamente positiva en 2016. Noisey describió el disco como "casi mágico", mientras que Paste elogió que "sangra autenticidad" y Popdust lo declaró como "audaz, atrevido y visceral." Su éxito le consiguió conciertos apoyando a artistas como Citizen Cope y Mason Jennings, entre otros, y le aseguró espacios en festivales tanto en Estados Unidos como en Europa. Actualmente es una cantautora estadounidense basada en la Ciudad de México con su esposo y colaborador Erik Deutsch, quien ha trabajado con muchas personas, desde Norah Jones y Leftover Salmon hasta Shooter Jennings y The Chicks.
Con 11 canciones en su haber y un total de 46 minutos, Victoria Reed se destaca por su propuesta musical de pop experimental. Sus temas están construidos con sintetizadores arremolinados, guitarras furtivas y ritmos hipnóticos, mientras que su voz es suave y cautivadora. Este lanzamiento es un proyecto extraordinario que sí o sí debes sumar a tu playlist.
10
UMG Recording / Quality Control Music / 2023
16/Feb/2023
“the BLACK seminole”, porque no existe una raza pura en la humanidad, porque el mestizaje en sí está en nuestra genética y en la música nuestra verdadera identidad, y así como los ancestros que sufrieron la esclavitud y segregación y encontraron en el canto del gospel su forma de hablar con los dioses, la sicodelia puede envolver cualquier expresión artística.
Porque ese coro femenino que adjunta drama bien pudo ser inspirado por Mahalia Jackson, una de las voces más brillantes del gospel y su causa celestial que Kanye West supo capitalizar en su Sunday Service16, pero también por Clare Torry, aquella voz que bajo la comanda de “piensa en la muerte”, improvisó sobre la música de “The Great Gig In The Sky” de Pink Floyd, y porque también parece que escuché “Breathe (in the air)”, el Dark Side Of The Moon parece, irónicamente, iluminar todo lo que toca. Y es apenas el primer tema del nuevo álbum de Lil Yatchy.
Pondré en una carpeta que se llame “discos que eliminan prejuicios” a Let’s Start Here, igualmente en mi lista de mejores discos del año, aunque apenas haya pasado mes y medio del 2023. “running out of time”, como Silk Sonic en xanax y sizzurp, ese funk que nunca logró Justin Timberlake, ese pitch que solo nos hace cabecear al compás del humo de kush en vez de bailar como Bruno Mars en una tarde de verano en Miami. “pRETTy”, porque esto me recuerda hasta lo inverosímil como Wet Baes o Lara Project, pero luego llegan las barras y recuerdo que, en teoría, es un álbum de hip hop. Pero esto no es Illmatic de NAS o The Cronic de Dre, nada tiene que ver contra la guerra east vs west coast, ni siquiera Ye se atrevió a tanto.
“:(failure(:” cual experimento sonoro con un discurso sampleado, pasajes sonoros con sintetizadores y guitarras que bien pudo haber producido Brian Eno, “THE zone”, más denso aún que el psych rebajado de Tame Impala, de nuevo este funk oscuro que se parece más a The Mission que a los Red Hot Chilli Peppers, un beat que recuerda a la ya vieja escuela del Odd Future, una enorme línea de bajo aderezada con la voz de Baby K y un final glorioso que conecta con “WE SAW THE SUN!”, guitarras a lo Frank Zappa, y de nuevo el climax que evoca la voz de Yatchy atascada de eco, reverb y autotune, porque tal y como Pink Floyd pidió a Clare Torry en aquel domingo en los estudios Abbey Road antes de entrar a la cabina a grabar: “usa tu voz como si fuera un instrumento más”.
Cuando suena “drive ME crazy!” bien podría hacer match la voz de Barry White, esa que encanta serpientes y corazones, pero es una cálida voz femenina la que nos invita, ahora si, a bailar al compás de este himno de música disco lisérgica, los Bee Gees usando las máscaras de Daft Punk, Tony Manero trabado en coca en la pista de 2001 Odyssey Disco en Brooklyn, como si Burial también hubiera producido esta canción en la cual colabora Benjamin Goldwasser de MGMT.
“IVE OFFICIALLY LOST ViSiON”, el espíritu difuso de Juan García Esquivel transmuta en una secuencia inspirada en “On The Run”, otra vez Pink Floyd, una batería que parece musicalizar una escena de batalla, y de nuevo Yatchy callándome la boca, liberándome de toda idea que tenía, porque al verlo en Instagram o las notas de Billboard pensaba que tenía más en común con Tekashy 69 que con Jake Portait de Unknow Mortal Orchestra quien es uno de los productores del album, no todos los artistas con look estridente y braids de colores quieren hacer el próximo “Gucci Gang”, y temas como “sAy sOMETHINg” lo demuestran, ¿esos son coqueteos al vapourwave?, o una vieja cinta de Tears For Fears girando en un walkman con poca batería. ¿Por qué me suena como Team Sleep?, ¿una variante más del extraño mundo del dubstep?, y por eso este album me tiene trabado desde la primera escucha, cada vez que lo pongo le encuentro matices diferentes.
“paint THe sky”, el coro es como si Dua Lipa le pusiera LSD a su matcha latte de la mañana, “sHouLd i B?” y su ánimo synth-pop, Rick Ocasek feliz conduciendo el auto en el cuál ella sí querrá subir cuando sea muy tarde para ir a casa. “The Alchemist.”, nombre muy adecuado para un tema de este disco, la obra de un auténtico nigromante y consumidor de tantos estilos, como debería ser, porque los verdaderos músicos y escuchas no deberían casarse con un solo género, porque esos órganos Hammond cual final anunciación deberían iluminarnos y provocar el ansia por escuchar más música de todo tipo.
Y luego Yatchy juega a ser Radiohead, por qué no. Pocas veces un disco me provoca desmenuzar como una pechuga de pollo hervida, para entender cada matiz, para encontrar tanta similaridad sin llegar al plagio, tal vez justificar cada influencia, o reconocer la inspiración en cada tema, porque “REACH THE SUNSHINE” me recuerda a “Threads”, la última canción del último album de Portishead, hasta parece un tema producido por Peter Gabriel.
A modo de final para esta reseña tal vez voy a parecer a esas señoras que tocaron mi timbre a las 7 de la mañana para ofrecerme la palabra de Dios, pero si pudiera tener muchas copias de este disco a modo de Atalayas para repartir y difundir su legado, lo haría, aunque al final de su escucha, los escépticos lo asociarán más con una ceremonia iluminati que con una alegre alabanza a Jesus.
Haz click en la banderilla para guardar artículos en tus favoritos, ingresa con tu cuenta de Facebook o Twitter y accede a esta funcionalidad.
Avisos