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Columbia Records / 2019
La carrera de Tyler Okonma es una marcada por momentos muy específicos, los cuales ayudaron a construir la figura de El Creador, además de forjar un sonido musical propio del artista californiano. Primero con el colectivo del cuál era líder y co-fundador: Odd Future, Tyler, junto con un grupo de amigos que disfrutaban de mezclar sonidos, experimentar con drogas y patinar las calurosas calles del paraíso estadounidense, se dio a conocer con temas como “Yonkers” y “Goblin”, los cuales distan mucho del trabajo que el también actor ha logrado proyectar en su nuevo material: IGOR.
Esta presentación tan al uso es para adentrarnos en una maraña de atmósferas sonoras, sentimientos musicalizados y discursos enrevesados. IGOR es su mejor trabajo a la fecha. Punto. Lo que había comenzado con Cherry Bomb como una búsqueda de su propio arte, y que tuvo un acercamiento sorpresivamente maduro en Flower Boy, en IGOR se vuelve un momento catártico para el rapero y para quienes lo escuchamos. El álbum suena a todo menos a un disco de rap… bueno, al menos a los que estamos acostumbrados. Es más bien una mezcla bien preparada de los diferentes géneros que dan identidad a Tyler, The Creator, una aproximación a su verdadero yo que pudo salir muy mal, pero que para nuestra fortuna resultó extremadamente bien.
Esto lo escuchamos desde el track con el que abre: “IGOR'S THEME”, una pieza llena de sintetizadores, ad libs de Lil Uzi Vert y Solange, boom bap y un piano que no es más que un intro para todo lo que viene enseguida. “EARFQUAKE” le sigue solo para meternos de lleno al disco; Playboi Carti y el mismo Tyler cantan a lo largo de los 191 minutos que dura el tema en el cuál una mezcla de R&B y soul se mezclan bajo voces pitcheadas que le cantan a un amor lleno de co-dependencia y que establece un mood que apenas cambiamos de track desaparece y da paso a una pieza cargada de la influencia de Daft Punk y Kanye West en la que se pregunta acerca de su estabilidad emocional y los sentimientos que experimenta acerca de su propia relación amorosa.
La psicología propia del disco se debate entre la aceptación por la pérdida de diferentes figuras y personas en la vida de Tyler, y la desesperación por no poder afrontar sus sentimientos de la manera adecuada. Pero no hay un solo momento en el que el álbum caiga en el melodrama.
Con la voz de Jessy Wilson en el fondo, “RUNNING OUT OF TIME” viene a apaciguar los ánimos de desesperación dejados por el corte previo, mientras habla de honestidad y de quitarse las máscaras para poder amar realmente antes de que sea demasiado tarde. Y de pronto volvemos a entrar en otro estado emocional con “NEW MAGIC WAND”, en la que, con un guiño a su álbum Wolf, encontramos sonidos industriales y voces de fondo que terminan de contar la historia de una pérdida inevitable y dolorosa.
Los momentos del álbum parecer ser un reflejo de los del propio Okonma, pues evolucionan y se transforman como lo haría la mente de una persona que mantiene un duelo constante en su interior: momentos inconexos de rabietas y disculpas que van de un lado a otro sin un patrón definido. Géneros como el blues, el soul, el R&B, el rap e incluso electro y trip hop se encuentran y desencuentran a lo largo de los 12 temas que componen el larga duración.
En “A BOY IS A GUN*” vuelve a sonar la voz de Solange en el fondo, esta vez llevando de la mano toda la melodía de la canción y abrazando la cruda palabrería de Tyler. Le sigue “PUPPET”, un track en colaboración con el mismo Kanye, en el que se entremezclan sentimientos de agonía y sonidos melancólicos a la vez que escuchamos frases como “I could wrap this up and get the fuck away instead. What is your wish?” .
“WHAT’S GOOD” es uno de los cortes más interesantes de todo IGOR, en el que los raps de Tyler se hacen notar más que en cualquier otro track del disco, pero que más que montarse sobre la base, se integran a la musicalidad de la misma, mediante el uso de efectos vocales y el flow que se acompasa de manera perfecta con el beat, haciendo que pueda considerarse un tema instrumental. Todo esto para que llegue “GONE, GONE / THANK YOU”, que inicia con una fuerte secuencia de tambores y que de pronto muta a un loop de guitarra eléctrica con una voz armoniosa cantando al frente hasta llegar al coro en el que CeeLo Green nos canta al oído “Whether it's rain or shine, I know I'm fine for now… ”, para al final tener a Tyler rapeando una especie de reclamo por los años perdidos y las mentiras vividas.
Y para el final del álbum tenemos dos de las canciones mejor logradas en él: “I DON’T LOVE YOU ANYMORE” y “ARE WE STILL FRIENDS?”, que se acomodan en los últimos asientos como el epílogo de una novela romántica. Ambos funcionan de manera perfecta entre sí, son como un EP idóneo. Son dos caras de una misma moneda: la ruptura. “I DON’T LOVE YOU ANYMORE” es una carta tranquila, pero pasivo-agresiva, en la que el protagonista se muestra firme y con la intención de seguir adelante con su vida, pero en la que un dejo de necesidad y co-dependencia se puede leer entre líneas. “ARE WE STILL FRIENDS?” es simplemente una continuación que trabaja como antítesis de su compañera y en la que el sonido se vuelve la balada romántica que bien pudiste escuchar en tu baile de graduación si hubieses estado dentro de alguna comedia romántica de los 90s.
Tyler es un músico completísimo y la prueba irrefutable es IGOR. Un disco que bien puedo haber sido un álbum más de rap, pero que, afortunadamente, es una de las joyas de esta década. No es sorpresa que haya llevado al californiano a lograr su primer álbum No.1 en la lista de los Billboard 200. Este disco es una clara muestra de lo que las emociones pueden lograr cuando se mezclan con el arte y termina siendo una apología para su propia infelicidad, una que espero pueda llevarlo a la catarsis y así encontrar la felicidad.