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8
The Null Corporation / 2019
Como decía el escritor francés Anatole France: "Sabiendo sufrir, se sufre menos".
Bird Box es un éxito para Netflix, el filme fue reproducido en 45 millones de cuentas durante su primer semana de streaming, aunque no es una cifra exacta de cuántas personas la vieron, porque una cuenta puede ser usada por más de una persona. En la historia post-apocalíptica unas criaturas invaden la tierra y al ser vistas producen tal terror que lleva a quien las mira al suicidio. Se trata de una adaptación del debut literario de Josh Malerman, quien centra la historia en Malorie (Sandra Bullock) tratando de llevar a dos niños a través de un río a un lugar en donde estarán a salvo luego de cinco años de estar viviendo bajo la sombra de ese miedo. El mundo puede ser un lugar tan cruel que es mejor no mirar. Susanne Bier a cargo de la dirección logra mantener la atención en un thriller con un final edulcorado, distinto a la visión desangelada del libro. En el filme el refugio al que llegan es un hogar para personas invidentes; en el libro, Rick, a cargo del lugar, les dice que si los habitantes han sobrevivido es porque se han quedado ciegos voluntariamente para evitar el peligro que supone mirar a las criaturas. Un final cruel.
Sin embargo, Bird Box es un filme mediano, sin mucha potencia ni eco reflexivo, el previsible relato se queda corto en una actuación forzada, plana y sin matices, sin generar empatía ni poner al espectador en un punto de quiebre, sin sumar alguna línea de pensamiento ni proponer alguna narrativa arriesgada. La narración entrecortada es propia del libro. La música, del lado opuesto, es lo mejor, a cargo de la mancuerna cada vez más recurrente en cine compuesta por los únicos miembros oficiales de Nine Inch Nails, Trent Reznor y Atticus Ross, quienes empujan con sus sonidos hacia los límites del miedo y la desesperanza.
Si hay algo que caracteriza a los ya ganadores del Oscar a mejor banda sonora por The Social Network son las composiciones gélidas, los entramados de capas de sintetizadores violentos, desoladores; las notas de piano tristes, melancólicas y en ciertos momentos beats urgentes, desesperados, ansiosos. Su música acompaña las heridas, físicas o emocionales; si en The Social Network estaba picando en la traición, la soledad y el egocentrismo, en Gone Girl era un telón de fondo para el asesinato, los celos, la rutina de un matrimonio codependiente, una esposa rayando en lo psicópata y un esposo mentiroso; por no mencionar lo enfermizo de un asesino serial en The Girl With The Dragon Tattoo que es desenmascarado por una outsider víctima de violación y profundamente herida por el abandono.
En Bird Box, sus sonidos son una reinvención de sí mismos, tienen su sello, pero no se parecen a lo que han presentado previamente, por momentos los ruidos son atronadores y escalofriantes (“Careful What You Wish For”), su primer thriller post-apocalíptico en donde el terror proviene de las criaturas es un tour de force que sigue infligiendo dolor, y peor aún, miedo. A su ya conocido repertorio de atmósferas espesas se suman violines abrasivos y baterías inquietantes (“Close Encounters”) para mover una historia que mirada de cierta forma podría ser una analogía de un mundo cada vez más cruel que es mejor evitar.
El primer corte, “Outside”, no entró en la versión final de la película, ellos aseguran haber compuesto mucha música y no quisieron que se quedara perdida, así que este soundtrack, de ahí el nombre de abridged (abreviado), es una versión de lo que para ellos es Bird Box. Música igual de post-apocalíptica que la trama, en donde los temas más agresivos y tensos (“Undercurrents”, “What Isn’t Anymore”, “And It Keeps Coming”) son seguidos por otros tristes, pausados, reflexivos (“Looking Forwards and Backwards”, “Sleep Deprivation”, “A Hidden Moment”, “Last Thing Left”), logrando un ritmo fluido en el álbum.
Con este soundtrack queda claro que no basta con cerrar los ojos para evitar los horrores, propios o ajenos, hay otros órganos para percibir el mundo, con el oído viajamos por los paisajes oscuros y de alta tensión que propone la dupla Trent Reznor – Atticus Ross en una decena de pistas poderosas. Las sensaciones que albergan oscilan entre el terror, la desesperanza y la tristeza, siempre presionando en las heridas que supuran dolor, si hay algo que caracteriza a esta mancuerna es su capacidad para acercarse a los linderos del sufrimiento sin que eso sea necesariamente algo negativo.