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Carpark Records / 2019
Es increíble cómo algunos artistas tienen un sello característico en su música. Más allá de una rápida identificación por su voz, a veces solo, es necesario escuchar algunos compases y una clara melodía, para saber a quien pertenece. Tal es el caso de Toro y Moi, nombre artístico del estadounidense Chazwick Bradley Bundick, quien desde 2010 nos ha cautivado con su particular chillwave.
Las obras de Chaz siempre nos proporcionan esa sensación especial, como cuando sales de un interior frío a recibir los dulces rayos del sol en un radiante día. Y ahora, con su sexto álbum de estudio, Outer Peace (2019), es reconfortante percibir que esa capacidad sigue ahí.
El material abre perfecto con “Fading”, que tiene un bajo pegajoso y unos coros agudos que se pierden en la distancia pintando la imagen que uno está entrando a un paraíso. Esto da pie a “Ordinary Pleasure”, repleta de percusiones tropicales y una letra que se quedará contigo por días. Genial primer sencillo de este álbum.
Al llegar a “Laws of the Universe”, por fin se notan los grandes cambios de este disco, que de cierta forma es una bocanada de aire fresco para la carrera del músico. Chaz comentó que después del lanzamiento de Boo Boo (2018) en lugar de hacer una gira, pasó gran parte de su tiempo como DJ en clubs para inspirarse y cargarse de energía para un nuevo sonido. Y efectivamente lo logró, gracias a lo cual tenemos piezas como “Miss Me”, oscura y con toques de tri hop, género que permea las siguientes canciones como, “New House”, un collage de frases entrecortadas y uso de moduladores de voz, y “Baby Drive It Down”, con una textura sensacional que te hipnotiza.
A partir de aquí, el disco ya no se despega de esta línea y sigue con “Freelance”, un poco más relajada y que te seduce al baile con un sensacional puente, así como con “Who Am I”, repleta de samples y beats de música disco de inicio de los 90. Estas piezas, aunque se distancian bastante de la estética tradicional de Toro y Moi, mantienen siempre esa buena vibra y alegría particular. Sin embargo, ya hacía el final del disco, los efectos de voz y carga hacia el hip hop se vuelven monótonos con “Monte Carlo” y “50-50”, no logrando superar la inercia inicial del material.
Sin lugar a duda, es un álbum fresco para el sonido regular de Toro y Moi, que de cierta forma logra transmitir esa idea de ‘paz exterior’ a la que hace referencia el título. Tiene destellos de genialidad, causados porque el Chaz decide explorar y experimentar sin miedo, lo cual generó un resultado relajado y honesto. Desafortunadamente, con esta exploración le hizo falta cierta consolidación, pero considero, que hay que estar agradecidos cuando un artista busca nuevos territorios.