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Tops — Sugar At the Gate

9

Tops
Sugar At the Gate

Arbutus Records / 2017

Artista(s)

TOPS

06/Jun/2017

TOPS, un dulce paseo por gélidos paisajes sonoros.

Bienvenido sea Sugar At the Gate, el tercer álbum de la agrupación originaria de Montreal, TOPS que, sin ser unos genios musicales, me atraparon con el sonido encantador de la amable voz de Jane Penny.

El álbum está acompañado de contagiosos riffs cortesía de David Carriere, y junto con los suaves ritmos de batería de Riley Fleck, hacen evidentes sus influencias musicales y su gusto exquisito, combinando elementos que logran crear una atmósfera bastante tranquila y agradable, como se sintió en su anterior material de estudio Picture You Staring (2014). Definitivamente este álbum nunca será una obra maestra, pero logra hacerme sentir muy bien, y para mí es suficiente para recibir su música siempre con los brazos abiertos.

Sugar At The Gate rescata todos los elementos ya mencionados del disco anterior, pero los lleva más allá. No obstante, la diferencia se encuentra en el modo tan natural en el que fluye el nuevo álbum. En Picture You Staring llegué a un punto en el que me dieron ganas de cambiar la canción, en Sugar At The Gate no me sucedió, pues cada uno de sus tracks goza de sustancia y autenticidad, sumándole a esto una sensación de nostalgia. Seguramente porque los compositores principales (Penny y Carriere) pasaron por una ruptura amorosa durante la creación de este proyecto.

Diría que "Further" y "Petals" son los temas que me lograron cautivar más durante el álbum, pues son los más contagiosos, aunque en ningún momento le quitó mérito a las demás canciones. Existe tracks más tediosos que otros, pero al final, en conjunto se siente bastante bien.

En fin, este nuevo LP es tranquilo, agradable, suave, placentero y por más cliché que suene, quedaría bastante bien para un día lluvioso en plan de relajación junto a alguien cercano, o cualquier otra situación por el estilo. Recomiendo escucharlo completo.

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Roger Waters — Is This The Life We Really Want?

10

Roger Waters
Is This The Life We Really Want?

Columbia / 2017

Artista(s)

Roger Waters

Roger Waters y el eterno déjà vu que calma nuestros males.

“When We Were Young”, el leve latido de The Dark Side Of The Moon era algo casi irrepetible hasta el día de hoy, 44 años después, que Roger Waters, ya sin Alan Parsons de su lado en las consolas, vuelve a emular su magia creativa. Is This The Life We Really Want? Es un disco sin cortes, como si fuera un solo track unificado que debe escucharse en su totalidad, la voz más añeja que aún así alcanza tonos dramáticos, la guitarra acústica que dicta el paso a la lírica introspectiva y rebelde, los ambientes de cuerdas que nos hacen sobrevolar los llanos de Surrey, los samples de cosas que se rompen, un auténtico Déjà Vu, y es apenas el segundo tema.

“The Last Refugee” y los ecos de tiempos pasados emanados de una televisión de bulbos, el piano que ya no es de Richard Wright y un tono que nos recuerda a Peter Gabriel en “The Drop”, porque este disco está compuesto de diversas remembranzas sonoras casi imperceptibles.

“Picture That” y de nuevo las voces subliminales que parecen emanar de nuestras cabezas, el pulso siniestro, el andar sátiro del bajo y la batería, los sintetizadores marcando el paso a la crítica de la visión actual de los sucesos importantes e incluso de los cuales tendríamos mejores recuerdos que un video pixeleado y con pésimo audio: “Follow me filming myself at the show, on a phone from a seat in the very front row”.  

“Broken Bones” y su invocación ancestral, un carraspeo, las cuerdas de una guitarra acústica, los violines convalecientes, de nuevo los recuerdos que construyeron The Wall salen a flote evocando el final de la Segunda Guerra Mundial y trasfigurando en los lamentos actuales, de Inglaterra a Teheran el mismo dolor por las pérdidas, la música como la esperanza que resiste los embates de los bombardeos.

La canción que da título al disco como la causa de su creación absoluta, frases poderosas que condenan a la humanidad: "It’s not enough that we succeed. We still need others to fail". La crítica a los nuevos tiranos que tan solo son la punta del iceberg, porque todos tenemos un dejo de culpa al omitir la maldad que causa daños colaterales por todo el planeta. Olviden los coros repetitivos de los próximos temas candentes del verano y a los artistas anglo tratando de conquistarnos con un burdo castellano, Waters tiene poderosos mensajes para cimbrar nuestra conciencia política en donde sea que lo escuchemos: “And every time a journalist is left to rot in jail, every time a young girl’s life is casually spent, and every time a nincompoop becomes the president”.

“Bird In a Gale” para continuar con la angustia, seguimos corriendo como el infierno, “The Most Beautiful Girl” y su perfecta calma para entender la conjunción entre Nigel Godrich y David Campbell que con sus collages sonoros y arreglos orquestales complementan perfecto la obra en su totalidad. “Wake Up And Smell The Roses” para volver a la tónica de tiempos pasados y “Wait For Her” para darnos cuenta de que hay vida más allá de Pink Floyd. En algunos pasajes vocales es inevitable recordar a Leonard Cohen.

“Oceans Apart” como preludio al gran final con “Part Of Me Died”, como una parte de cada uno de nosotros que se pierde cada día entre el caos y las malas noticias, que discos como este nos den esperanza y aprendizaje, que nos dejen ver que para un artista hay mucho más que ser el ícono de una banda que quizá nunca volvamos a ver en vivo. Que Roger Waters nos siga sorprendiendo con sus shows pero también con la música que lo ha convertido en un poeta esencial para todos aquellos que nacimos con su legado a cuestas, crecimos con su obra no tan reciente y que compartiremos en el futuro todo lo que nos dejará.

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Tops — Sugar At the Gate