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TOKiMONSTA Music / 2020
A Oasis nocturno hay escucharlo varias veces y en distintos estados de ánimo. Si bien esto se hace con cualquier disco, hay unos que ya no ofrecen mucho y otros que parecen interminables; así, poco a poco se abren otras perspectivas y se encuentran detalles musicales que antes pasaron desapercibidos. Esto para sorprendernos de buena manera. Y por momentos es lo que logra este material compuesto por 12 temas.
Este disco es un prisma con muchos beats en medio del silencio. En cada canción se esconden distintas caras sonoras que lo van complementando conforme avanzan los minutos.
El más reciente álbum de la productora TOKiMONSTA, parte de una canción con tintes pop cien por ciento atmosféricos, donde la también DJ decide lucir su talento en la canción de apertura: “Love That Never”, antes de presentar una gama de géneros logrados con otros colaboradores.
Y ya en el segundo tema: “One Day”, nos estamos regocijando con la excelente entrega gracias a la fusión de talentos y las voces de Bibi Bourelly y Jean Deaux. La letra, quizá de las más personales del disco, habla de recordar el pasado y verlo desde una situación gloriosa, sin que esto no evite sentir algo de dolor
“Get Me Some” tiene un esqueleto jazz bop que se pulveriza para dar paso a un estilo más R&B. Y aquí es cuando se devela toda la mágica intensión de TOKiMONSTA: la búsqueda de un disco lleno de dinamismo; de ritmos esparcidos y canciones que cambian de velocidad y cambian de texturas una y otra vez.
Tal como se muestra desde el inicio éste es un álbum con toda la intención de ser una máxima declaración de libertad creativa. Aunque no se logra en su totalidad, claro que se agradece la intención.
Oasis nocturno por momentos suena bastante bien logrado, en su centro; pero la mayoría de las veces no logra cuajar la faena musical completa. Las canciones (más cuando la artista va sola) dan la sensación de estar inconclusas. Queda la impresión de que las piezas no embonan ni sutilmente. Como si toda esa fuerza creativa dispersa perdiera energía entre tantos puntos que quiere expresar.
A la placa la rigen dos fuerzas: una cuando las canciones son en su totalidad de TOKiMONSTA, como “Renter’s Anthem”, donde funk y electro se funden; y por otro lado están los temas que surgen cuando el genio de la productora se mezcla con el de otros, por ejemplo: “Fried for the Night”, donde Earthgang, sus invitados, lucen en su máximo esplendor. Una canción muy arriba llena de hip hop y diversión en todos los aspectos, incluso en la letra. Seguramente de las mejores.
Así, en este disco encontramos alguna joya que se revela después de escuchar varias veces lo mismo. No hay un hilo conductor definido que teja la secuencia de canciones, no tendría por qué existir, claro está; pero si no existe tampoco que haga falta su existencia, como aquí sucede.
Esto se muestra con más fuerza a partir de “Come and Go”, octava canción de Oasis nocturno, donde la tranquilidad llega en una composición muy R&B. Después de ahí queda la sensación de que sobran cuatro canciones. Éstas ya no van hacia algún lado, tampoco se quedan para construir. Aunque la décimo segunda tiene algo distinto al resto: una atmósfera de intraquilidad, misteriosa, que incluso llega a rozar lo tétrico. Y esto resulta positivo para el disco, sin embargo llega tarde porque después de ahí todo ha finalizado.