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Rise Records / 2019
Cuando el Siglo XX estaba a punto de llegar a su final, un trío tomó por asalto a la soleada ciudad de Los Ángeles. De nombre Tiger Army, lo más característico era su estilo que sonaba a muchas cosas pero al mismo tiempo tenía un sello particular. Los propios integrantes confirmarían años más tarde que la etiqueta punkabilly era con la que se sentían más cómodos.
Han pasado más de dos décadas desde que el combo pisó por primera vez los escenarios y pese a todos los contratiempos, se mantiene de pie. El camino no ha sido fácil, por lo que las separaciones y los descansos prolongados han sido una constante en todo este tiempo.
Ahora, en pleno 2019, el tridente californiano presenta su nuevo material. Lo cierto es que desde hace algunos años el proyecto ha dejado de ser un verdadero grupo en el que impere la democracia. Ahora se trata de la banda Nick 13, el guitarrista y único integrante original que se mantiene.
Publicado por Rise Records, el álbum presenta 13 canciones en las que se mantiene la combinación de agresividad y melodía que ha caracterizado a Tiger Army. Son canciones duras pero que al mismo tiempo fáciles de recordar y cantar. Los coros amigables y un manejo de los ritmos han sido su máxima virtud.
Pero si existe una novedad con respecto al pasado es la incorporación de sonidos que, en apariencia, parecen ajenos al punk. Como nunca antes se escuchan referencias al country y algunos guiños al western. Lo que es claro es que Nick 13 ya no es un veinteañero y todo el conocimiento acumulado a lo largo de su carrera parece querer reflejarlo en su obra.
Por otra parte, tampoco es que exista un cambio radical de sonido. Las canciones aceleradas protagonizadas por el contrabajo se mantienen presentes. La diferencia es que ahora el trío se abre a nuevos horizontes. Ahora además de mostrar idolatría por The Meteors, Nekromantix y Misfits también hay partes que recuerdan a Hank Williams y las composiciones que Ennio Morricone hizo para los filmes de Sergio Leone.
Como si se tratara de una película, el material abre con “Prelude: Tercio de Muerte”, una pieza instrumental que lentamente avanza en velocidad. Parece ser una característica de todos los álbumes de tridente iniciar de esta forma. A la suma de batería-guitarra-contrabajo se agregan algunos sonidos espaciales que buscan replicar una abducción alienígena.
A su vez, en “Devil That You Don't Know”, primer sencillo que se desprendió del trabajo, se escucha una notoria referencia del rock & roll primigenio de los 50. Está presente el espíritu de Buddy Holly, Ritchie Valens y Chuck Berry. En cambio, “Death Card” muestra otra cara del poliedro sonoro que domina Tiger Army al traer de regreso el acelerado psychobilly de sus inicios. Pero cuando se trata de sorpresas la mayor es “Mi amor la Luna”, una melancólica pieza cantada en perfecto castellano que invita a la introspección.
A diferencia de los primeros trabajos de la banda en los que existía un sonido dominante, ahora se aprecia una mayor riqueza musical. Al incorporar más estilos se ha llegado a nuevos territorios, lo cual es benéfico para captar nuevos fanáticos, pero puede ser contraproducente para los puristas del psychobilly.