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8
2023
Sesión de escucha en una tarde de viernes en una terraza, tratando de encontrar cierta tranquilidad entre el ruido de los autos zumbando por el Circuito Interior, el aire fresco de la noche, siempre necesario, la comodidad de una silla Acapulco, una espera que resulta en tiempo necesario de reflexión.
La cita era solo un pretexto del próximo lanzamiento de Que Dios Te Maldiga Mi Corazón, la versión acústica de The Mars Volta, material homónimo editado hace apenas unos meses, del cual hice la reseña anteriormente, y que tuve a bien en entender su proceso creativo de mejor forma después de platicar con Omar Rodríguez-López previo a su visita al pasado Festival Hipnosis.
Al comenzar a sonar las primeras notas de “Blacklight Shine”, a la par de parecer el inicio de un ritual de bomba puertorriqueña donde se invocarían viejas almas al baile, el espíritu meramente acústico me recordó a las primeras notas de “Chan Chan”, y si no conoces a este personaje, te recomiendo que vayas en este preciso momento a tu plataforma de streaming favorita y escribas en el buscador: Buena Vista Social Club. Álbum editado en 1997 y que es fundamental para entender el desarrollo de la música cubana y latina, de la cual escucharás distintos destellos a los largo de esta travesía sonora.
Pero también, a modo de recordar o pensar: “esto me suena a algo”, también me vinieron a la mente los Caifanes, y esa suerte de ánimo folklorista en la percusión prehispánica que podemos escuchar en su tema “Afuera”. No tengo afán de comparativa, simplemente es señalar a lo que me sonó en primera instancia. Apenas era el primer track y lo más emocionante esperaba.
Es así que “Graveyard Love” es una suerte de trip-hop folk bañado por la brisa del mar del viejo San Juan. El sonido del contrabajo que marca un paso delirante y nostálgico, cual arritmia de un corazón desolado, que entre cada nota busca su salvación. Tumbas y tambores que asimilan el lento sabor de una salsa infernal, como si el disco Siembra de Rubén Blades y Willie Colón hubiese basado su inspiración en algún cuento de H.P. Lovecraft.
“Shore Story” y su tranquilidad, esa que tal vez recapitulando los inicios de la banda nunca imaginamos, “Concertina” te dejó tirado en el mar, y este tema puede ser un redescubrimiento melódico, más que de la evolución acústica, de la voz de Cedric Bixler-Zavala. Un ligero golpeteo a la fina madera de una guitarra acústica, el piano emulando la era espacial de Juan García Esquivel, una extraña suerte de danzón lisérgico para recuperar bailando lo que perdimos en el Kumbala, una pieza que entre las pinceladas del piano se destroza como florero de cristal.
En “Blank Condolences” figura un piano Rhodes y la voz de Cedric a modo de plañidera que emana un drama tal que hasta resulta inspirador, de nuevo ese contrabajo de jazz triste, o de son de luto combinado con la mística santera, la tonada de Eleguá para abrir caminos, el mismo de la gorrita de Peso Pluma, el mensajero príncipe que inspira a crear, pero también a destruir. Me suena como que en un universo paralelo, este ritmo es el mismo que traza la labor de desbellote del plátano, como si cada paso se combinara con el zumbar del machete rompiendo el silencio que encierra la selva.
Y entre algunas risas innecesarias y pláticas difusas alrededor, la escucha continuó únicamente alegando por una calma interna, con una desconexión total y con una atención que se veía coartada únicamente para hacer apuntes en mi libreta, hubiese preferido un lugar más adecuado para apreciar la acústica, para digerir “Vigil” como se debe. Y es que este tema, al igual que en su versión eléctrica, me parece una de las canciones más brillantes, y a la vez digeribles, de la obra de The Mars Volta. Qué tal que Julio Venegas solo está perdido en un agradable sueño en vez del delirio que musicalizó la triste historia de Cerpin Taxt.
Ya para cuando sonó “Que Dios Te Maldiga Mi Corazón” estaba totalmente inmerso en la música y en su ritmo que me hizo pensar: “maldita sea, por qué no sé bailar”, si no fuera tan introvertido me hubiera levantado a improvisar unos pasos, total, nadie me hubiese grabado para ponerme en evidencia o burla en TikTok porque nos habían quitado nuestros teléfonos. Celia Cruz estaría orgullosa de tanta azúcar.
“Cerulea” me devolvió al modo funebre, ese que te provocan canciones tristes como “Sailing” de Rod Stewart o “Mull of Kintyre” de Wings, pero también me recordó a un folklor inspirador que me trae vuelto loco desde que lo escuché por primera vez: “Que Salga El Sol” de Daniela Escalante, guitarras, tambores y un ritmo que de alguna forma te levanta de la arena después de haber estado toda la noche gritándole al cielo en el filo de la tierra.
“Flash Burns From Flashbacks” y esos aplausos que recuerdan al flamenco, lento y amargo animal hecho ritmo, de nuevo la ceremonia de la bomba como manifiesto e inspiración de esta obra. “Palm Full of Crux” y de nuevo la melodía y calma de la voz de Cedric, las cuerdas de nylon de una guitarra solitaria que llama a doña nostalgia, no quiero amarte llorona, simplemente recordar el frío beso de tu despedida.
“No Case Gain” y su siniestro desliz donde predomina el bajo, los aullidos de Cedric como de un lobo solitario y perdido buscando rumbo entre las estrellas. “Tourmaline”, y cada canción suena mejor que la anterior, Omar y su afinidad con cualquier tipo de guitarra, y en esta ocasión con un fino instrumento hecho de madera, se mimetiza completamente con la sustancia que emana, más tranquila, más penetrante, pero igual de inspiradora que las cuerdas de metal que se enredan entre pedaleras de efectos.
Debo dar un repaso a los 3 últimos temas del disco que me parecieron bastante flojos al respecto de los anteriores, no culpo a la atención o a la escucha, simplemente basado en mis notas siento que así fluye el material, que en su totalidad es una enorme bocanada de aire fresco ante el panorama musical actual. Que siga lo bélico y regional fluyendo, pero que también The Mars Volta suene para romper con toda idea que tengas de ellos, ya que en su actualidad, y tal como resalté al momento de analizar su disco homónimo, están en una época por de más brillante en su inventiva, inspiración y búsqueda de trascendencia.