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Because Music / 2018
Los hermanos Limiñana llevan ya un buen rato experimentando con el psyche garage. Su más reciente trabajo discográfico Shadow People posee un sonido desértico salpicado de un fino fuzz vintage. Los complementos y arreglos de varios juegos de cuerdas dan como resultado un acabado semi-árido. Complementariamente, la alternancia de idiomas –inglés y francés–, más las distintas voces invitadas, imprimen un colorido espectro de tonalidades y texturas al álbum.
El dúo está compuesto por la baterista Marie Limiñana y por el bajista, guitarrista, y también arreglista, Lionel Limiñana. Ambos se turnan en las vocales. Instrumentalmente se entienden tan bien que da la impresión de que su lengua materna es la música. En conjunto, ensamblan áspero; mientras la batería marca el ritmo a galope veloz; el bajo resuena en seco, crudo y reverberante.
Dignos representantes de su ciudad Perpignan, poblado adscrito al flanco sur de Francia, los hermanos comenzaron su carrera en 2009. Su propuesta musical continua los preceptos de Serge Gainsbourg y combina elementos yé-yé. Su sonido, por momentos remite a un Echo and the Bunnymen subido de tempo, a lo pletórico de The Brian Jonestown Massacre y a lo irreverente de The Clinic.
Luego de varios sencillos sueltos, en 2010 publican su álbum debut y homónimo a través del sello con sede en Chicago, Trouble in Mind. Dos años después llegó Crystal Anis respaldado por HoZac Records. Le siguió el exquisito y multireconocido Costa Blanca (Trouble in Mind, 2013) que los puso bajo los reflectores.
Después de un tiempo girando por distintos festivales internacionales, volvieron al estudio cargados de un impulso creativo que no ha cesado. En 2016 publicaron Malamore. En “The Train Creep A-Loopin”, el tema que cierra la grabación, invitaron a Pascal Comelade quien ha trabajado, entre muchos otros, con PJ Harvey. Producto de esta experimentación, el mismo año se editó un disco colaborativo bajo el título de The Nothing-Twist. De lo que había quedado en el tintero de The Limiñanas fue editado el EP Woods/Inventor.
En 2017, el vocalista de The Brian Jonestown Massacre es llamado a participar en una canción que terminaría por bautizar a un EP, Istanbul Is Sleepy. En este material de cuatro pistas figura la oscura pieza “Shadow People”, de la cual despuntaría la experimentación que dio materia al presente álbum.
La versatilidad de esta reciente entrega sonora radica en la cantidad y calidad de músicos invitados, tanto los de soporte como los colaboradores en tracks específicos. En cuatro de los diez temas que componen Shadow People intervienen Anton Newcombe, Emmanuelle Seigner, Bertrand Belin y Peter Hook.
En absoluta consonancia con el título, “Ouverture” nos lleva por un paraje industrial en donde las máquinas trabajan a todo vapor. El bajo resopla electricidad estática, mientras la batería golpea inclemente como un gran pistón. Los cascabeles nos recuerdan a la arena del desierto.
“Le Premier Jour” es más tranquila. Una gruesa voz masculina suelta versos reflexivos en un francés abotargado. En “Istanbul Is Sleepy”, la profunda voz del líder de The Brian Jonestown Massacre imprime un sello de melancolía que contrasta con compás acelerado. La distorsión de guitarras refresca como una lluvia de verano.
“Shadow People”, el tema que bautiza al disco es juguetón. Coros cuasi-fractales, cascabeles chillantes y teclados edulcorados, centellean mientras Marie Limiñana y Emmanuelle Seigner intercambian versos agudos.
Para regresar a lo árido: “Dimanche”. La quinta pista del disco va acelerando hasta una fina distorsión. La voz del francés Bertrand Belin va disolviéndose en ácido hasta la liquidez. Peter Hook viste con coros y una tenue línea de bajo la siguiente canción, “The Gift”; Marie juguetea en su característico inglés que arrastra el siseo del francés.
Luego de las cuatro colaboraciones vocales consecutivas llega un tema instrumental, "Motorizatti Marie". 3:55 minutos de jam que funcionan como un puente hacia lo que será el cierre del disco. Hay en el arranque de "Pink Flamingos" un falso inicio que recuerda a "Plastic Machinery" de The Charlatans. Con un dejo de melancolía, las letras discurren entre coloridos teclados y toques eléctricos.
"Trois Bancs" es densa y peligrosa. Los coros fantasmáticos añaden dramatismo a la ya de por sí resonante voz de Lionel. Fresca como un balde agua fría es "De la part des copains", la canción que cierra el álbum. Como marcha fúnebre, la melodía anuncia el inminente final. No hay versos; solo un ensamble instrumental que va decayendo hasta terminar como un soplo de vida que se extingue. Shadow People, el sexto material discográfico de The Limiñanas es versátil y aventurero. Una travesía por parajes industriales, planicies desérticas y un oasis de distorsión.