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Lonely Cat / 2018
Es reconfortante escuchar la música del ayer, sin importar cuál sea tu ayer. Para algunos, The Kooks y su disco Inside in/Inside Out junto a su icónica “Naive” son emblemáticos: uno de los himnos de nuestra generación. En su segunda entrega Konk, no se quedó atrás y nos dio otros cuantos para cantar a todo pulmón. 14 años después, después de un poco de experimentación, The Kooks regresa a sus raíces, a un espíritu relajado y romántico.
El quinto álbum de la banda es justo lo que su título transmite. En Let’s Go Sunshine, The Kooks entrega su esencia, su verdadero yo. Let’s Go Sunshine es sencillo, vibrante y hasta acogedor. Con un “Intro” de coros desfachatados a capela de “No Pressure”, se abren las puertas a un desahogo de diversión.
“Kids” definitivamente es The Kooks. Comienza sonando como Junk of the Heart para transformarse en algo que recuerda a “Do You Wanna”. El beat continúa con “All The Time”, canción que dieron a conocer hace unos meses y que seguro será de las más coreadas en vivo. Todo sigue bien, consistente y con un sonido constante muy familiar.
Sin embargo, tanta similaridad resulta en un mar de ecos a toda la discografía de la banda, lo que hace que “Believe”, “Honey Bee” e “Initials for Gainsbourg” pasen desapercibidas. Por otro lado destaca “Four Leaf Clover”: con un sabor pegajoso y una letra cínica y refrescante. Y algo similar pasa con “Tesco Disco”, que suena como la versión acústica de sí misma, lo que es parte de su notoriedad.
En general, Let’s Go Sunshine es puramente The Kooks. No obstante, no es lo más relevante que la banda británica haya o vaya a entregar; tal vez sea que quienes los llevamos en el corazón ya crecimos un poco y superamos su sonido, o tal vez sea que faltó un poco de audacia e inspiración.