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Artificial Plastic Records / 2017
15/Abr/2017
Hace 19 años que la banda escocesa The Jesus and Mary Chain dejó un gran vacio en el shoegaze; justo cuando estaba en su apogeo. Ahora, la agrupación está de vuelta para presentar su nuevo álbum, Damage and Joy. El material salió a la venta el 24 de marzo y fue concebido como una continuación de su antecesor, Munki (1998).
Para sus seguidores es satisfactorio escuchar novedades; para los que quieran adentrarse en este subgénero, podría ser un buen comienzo.
Es fácil distinguir su sonido tan característico. La banda ha conservado su estilo musical -apuntalado desde su primer trabajo, Psychocandy (1985)-. Esta pausa les ha servido para mejorarlo.
De 14 canciones que contiene esta nueva producción musical, seis cuentan con colaboración de reconocidas féminas, entre ellas, Hope Sandoval y Mazzy Star. Además, participan: Youth en la producción y el bajo; Phil King, bajista de Lush; y, Brian Young, en la batería.
“Amputation” es la rola con la que nos adentramos en este nuevo disco. Ritmo seductor que se siente desde los coros, la guitarra acústica, el sintetizador, el bajo y las distorsiones musicales.
La segunda canción es “War on Peace". Comienza desde abajo para subir la intensidad poco a poco con el amplificador, las voces, las guitarras distorsionadas y las tarolas.
En “Get On Home”, la letra habla vagamente sobre el rock, el LSD y MTV. La música inicia con un sintetizador que suena como encender un televisor sin sintonía; acelera el ritmo desde el principio y sigue amenazante hacia el final.
“Los Feliz (Blues And Greens)” es el parteaguas para la segunda mitad del disco. Se escucha un poco melancólica por la calma que transmite hasta el final.
“Can´t Stop The Rock” es la canción con la que se cierra este trabajo que trajo de vuelta a The Jesus and Mary Chain. Marca un fin melódico y equilibrado; se despiden mediante un “stop”.
No sabemos cuándo volverán con una continuación de esta entrega que nos han dejado este 2017. Escúchenlo y júzguenlo ustedes mismos.
8
Columbia Records / Mute Records / 2017
15/Abr/2017
Depeche Mode es una banda que no sólo revolucionó la música; sino que, a pesar de todo pronóstico, consolidó en la escena mundial la idea de que el rock y el blues pueden fusionarse con samplers y sintetizadores.
Los también llamados “padres del rock electrónico” regresan cuatro años después de su ultima producción de estudio, Delta Machine (2013). Su décimo cuarto álbum de estudio se titila: Spirit. Y, si bien no es su mejor producción, hay algunas canciones que vale la pena rescatar, sobre todo por sus letras.
Spirit está enmarcado por la voz potente y penetrante de Dave Gahan, los sintetizadores y el bajo de Andrew Fletcher y, la visión de su letrista principal Martin Gore (quien funge, también, como segunda voz, tecladista y guitarrista).
El primer track, “Going Backwars”, afirma que no hemos evolucionado. Hemos perdido el control. A pesar de la tecnología, retrocedemos en pensamiento a la época de los hombres de las cavernas.
Depeche Mode nos pregunta “Where’s the Revolution” (?). No se refiere a una armada; sino, a ideas de progreso como sociedad.
El álbum tiene altas y bajas en cuestiones rítmicas. Un claro ejemplo es que tras dos canciones fuertes llega “The Worst Crime”, una melodía calmada que, sin embargo, no quita el dedo del renglón. Hablan del peor crimen. Los ingleses culpan directamente a la desinformación, a los líderes equivocados y a los lectores sin educación.
En tan sólo tres canciones su postura es clara. Todo esto con música que verdaderamente llena y seduce a los oídos, -aunque, por momentos, se llega a extrañar al viejo Depeche.
“Scum” irradia furia y descontento. Con “You Move” (compuesta por Dave Gahan) dan un giro. Este es un track que bien podrías dedicar a alguien o simplemente sería parte de la playlist para esas noches de descontrol; pues, “But I like the way you move for me tonight” (Pero, me gusta la manera en cómo te mueves para mí esta noche).
“Cover Me” te regresa al mood tranquilo. Los sintetizadores no cesan, mantienen el estilo al que Depeche Mode nos tiene acostumbrados. Mismo caso con “Eternal”, una canción perfecta para declarar amor eterno. Al llegar a “Poison Heart” tu corazón se rompe, el romanticismo desaparece y Dave Gahan -con una melodía cercana a un blues- dice “You have poison in your heart” (Tienes veneno en el corazón).
“You can forsake me, try to break me, but you can’t shake me now” (Puedes abandonarme, tratar de romperme, pero no puedes sacudirme ahora) es un verso que se rodea de beats acelerados y cambios de ritmo. “So Much Love” es una muy buena canción, sobre todo para aquellos que no se dejan quebrar por nada.
“Poorman” nos regresa a la voz de Gahan. Se manifiesta contra una sociedad que deja a un lado cosas realmente importantes, como la persona que muchas veces está a nuestro lado y ni siquiera la miramos.
Spirit es un álbum con múltiples giros. Quizá tiene ritmos más lentos y melodías que no inciten a moverse tal como sucede en sus otras producciones; sin embargo, su contenido lírico es bastante bueno y se manifiesta sin llegar a lo molesto.
Es un disco que confronta al escucha con la realidad social del mundo en el que vivimos.
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