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Dirty Water Records / 2021
La vida está llena de complicaciones como para hacer lo mismo con la música. Por eso resaltan bandas como The Control Freaks que buscan lo contrario. Mientras más simple y sencillo sea, mejor. No hay adornos innecesarios ni muestras de virtuosismo, solo punk rock sudoroso ejecutado por personas normales como tú y yo. El actual caos que impera en el mundo fue solo un pretexto para que el cuarteto se encerrara en el estudio de grabación y el resultado es el tercer LP del grupo.
La mente detrás del proyecto es Greg Lowery, una de las personas más necias y persistentes del mundo. Al menos esa es la única explicación lógica para entender su insistencia por mantener viva la música ruidosa desde hace más de tres décadas. La mayoría de sus contemporáneos ya se cansaron y se retiraron de la música pero él sigue bastante activo. Su pasado incluye proyectos como Supercharger, The Rip-Offs y The Zodiac Killers. Junto a The Mummies es uno de los máximos emblemas del low budget rock en donde lo más importante es la actitud y no el dinero.
Todo esto sirve de presentación para el nuevo trabajo del cuarteto californiano aunque como era de esperarse no hay sorpresas. El álbum suena exactamente igual a los dos anteriores y es muy probable que también a todos los que sean publicados después. Todo se basa en canciones de dos minutos o menos con gritos cavernícolas no aptos para personas de oídos sensibles. Parece sencillo pero son muy pocos los conjuntos que lo consiguen sin sonar aburridos.
Alguna vez Keith Morris de Black Flag y Circle Jerks dijo que a una canción se le tenían que quitar todas las partes inservibles y dejar solo lo valioso. Precisamente eso es lo que se puede esperar de las composiciones de The Control Freaks. Son puros ganchos al hígado que no dejan descansar, directo y a la yugular.
Para este nuevo LP hubo un cambio de integrantes con la incorporación de Amy Munoz en la guitarra rítmica y Rob-2 en la batería. Aunque ni siquiera eso consigue un cambio en el estilo porque el sonido se mantiene intacto. Desde la inicial “Get Some Help” comienza la carnicería con una batería que jamás se queda quieta y de inmediato incita al headbanging y agitar los vasos con cerveza por todo lo alto.
Por otra parte, las voces se complementan entre los gritos salvajes de Greg y los chillidos agudos de Amy. Cada uno aporta lo suficiente para darle dinamismo a cada una de las 13 piezas del material, destacando algunas como “F.B.I.” y “Lockdown” porque de una frase corta que se repite de forma incesante se obtuvieron canciones completas.
Hacer mucho con poco no solo es el principio de la contabilidad sino también el de muchos grupos de punk. Algunos insisten en afirmar que el rock está muerto porque no conocen lo que se hace en las alcantarillas pero aquí hay un cuarteto que confirma que la música ruidosa está más viva que nunca.