Inner Ear / 201333
16/Dic/2013
Como si de una última patada antes de morir o una eyaculación post-mortem se tratase, Am I Vertical? de la banda los Angelina The Callas llega a nosotros, simples mortales, en forma de uno de los mejores y más completos discos que este año haya querido, intentado y podido dar.
Lo primero que se identifica en el álbum es la variedad entre sus cortes, en los que una veces resalta la vocalización con efecto de eco, cual J. G. Thirlwell, y otras la limpia y directa voz de mujer muy a la François Hardy, acompañada de envolventes líneas de bajo como los de Kim Deal y estridentes guitarrazos tipo Gary Lucas.
¿Qué es este híbrido musical?, ¿un nuevo género o una fuerte dosis de anabólicos en algo que habíamos dado por flácido? Más allá de un entendimiento de vanguardia, contribución artística o pretensión intelectual, estamos frente al cuarto lanzamiento de una agrupación que, en sus propias intenciones, se compara más un colectivo que una banda de rock, logrando con esto la atención de Jim Sclavunos, segundo y más longevo baterista de The Bad Seeds quien produce, compone y hasta toca en el LP. ¡Los gritos, los coros y las armonías caóticas! ¡Tenemos un ganador!
Más que sonar al garage-revival que ha estado floreciendo en estos tiempos tan locos que vivimos, The Callas suena a todo lo que la etiqueta “alternativo” pudo haber englobado durante las últimas tres o cuatro décadas, desde Big Black y Shocking Blue, pasando por The Psychedelic Furs y Devo, hasta The Gonks y The Vines, sin soltar el dedo en esa premisa de ser una banda que, por medio de sus influencias, busca ofrecer un trabajo completo y sobresaliente. Cualquier canción puede ser un sencillo radiable y ser un arma de aturdimiento en tercer grado. Preciso, directo e inteligente. Garage rock con la cabeza y el corazón, combinación letal e implacable.
Es difícil aceptar, cuando uno ya daba por terminado el 2013, este tipo de álbumes que ejemplifican como debe sonar el garage rock en estos días. Una influencia de aquí, una aspiración por acá; sin duda, todo lo que debería de salir cuando se existe entre The West Coast Pop Art Experimental Band y The Kills.
¿Cómo es que Am I Vertical? no se ha vuelto ya clásico? ¡Las letras, maldita sea! “odio tu corte de cabello hipster y la mugre en tus pantalones… te odio porque soy como tí”. 30 minutos es todo lo que necesitan, damas y caballeros. ¡30 minutos y descubrirán a su nueva banda favorita!
¿Van a seguir leyendo esta reseña o van a ponerle play?
13/Dic/2013
Deicide
In The Minds Of Evil
Century Media
2013
Terminamos el que fue un buen año para el metal con el nuevo álbum de Deicide lanzado apenas el 26 de noviembre. Esta banda, como muchas del género, ha sufrido desencuentros y separaciones, pero la fuerza y brutalidad debe seguir fluyendo, es por eso que las heridas sanan y la creatividad persiste.
Tras la partida de los hermanos Hoffman y el desfilar de miembros de bandas como Iced Earth y Vital Remains, Deicide ha encontrado de nuevo una estructura ideal gracias a Jack Owen, miembro fundador de Cannibal Corpse; Kevin Quirion, quien hace su debut en el estudio con la banda después de mucho trabajo en directo; Steve Asheim, baterista fundador y semper fidelis del maligno supremo Glen Benton, una de las verdaderas majestades satánicas.
In the minds of Evil comienza con su canción homónima,como la mano del demonio que emerge del suelo después de su letargo. “Thou Begone” incita al wall of death, porque a esta banda se le tiene que ver en vivo alguna vez. “Godkill”, como si no hubiera suficiente blasfemia en este y todos los discos de Deicide, banda que no teme al poder de la censura o las buenas costumbres, letras que atacan al cristianismo y sus matanzas, a los sacerdotes y sus depravaciones, la música que una madre cristiana no quiere que escuchen los hijos que dios le mandó.
“Between the flesh and the void”, ritos de auto-mutilación figurativa, metáforas de fuerza y vida eterna, “Even the gods can bleed”, el final se acerca, música apocalíptica para tiempos difíciles que necesitan catarsis como esta: riffs impresionantes, solos bien elaborados, sin caer en la obviedad del picking y el pitch bend, cambios mecanizados de ritmo, un perfecto balance entre la brutalidad y la técnica, como debe ser el buen death metal.
Ninguna canción pasa de los 4 minutos, Deicide es directo y brutal; no necesita ambientes de fondo o largos solos de guitarra. Tal vez, para algunos que no están acostumbrados al género, puede parecer un disco repetitivo y mecánico, pero para los que aprecian el legado de bandas como esta podría ser considerado como uno de los mejores discos de metal del año.
Glen Benton alguna vez dijo que se suicidaría cuando cumpliera la edad de Cristo cuando fue crucificado, después se retractó diciendo que dicho acto es sólo para los cobardes y prefirió seguir entregando música siniestra como esta, porque, como dice la frase que da inicio a este disco, some men just want to watch the world burn.
Haz click en la banderilla para guardar artículos en tus favoritos, ingresa con tu cuenta de Facebook o Twitter y accede a esta funcionalidad.
Avisos