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4AD / 2018
Después de lanzar Last Splash, disco que vendió millones de copias alrededor del mundo y convirtió a The Breeders en una banda de culto, su vocalista y guitarrista Kelley Deal se hundió en las drogas y fue llevada a rehabilitación, la fama la consumió. Josephine Wiggs comenzó nuevos proyectos musicales y John McPherson junto a Kim formaron un nuevo grupo llamado The Amps, no duro mucho realmente. Kim Deal, a falta de una banda que le permitiría más libertad creativa, decidió enfocarse a Pixies.
25 años después y varios discos un poco menos memorables con otros miembros formando la banda, esta alineación vuelve a intentarlo con un disco nuevo, All Nerve. Ahora ya son mucho más grandes, hay menos drogas y tienen mucho más tiempo para un solo proyecto: The Breeders. Pero están viviendo aires muy diferentes a los que respiraban en 1993, los ritmos han cambiado, la visión es otra, hay un gran mercado con demasiadas propuestas muy interesantes e ingeniosas, ¿Qué es lo pueden ofrecernos?
El disco empieza muy bien, dándonos unos cariñosos azotes muy al estilo de los 90, con un par de canciones estridentes y disonantes de 2 minutos de duración, haciéndonos recordar inmediatamente lo tanto que gusta ese sonido, sus letras sarcásticas, sus bajos repetitivos e incluso la corta duración, ninguno de sus discos llega a ni a los 40 minutos. Al parecer todo esta ahí, todo el sello de The Breeders.
Con “All Nerve”, apenas la tercera canción, comienza el festival de baladas envueltas en capas de overdrive, que por momentos se vuelven muy oscuras, con maquillaje muy gótico, que en diferentes instantes te pueden mandar a orbitar en el espacio con todo y tu ropa de civil, para sentirte igual de aislado que en tu trabajo, la escuela, en tu casa, con tu familia y que pueden insertar en tu cabeza arpegios en cuerdas limpias de guitarra con intermitentes riffs psicodélicos, baterías y bajos monótonos, provocando que mires hacia adentro, con ojos cerrados, visualizando el escenario de una víctima a punto de asesinada.
“Archangel Thunderbirds”, cover de la banda de krautrock Amon Düül II, nos hace recordar, no solo el viejo y característico sonido de The Breeders, sino el sonido de gran parte de sus congéneres. Integrar esta canción al disco no es otra cosa más que revelar voluntariamente la verdadera procedencia del ruido creado por la mayoría de las bandas de los 90 y sus influencias más profundas.
No se puede negar que escuchar a Kim Deal maullar en “Wait in the Car”, sentir como los acordes de guitarra inundan tus oídos con reverb y delay con “Spacewoman”, escuchar la voz de Courtney Barnett haciendo coros, así como encontrar la armonía en las voces femeninas cantando al unísono, se siente muy bien en el alma.
El disco no es para nada malo, no se puede decir que es tan bueno como el último que esta alineación materializó, pero tiene un potencial enorme, solo debes escucharlo un par de veces para quitarte todos los prejuicios y comenzar a disfrutarlo.
Al final, este es un muy buen trampolín para seguir trabajando nuevo material y no dejar morir este proyecto, porque todos nos hacemos las mismas preguntas: ¿Qué hubiera pasado si esta alineación hubiera sobrevivido el resto de la década de los 90?, ¿Habrían mejorado su sonido para ser más grandes que Jesucristo?, ¿O quizás solo fue un golpe de suerte?, tal vez escuchando este disco puedan encontrar la respuesta.