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Lonely Land Records / 2018
En estos días que el famoso término del Do It Yourself (DIY) es sobreexplotado y citado por muchos artistas que, siendo sinceros, usualmente no cumplen con las características del mismo; Tash Sultana, la talentosa compositora australiana, lleva el término a su máxima expresión con Flow State, su álbum debut.
El esperado primer larga duración de la artista que, ya había logrado posicionarse como uno de los talentos más prometedores gracias a su EP Notion y, particularmente, a “Jungle” sencillo que forma parte del mismo y del soundtrack del FIFA 18; no decepciona, aunque difícilmente llega al nivel que muchos creen que puede alcanzar con su potencial.
El material brilla por su eclecticismo tanto a nivel de géneros musicales, como de instrumentos, cualidad que cobra aún más valor si consideramos que Tash Sultana, fiel a su filosofía DIY, hizo todos los sonidos por su cuenta bajo su disquera Lonely Land Records.
Sin embargo, ese mismo eclecticismo, sumado a la duración de una hora del disco y canciones largas como “Blackbird” o “Pink Moon”, que duran 9:35 y 6:51 respectivamente, puede llegar a cansar a los oídos que no estén tan acostumbrados a los cambios abruptos de ritmos.
Destacan “Big Smoke”, corte instrumental donde la cantautora australiana demuestra su maestría en las guitarras y cuya atmósfera por momentos recuerda a James Bay; “Cigarettes” por su sonido R&B y sus ritmos cambiantes; “Seven” por su inicio con una especie de piano y por ese sentimiento inspirador que evoca; “Mellow Marmalade” por ese sonido que inevitablemente te hace pensar en Amy Winehouse; y “Free Mind” por su synth pop y esa nostalgia que suena similar a la que logra plasmar Lenny Kravitz en muchas de sus canciones.
Flow State es una placa debut que cualquier talento nuevo se sentiría orgulloso de haber realizado; no obstante, estoy seguro que muchos estarán de acuerdo en que, para el talento que tiene Tash Sultana, pudo haber logrado algo mejor.
El paso del tiempo, y la experiencia obtenida con el mismo, ayudarán a la australiana a alcanzar su máximo potencial y a explotar su talento y conocimiento musical en la medida adecuada, generando materiales más digeribles respetando su esencia.
La fe que le tienen muchos a la artista no está mal depositada, si continúa trabajando y utilizando su talento, sin duda se convertirá en la gran estrella que muchos creen que puede llegar a ser.