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Young God Records / 2019
Nombra un género. Piensa en cómo suena el post punk. En aquellos bajos pulverizantes y el sonido de una voz aletargada. Ahora piensa en el no wave y su disruptiva respuesta auditiva contra el new wave. Sonidos abrasivos y repetitivos, la contracultura neoyorquina que no tuvo mucho auge ni empuje, pero que sentó las bases para muchas cosas que se harían después. Podría seguir, una larga lista del significado del post rock e incluso del industrial y hasta el gótico. Un listado de todos aquellos sonidos y corrientes que Swans ha perseguido y confrontado con fuerza y ha llevado desde la crudeza hasta la pulcritud. Una banda que no tiene el respeto ni lugar que merece, como en ocasiones pasa. Y, que tal vez, sea mejor que sea de esa manera. Un veterano dotado de versatilidad y soberbios recursos musicales. Leyenda que musicaliza barrios fríos que resurge como fénix cada vez que la cabeza de Michael Gira tiene una idea.
Hablar de Swans es complicado. Tal vez sea una de las bandas con más ex integrantes que existe. Desde su nacimiento en 1982, se ha colapsado y reintegrado para conseguir más. O sacar adelante una idea más. Gira convoca a cisnes nuevos y también a viejos para evolucionar artísticamente dejando de lado siempre el convencionalismo. Un proyecto que por supuesto no obedece reglas ni géneros. Siempre que pienso en Michael Gira imaginó a un cascarrabias repleto de necedad que pocos aguantan. Un solitario que usa a compañeros como el medio para proyectar ideas. Nunca amigos, solo compañeros musicales. Puedo estar equivocado, pero la sombra de la historia lo persigue. Ahora, colaborando con The Necks y con el genio Ben Frost, la agrupación experimental presenta su decimoquinto álbum de estudio: Leaving Meaning.
Dividido como un disco doble lanzado bajo Young God Records, con seis pistas por parte, el álbum pareciera ser mucha de la historia que ha construido la esencia de Swans. El zumbido de “Hums” toma vida como un introductorio para hablar de “Annaline”, un tema con arreglos suaves y que en gran parte resulta ser tierna. Una catarsis de un amor peligroso. En letras, Gira siempre transmite rupturas irreparables. Es algo que sabe hacer con maestría. Swans vuelve a la carga con los temas largos e hipnóticos que aman hacer y llega “The Hanging Man”. Oleajes oscuros y arreglos repletos de tensión que te dejan en suspenso. Tal vez no rayen en lo impactante que lo hecho en To Be Kind, pero es toda la energía apocalíptica que la banda ha demostrado en sus shows en vivo. Uno de los mejores temas del disco sin duda, 10 minutos bien empleados de tu día.
“Amnesia” baja los ánimos. Una versión totalmente diferente a la versión de Love of Life de 1992. Los coros tétricos remarcan la vida de algo extraño con una historia única. Su decimoquinto álbum es diferente, como todo lo que hace Swans. Si bien es complicado digerir, también entras en una satisfacción de sentirte ahogado con sonidos que no esperas. En ocasiones te llena de angustia. En otras de tensión. La música del proyecto puede que no sea para todos. ¿Pero qué música sí lo es? ¿Por qué disfrutamos escuchar a una banda que resulta complicada? Tal vez esa sea la magia que hace revivir a Swans una vez más en una relación repleta de toxicidad con Michael Gira.
“Leaving Meaning” y “Sunfucker” cierran el primer capítulo del álbum. La primera un éxito con unos cisnes moderados; la segunda un éxtasis total que asciende por 10 minutos sin parar. Un himno religioso que explota en tu mente a los cinco minutos. Debo hacer una pausa aquí, debes escuchar “Sunfucker” las veces que sean necesarias. Tremendo cierre de una primera parte extraña. Extraña estilo maquinaria Swans.
Leaving Meaning abre en su segunda parte con “Cathedrals of Heaven”, evocando emociones desgarradoras. Piezas que deben desmenuzarse y ser escuchadas con precaución. No solo son temas dolorosos con un grado de simplicidad. Con Gira nada es sencillo, todo tiene su grado de complejidad. “The Nub” trae consigo la colaboración de The Necks, trío australiano de jazz experimental de culto que le da un nuevo giro a la teatralidad que conforma el disco. “It’s Coming It’s Real” es algo que combina mucho en muy poco. Hay algo de drone, una guitarra acústica y una voz que pareciera estar anunciando el día del Apocalipsis. Gira se niega a cambiar las cosas y la intriga sigue latente. “Some New Things” podríamos catalogarlo como lo más “normal” del álbum. Jason Pierce la tocaría sin problema con Spiritualized. Un poco de space rock para calmar la marea. “What is This?” también es un respiro, uno necesario con estructuras más tradicionales y directas. Sencillos que sí son acreedores al nombre.
“My Phantom Limb” se remonta un poco a las raíces de Swans. Todo sobremontado y en una no sincronía que resulta perfecta. Porque hasta para estar desincronizado y sonar así, hay que ser cabrón. Las letras que hablan de caos, los bloques en cómo se construye el disco y las paredes sonoras que parece se desmoronan sobre ti, hacen que Leaving Meaning se posicione como uno de los mejores discos del año. Admito que me resulta bastante complicado criticar lo que hace Swans. En cada álbum que lanzan solo hacen que lo respete un poco más.
¿Qué busca Michael Gira? ¿Venera el caos y la tensión como una forma normal de vivir? ¿Todo es una metáfora para decirnos que los cisnes mueren y reviven las veces que sean necesarias según le plazca? ¿O es un espejo sobre el reflejo del significado de la banda y su vida misma? Swans ya no existe. Pero al mismo tiempo existe más que nunca. Es un monstruo. Esperemos se confirme pronto, por fin, una visita a México.