9
Rhino Records / 2018
05/Oct/2018
Con el álbum Night Thoughts (2016), Suede dejó en claro que como banda no se limitaría más a la creación convencional de un disco. Hace pocos días lanzó su nueva producción titulada The Blue Hour, un disco bastante esperado por la oscuridad con la que fue presentado. Con matices sombríos, atmósferas profundas y letras sentimentales y reflexivas, se aleja de los golpes de energía britpop de temas clásicos de esta agrupación como “Trash” o “Animal Nitrate”, pero de igual manera contiene una gran producción.
La entrada orquestal y lúgubre de “As One” atrapa a los sentidos y crea una tensión que recorre el cuerpo como si se tratara de una escena de terror, situación que se rompe con la entrada de un delirante solo de guitarra. Esta canción de forma sublime, es el punto de partida de este viaje por un mundo apocalíptico y radiactivo al que Suede nos enfrenta.
“Chalk Circles” se carga de una base de piano fúnebre, que evoca a las tinieblas con una marcha solemne trayendo a la memoria las filas de hombres, listos para entrar a la guerra y tentando a la muerte. Como si se tratara de una misma pieza “Cold Hans” suena con una fuerza mediana, pareciera que tuviera que mantener la compostura y donde la sentimental voz de Brett Anderson golpea a los corazones desesperados.
Las letras de desamor siempre se han visto presentes en la historia de esta banda, y un tema que resalta de este álbum es “Mistress”, donde sus arreglos se vuelven dramáticos y el exceso en la voz de Anderson aumenta el poder de la letra. Caso contrario a “Tides”, donde el canto se sofoca y no termina de encontrar un buen timbre.
Una vieja conocida llega a los oídos “Life is Golden” como un golpe de esperanza, roba una delicada sonrisa del rostro, los arreglos de guitarra y batería son lo más parecido a la composición tradicional de Suede. “Don’t Be Afraid if Nobody Loves You” promete ser un gran tema con un gran título, pero se queda a medias, los riffs de guitarra se opacan y los arreglos se sienten saturados.
Son 14 canciones las que integran el universo de The Blue Hour, un disco que se escucha delicadamente pensado, que acelera y pausa en momentos cubre con los diálogos, oscuridad, coros y arreglos realizados por la Orquesta Filarmónica de Praga que al unirse a banda inglesa imponen.
Suede llevó este disco a otro nivel de producción, aunque por momentos se siente saturado, demuestra la fuerza de reinvención al que esta banda no teme. The Blue Hour encuentra la belleza y la oscuridad sonora en partes iguales y cada acorde se disfruta y se siente dentro del cuerpo.
8
Enchufada / 2018
04/Oct/2018
Los caminos trazados le dieron la razón. El despertar del gigante continental fue audazmente visualizado por el arquetipo de Chavela Vargas décadas atrás. El tiempo fue el encargado de corroborar el acierto que pronunciara “La chamana” y después fuera citado por el mismo Café Tacvba, donde planteaba que si los volcanes estaban despertando, entonces, ¿por qué los americanos –Llámese Latinoamericanos, sudamericanos o de cualquier parte del continente– no habrían de despertar? Parte de la respuesta a esa hipótesis la encontrarás en esta reseña.
Abro estas líneas al estilo de los viejos cánones preguntándole a usted, querido lector de Indie Rocks!: ¿Qué opina? Eso es lo más importante.
Por muchos años, los proyectos que surgen de este lado del continente han sufrido de falta de credibilidad, discriminación o simplemente el consumidor de música decide aplicar la malinchista por el hecho de que “no es un proyecto que valga la pena porque no está hecho en Europa, o en cualquier otro lugar donde se hable castellano, por lo tanto carece de calidad”. No nos vayamos tan atrás, recordemos que cuando el rock aterrizó en nuestro país era casi una mentada de madre cantar en español, ya que el verdadero rocanrol “se predicaba en ingles”.
Sin embargo, así como el tiempo le dio la razón a Chavela Vargas con hechos concretos, estamos en una actualidad donde ahora el público europeo voltea a ver nuestra música, se interesa por nuestras culturas y decide aprender e influenciarse de ellas; y lo que es mejor, los carteles de los festivales europeos cada vez se ven más poblados por músicos provenientes de nuestro lado del planeta. Para prueba de ello se encuentra Dengue Dengue Dengue, magníficos generadores de atmósferas provenientes de Perú.
Semillero, la más reciente placa del dúo originario de Lima, como su nombre lo adelanta, es un trabajo que se centra más en la herencia ancestral y los rituales de purificación. Se genera un punto y aparte respecto a sus dos primeros LPs, donde la cumbia futurista era la amplia dominante.
Seis tracks son los que conforman esta maqueta que va de lo místico a lo enigmático. Sonidos ancestrales cual sacados de rituales, mezclado con elementos del indigenismo, haciendo una clara conexión al etno rock que fue sembrado en la década de los ochenta en nuestro país por íconos del genero como Luís Pérez y Antonio Zepeda, fruto de la adición orgánica de los sonidos puramente étnicos compaginados en las bases electrónicas.
Ejemplo de ello lo encontramos en “Pua”, una tétrica suerte de danza ancestral, por momentos amazónica y por otros prehispánica. Teniendo como invitados al cuarteto de percusiones Penya, la generación de una atmósfera altamente ceremonial es apenas el principio de un álbum sumamente variado en estilos, pasando por varias culturas que al final se entrelazan en un híbrido repleto de misterios.
Con elementos más apegados a la naturaleza, “Eye Acucho” evoca a un amplio caudal, que envuelve con sonidos de fauna y remata con detalles provenientes de un arpa. Un buen agasajo para la oreja habida.
De regreso al misterio, “Habu Raminibu” es una ecléctica adoración en lengua donde las percusiones juegan un papel primordial en el desarrollo de la canción, caso parecido a “Semillero”, teniendo como única diferencia ciertos tintes de austeridad, al evocar un canto más del tipo de las antiguas tribus mesoamericanas. He aquí el valor de este trabajo, siendo cada canción un mundo diferente en cada corte, y forjando a su vez pertenencia con las expresiones culturales de nuestros antepasados.
Como antesala del fin de una ceremonia, “Dileke” pareciera ser de las rolas más “flojitas” del álbum, pero su valor recae de nuevo en las percusiones que incitan al baile. Lento, pero seguro.
Cuando parece que la noche se va disolviendo poco a poco en la luz, y los sonidos que acompañan las primeras resolanas del horizonte van despertando en tonos amarillos, las notas que posiblemente sonarían en ese momento serian las de “Haarp”, un dulce conjunto de sonidos con olor a pasto mojado, una delicia sonora de esas que cuesta trabajo encontrar.
Con este despilfarre de sensaciones se cierra una producción de uno de los mejores proyectos de electrónica latinoamericana actualmente. Un disco que suena a nuestras raíces indígenas, y también a las de nuestro vecinos del norte y del sur, que enaltece las tradiciones y en base a esto Dengue Dengue Dengue genera un estilo innovador, interesante y con bastante tela de donde cortar por un buen tiempo.
Ahora dígame: ¿Usted que opina? Con esto y con lo que ha escuchado, ¿Ya estaremos al nivel de nuestros hermanos europeos? Dejemos que los volcanes sigan despertando.
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