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Matador Records / 2020
Stephen Malkmus es la personificación de un género musical. En casi cualquier encabezado que hablen con él, lo reconocen como el padre, o el inventor del indie rock. Es una afirmación temeraria. Quizá otras bandas como Hüsker Dü, Dinosaur Jr., R.E.M. o hasta los ídolos del propio Malkmus The Verlaines, pudieran argumentar que llegaron antes. Que la esencia para su camino ya estaba en el repertorio de la botica musical. Y sí, basta con darse un chapuzón en disqueras como Flying Nun, Postcard, Sarah o K Records para darte cuenta que el indie ya estaba caminando cuando llegó Pavement. Pero, también, de lo que te puedes dar cuenta es que ninguno de los otros integrantes, logró definir al personaje de indie-rocker como lo hizo Malkmus.
Si alguna revista de moda toca el tema de Stephen Malkmus, también dirían que es el padre del norm-core. Un clasemediero de los suburbios que se toma todo con calma. El slacker por excelencia, es decir aquella persona que usualmente huye del trabajo duro, que evita el esfuerzo al máximo. Los reyes de la ironía. En este caso muchas veces se salía con la suya. En una entrevista reciente, de hecho, menciona que antes ni siquiera trabajaba con demos. Los discos eran los demos. Hoy, a sus tempranos 50 años es un papá de Portland. Lleva a sus hijos al escuela, da conciertos en clubes donde seguramente toma mimosas y sonríe falsamente y hace demos. Demos que luego se convierten en discos como el Traditional Techniques.
Aunque no lo parezca, Stephen Malkmus lleva tocando mucho más tiempo con the Jicks que con Pavement. Ahora, en otra de sus facetas también exploradas, regresa a trabajar como solista. Y lo hace recordando otros tiempos. Cuando joven paseó por el norte de África y el Medio Oriente. Los filamentos musicales se mueven diferente en esas latitudes. Diferentes progresiones de cuerdas. Como el mismo Malkmus reconoce, en la segunda pista del disco “Xian Man”, hay “un patrón más del Oeste africano que una guitarra que suene a “Johnny B. Goode”.
La aproximación por ese lado es enriquecedora. El nuevo disco del padre del indie no sigue los patrones tradicionales y, sin embargo, es capaz de atrapar y de ser fácil a la escucha. “ACC Kirtan” es una dicotomía discursiva. Por un lado toma el concepto del kirtan, que es el sánscrito para decir que se está contando una idea o una historia. Malkmus habla de la moda en Portland de estar por cuatro o cinco horas bailando o moviéndose en clases de yoga. Sin realmente llegar a ser este concepto espiritual, de alguna forma están teniendo su propia interpretación y meditación. El ACC viene de lo acelerado. Son tiempos violentos, tiempos vertiginosos, tiempos de la internet. El kirtan en cierto modo, se opone a eso y, sin embargo, en ejercicios como esos de una parte de la cultura que podría ser, si se quiere criticada por fantochismo, logra crear un nuevo concepto.
El folk individual impregna las canciones. Está haciendo su propia interpretación de Bert Jansch, Gordon Lightfoot o, por supuesto, Bob Dylan. “Cash Up” , “Amberjack” o “What Kind of Person” son ejemplos de esto. También tiene mucho de las raíces del folk norteamericano. De igual forma, la referencia a Theodor Adorno en el título del disco —extraída de un artículo en donde critica a The Beatles—, te dan la impresión de que, en el fondo y en el exterior, Stephen Malkmus sigue siendo ese compañero de clase que quiere demostrar a toda costa que lee filosofía, que le gustan bandas underground y que, además, acaba de sacar una canción en donde se burla de lo farsantes que son los jocks descerebrados y planea tocarla en la reunión del viernes por la tarde. No es queja, es un personaje fascinante.
Traditional Techniques es un disco de aproximaciones diferentes. Quizá para algunos suene aburrido por la tranquilidad de muchas canciones, pero en realidad tiene capas de profundidad que van surgiendo con cada escucha. El ejercicio referencial en Malkmus es apasionante. Canciones como “Shadowbanned” o “Signal Western” tienen matices que las destacan. A final de cuentas estamos hablando del genio que condensó y personificó un género. Ojalá que la vida slacker de Stephen Malkmus siga permitiéndole sacar discos, llevar a sus hijos al escuela, y recordar sus viajes de juventud, porque siendo así, seguiremos teniendo acervo musical para rato.