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Stephen Malkmus and the Jicks — Sparkle Hard

9

Stephen Malkmus and the Jicks
Sparkle Hard

Domino / 2018

Artista(s)

Stephen Malkmus and the Jicks

El brillo de Stephen Malkmus sigue intacto.

Keith Richards dice tener 3,000 guitarras. Stephen Malkmus dice que alrededor de 10. Uno es uno de los guitarristas más importantes de todos los tiempos, maestro del blues, y dice que puede hacer sonar igual a todas las guitarras del mundo. El otro también podría ser considerado uno de los guitarristas más importantes, quizá no unánimemente, pero al menos para el indie norteamericano, sí sobresale como héroe de culto. Quizá no haya vínculos más importantes entre ellos, dos intérpretes alejados en años y en impacto mediático, pero lo que Richards no sabe, es que en la sala de Malkmus hay una escultura de su esposa —la artista Jessica Jackson Hutchins— que se llama Keith and Anita. Mezcla glitter y amor, los altibajos de un amor imposible como el que Richards y Pallenberg protagonizaron años atrás.

Lo anterior tan solo sirve para ver a Malkmus como un músico que no teme salir a la calle por ser reconocido. No tiene el glamour de los rockstars de antaño y al parecer tampoco lo quiere. Es un tipo que gusta de jugar tenis en sus tiempos libres, apoyar a los Pistones de Detroit o los Broncos de Denver, y leer poesía de artistas psicodélicos de los 60 y hipsters de los 40. No obstante, aquéllos versados en las guitarras noventeras, los fanáticos del sonido de Dunedin de finales de los 80, de las afinaciones que se salen de lo convencional en los riffs, de canciones como “Major Leagues”, “Cut Your Hair” o “Shady Lane”, saben que Stephen Malkmus no es un tipo normal. Es el genio que alguna vez estuvo detrás de Pavement.

Cuando se le pregunta acerca de The Jicks, Malkmus sabe que Pavement es un recuerdo permanente. Por suerte, dice, los fans también gustan de la “nueva banda”. Porque aunque vayan a cumplir 20 años e incluso haya sacado más discos con Stephen Malkmus and the Jicks que con la banda que se dio a conocer, siempre se verán como su segundo proyecto. Cosa que puede ser buena o mala, pero con la conciencia tranquila como parece estar la del compositor, las expectativas son holgadas, y la gente suele tomar con mejor opinión si un disco del que no se espera nada, supera las expectativas, a que si una banda insignia lanza un trabajo del montón.

Sparkle Hard llega en el 2018 con el sello inconfundible de Stephen. Si se presta la debida atención, quizá se distinga que los agudos ya no salen tan fácil, pero la voz sigue familiar. No se escucha como el tío semi cool que sigue queriendo hacer música pasados los 40, pero ya no da una y al contrario, existe una cierta nostalgia agradable para los que crecieron con las canciones que ha manufacturado durante toda su carrera. Es Stephen regresando al camino en que se siente cómodo. Ya hace 10 años había probado algo más ambicioso, un disco con canciones largas que deambulaban entre el progresivo y el jammeo inspirado en Grateful Dead. En el 2014, se le escuchaba más en sus terrenos, pero igualmente había algo que no terminaba de encajar para hacer un gran, gran material.

En este disco hay de todo. Guitarras pesadas con “Shiggy” y temas como “Refute” que parece un himno de otros tiempos, donde una tal Kim Gordon hace una aparición y se cuenta la historia de dos enamorados que entre retratos de Egon Schiele, papas a la francesa y libros, encuentran eso que entrelaza las vidas. “Middle America” es el canto a la mediana edad, las cuestiones sobre el legado y el qué se hace con la vida desde un punto de vista más maduro. ¿Se observa o se actúa? Stephen dice que no va a quedarse quieto.

Una conjunción de historias honestas, de gustos impregnados en las letras, de ganas de hacer música, son lo que hace a Malkmus uno de los compositores más importantes de su generación. Quizá no es la pluma desafiante que cuestione las problemáticas sociales abiertamente, y que encuentre en la música una manera de alzar la voz para establecer lo que está mal en el mundo, pero sí es una pluma que sirve para apreciar lo cotidiano, las relaciones humanas, los deportes, los años de tu vida en los que escuchas a tus bandas favoritas, conoces a personas que te acompañarán durante los años venideros y que además de todo, hace coros pegajosos con riffs que, si tienes suerte, podrás aprender. Sparkle Hard es un buen punto de partida para los que apenas conocerán a Stephen y un gran catalizador de sonrisas para los fanáticos más fervientes de Pavement.

No importa si son una, dos, cinco o tres mil guitarras, lo que importa es la calidad de lo que se quiere compartir. Y a Stephen Malkmus le bastan 10 para seguir escribiendo su nombre como ídolo de los personajes que gustan de no angustiarse más de lo necesario por la vida, siempre y cuando su equipo favorito no pierda contra el odiado rival.