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Carpark Records / 2020
Peter Kember, también conocido como Sonic Boom, no escuchó Psychocandy por años por todos los artículos que comparaban la música que hacía The Jesus and Mary Chain con la música en la que participaba. En aquel entonces, junto a Jason Pierce formaba Spacemen 3. La primera asociación mental con el proyecto tiene que ver con las drogas. Tal vez porque nunca negaron su uso, incluso lo promovieron. Bastan algunas escuchadas para saber que algo hay de viajeros trascendentales en lo que hacían y también basta con leer la frase que se convirtió en una especie de motto: “Taking drugs to make music to take drugs to”. The Jesus and Mary Chain quizá tenían algo que ver con Spacemen 3. Ambos usaban distorsiones, feedback y tenían ambientes envolventes en sus canciones. Tal vez algo había de razón en ello, pero por aquel entonces Peter Kember parecía tener una personalidad diferente que lo hacía reacio a encontrar similitudes. ¿Era combativo? ¿Era arrogante? Lo que es cierto es que algo sucedió, Spacemen 3 se separó y fue entonces cuando comenzó la etapa de Kember en solitario.
Spectrum o Experimental Audio Research (E.A.R.) se transformaron en sus nombres artísticos. Por algún tiempo, Sonic Boom quedó resguardado en la memoria de los que disfrutaban de Spacemen 3. Pero la relación con la música nunca se detuvo. En sus manos estuvieron trabajos de co-producción para su buen amigo Panda Bear o el Congratulations de MGMT, que tenía la complicada labor de definir la personalidad de la banda después de un álbum que se convirtió en un éxito mundial. Tres décadas habían pasado desde que Sonic Boom lanzara un álbum bajo ese nombre y, el 2020, vio nacer el All Things Being Equal.
Peter Kember hoy vive en un parque nacional de Portugal y disfruta de cuidar sus plantas para despejar la mente. Cualquiera que escuche su música, podría relacionarlo con un hippie moderno. La idea de la libertad, la hermandad, el cuidarse unos a los otros. No obstante, dice que la razón por la que dejó de hacer música tantos años, es porque no estaba dispuesto a participar en el ciclo en el que la gente —con la Internet— puede bajar canciones sin necesidad de comprar el álbum. Para él, sería como regalar su trabajo. Quizá las plataformas de streaming que no necesariamente son iguales a la industria discográfica, fueron el incentivo para lanzar nueva música.
All Things Being Equal es un trabajo que encuentra dos mundos. El analógico y el digital. Sonic Boom dice que cuando le mandó las maquetas analógicas a Tim Gane de Stereolab, le aconsejó sacarlo como estaba, que no necesitaba nada. Pero algo había por contrastar, algo le faltaba. La consigna para el álbum era sencilla: quería hacer algo positivo y con buena vibra, aspiraciones y cambios.
Definitivamente, el resultado final tiene algo de todo. Decir que es un viaje, sería algo burdamente cliché aunque parece inevitable. Tiene a Kraftwerk en las venas de canciones como “Tawkin Tekno”, pero también algo de Stereolab, que no se podría entender sin el otro. Los hipervínculos explorados resaltan en los matices de las canciones. Se nota que Peter Kember ama la música. “Just Imagine”, la canción que abre el disco es una oda a pensar positivo. Imaginarse cosas sin limitaciones. ¿Evoluciones? Sonic Boom dice que el código del ADN ha tenido cambios en los que hemos pasado de ser criaturas marinas a lo que somos hoy en día, y todo eso se ha producido con el mover de un switch en el código, acto equiparable a mover uno en un sintetizador.
“Just a Little Piece of Me” y “Things Like This (A Little Bit Deeper)” casi podrían ser parte de una misma canción. Una tranquila progresión de elementos difuminados. Es de llamar la atención la habilidad de Kember para hacer melodías pop que no se ajustan a lo convencional. En algún momento te puedes encontrar tarareando estas canciones en situaciones cotidianas. El maestro del pop espacial. “Spinning Coins and Wishing on Clovers” presenta una pausa en el viaje. Una meditación. Frases solemnes entre sintetizadores retorcidos. Arreglos minimalistas, el sello de Sonic Boom. “My Echo, My Shadow and Me” es más oscura. Una turbulencia en medio de las buenas vibras que se ve absorbida por lo despejado, lo embelesador de “On a Summer’s Day”. Y así se puede continuar el análisis, con sensaciones particulares, imágenes que vienen a la mente y una sonrisa de que Sonic Boom esté de regreso.
Tal vez Peter Kember sea una persona muy diferente a la que era hace 30 años que lanzó su último disco como Sonic Boom. Es probable que ya no le molesten las comparaciones, o quizá siguen calando en lo profundo. Lo cierto es que pocos en el mundo, gozan de las herramientas de narrativa y la sensibilidad para hacer música como las de Sonic Boom.