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Silvana Estrada — Marchita

10

Silvana Estrada
Marchita

Glassnote Records / 2022

Artista(s)

Silvana Estrada

Todo lo que se puede lograr con la voz.

Silvana Estrada llega con un nuevo álbum de estudio, el segundo en su discografía y el primero que tiene solo a su nombre (ya que su lanzamiento anterior, Lo Sagrado, lo realizó de la mano del guitarrista de jazz estadounidense Charlie Hunter).

Marchita fue grabado en la casa-estudio El Desierto, a las afueras de la Ciudad de México. Es un álbum que se siente íntimo pero grande al mismo tiempo. La voz de Silvana, fuerte y dulce a la vez, toma todo el protagonismo en un recorrido musical cuya emoción principal es la tristeza, acompañada siempre por una sensación de fuerza y dignidad.

El disco arranca con “Más o Menos Antes”, una pieza tranquila, compuesta solamente por la voz de Silvana y el cuatro venezolano, instrumento preferido por la artista y utilizado en todas las canciones del álbum. “La Corriente” entra justo después a acelerar un poco el ritmo. La canción nuevamente se apoya sobre la voz de Silvana y sobre su cuatro y se complementa con las notas de un teclado esparcidas por aquí y por allá.

“Te Guardo” empieza con Silvana arpegiando su instrumento, con un ritmo nuevamente veloz, pero no acelerado. Los golpes de voz que pega en la primera parte de la canción cautivan la atención enseguida y hasta enchinan un poco la piel. La segunda parte le da la bienvenida al álbum a unas percusiones y a un arreglo de cuerdas que bailan entre sí en el fondo, embelleciendo el paisaje que respalda las palabras de Silvana, siempre en primer plano.

“Un día cualquiera” cambia ligeramente la tónica, siendo musicalizada solamente por un golpe de tambor y unos aplausos, intercalados, que sirven para marcar el ritmo de otra participación vocal impecable de la cantante. Es quizás el momento en que su canto se siente más “tripas para fuera”, lo cual es mucho decir en un proyecto en el que siempre se nota a la cantante dejar todo de sí misma.

Al escuchar el álbum por primera vez, llegando a “Sabré Olvidar” tuve una fuerte regresión a estar escuchando “Hoy Mi Día Uno” de Natalia Lafourcade. Es quizás este momento en el que más se puede sentir la influencia de la otra talentosa cantante jarocha en Silvana. Aún así tienen sus diferencias distintivas. La manera en que Estrada suelta las notas es muy propia a sí misma, además que la grabación de Marchita transmite una sensación de cercanía e intimidad de la que Musas simplemente carece.

“Marchita”, la canción que bautiza el álbum, es otra interpretación vocal impresionante de parte de Silvana Estrada, que entreteje falsettos con pequeños vibratos sobre un cuatro siempre constante que marca el ritmo y complementa a la perfección las melodías vocales.

Ya hacia el final la artista nos sorprende con “Casa”, el momento más experimental del disco. Comienza solamente con la voz de Silvana, a la que comienzan a añadírsele sonidos suspendidos en el aire, así como notas de un piano que se siente extrañamente lejano y cercano a la vez. Poco a poco empiezan a aparecer sonidos ambientales más claros: puertas abriéndose, unas sillas siendo movidas, trastes siendo lavados. Un órgano acompaña todo este momento, dotándolo de una sensación espectral. Esta sensación se redobla cuando su voz adquiere un ligero delay, antes de la entrada de unas trompetas que aumentan más la tensión antes de que ésta se libere con la llegada de unas cuerdas que toman el centro del escenario. El resto de la canción se trata de un arreglo instrumental que se siente como si ahora la casa nos estuviera cantando de vuelta.

La última canción del álbum, “La Enfermedad del Siglo”, se trata de una pieza puramente instrumental, en la que la voz es llevada por una trompeta. Silvana comenta que este le parece un momento importante porque todo el disco es llevado por su voz y cerrar así es como un alivio vocal y emocional; permite cerrar con un respiro. Así nos despedimos de este viaje íntimo y sentimental que la joven cantante xalapeña nos comparte, con la promesa muy pronto traernos más.

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Aurora — The Gods We Can Touch

10

Aurora
The Gods We Can Touch

Glassnote Records / 2022

Artista(s)

Aurora

31/Ene/2022

El deseo de sentirnos inmortales por un momento.

La nueva producción discográfica de Aurora da inicio con un coro mágico, celestial y sublime. Sin embargo, no es una bienvenida al Edén, sino una despedida del jardín paradisíaco del que fueron expulsados Eva y Adán por su deseo y placer. Abandonar el refugio que condena y castiga para atreverse a descubrir los encantos terrenales. Probar la fruta prohibida. ¿Qué podría ser más poderoso que hacer del rechazo un manifiesto de amor y libertad?

Aurora Aksnes trabajó durante el encierro por la pandemia en 15 canciones sumamente dramáticas y apasionadas que dan como resultado una producción elegante y excepcional. Mientras predominaba un ambiente ansioso, desolador y caótico, en la mente de la compositora noruega se gestaba un espectro de esperanza. Una luz en la que se encontraron los placeres más divinos.

Escucha, disfruta y deja que los dioses y diosas te acompañen en cada canción mientras preparan fiestas paganas. Las referencias a la mitología griega de la lírica dan el soporte al mensaje principal del álbum: Rompe las cadenas, sé libre y ama con locura. Acéptate con todos tus fallos y virtudes. El disco es un punto de convivencia y comunión para Artemisa, Afrodita, Perséfone, Morfeo, Peitho, Prometeo, Dionisio y los seres humanos quienes quedan fascinados con la ilusión de que por un momento son inmortales.  

The Gods We Can Touch aborda el cuidado de la salud mental y el medio ambiente (“Exhale Inhale”), la diversidad sexual (“Cure For Me”), el racismo (“Giving In To the Love”), el poder de las mujeres (“Heathens”), la belleza de los cuerpos (“The Innocent”) y, sobre todo, el amor por la vida y la naturaleza humana. 

Las letras son reflexiones inteligentes y críticas audaces a problemas actuales, ambas con una sensibilidad cautivadora. En cada pista hay un toque de sensualidad y cada verso emana libertad al máximo. 

“If I'll be somebody, I'll never let my skin decide it for me…”

Estamos hechos de todo y nada. En nuestro ser convive agua, sol, estrellas y cielo. Chocamos como átomos para conocernos, fusionarnos y convertirnos en uno. Después sufrimos con pasión la separación y la pérdida. Y el ciclo se reinicia. Los dioses nos envidian. Entonces, ¿por qué reprimimos nuestros sentimientos? Todo importa. El mínimo reflejo de la luz crea vida. La más sutil de las sonrisas sueña con amar y ser amada. “Everything Matters” lo representa muy bien. 

La producción del álbum, realizada por la compositora y Magnus Skylstad, se asemeja a la magnificencia de la música sacra. Su potencia y profundidad te transportan a universos místicos. El órgano enigmático, sombrío y misterioso. Los sintetizadores palpitan al ritmo del corazón de un pájaro. La combinación de electrónica, pop, rock, un poco de tango y folk crean una energía desmedida que incita a imaginar incendiarios pasos de baile e impulsos por cantar a todo pulmón. Vivir como gitanos. Bailar a la velocidad del sonajero de las panderetas de "Heathens" o  los ritmos de jazz al piano del comienzo de "The Innocent". Éxtasis. Solo déjate llevar. 

"You Keep Me Crawling" se llevaría muy bien con aquel verso de Zahara: "No te preocupes, nadie va a venir a perdonarte en el nombre de nadie". No gastes tu tiempo en pedir perdón de rodillas por tu origen, identidad, gustos, preferencias, deseos, esencia. Olvídate de la obediencia y la condescendencia. Hemos venido a este mundo para vivir en libertad y existir para amar. ¿Te atreves? 

A lo largo del álbum se produce un ritual excéntrico, una comunión entre el mundo celestial y terrenal. Definitivamente la experiencia de escucharlo en vivo, en compañía y brindando, será un regocijo total de espiritualidad. "Come and feel alive, lover / Come and feel the love like a sinner…". 

La teatralidad, la diversión, el humor, la inquietud, el deseo de mover el cuerpo. Los gritos salvajes, el reverb y el bandoneón de "Artemisa" interpretado por Per Arne Glorvigen. Todo en dirección a convertirse en polvo estelar.

La despedida es  frágil y conmovedora con ayuda de delicadas guitarras acústicas y un tenue saxofón en el fondo. Y como si de un sueño se tratara, Aurora nos invita a despertar y emprender el vuelo a un pequeño lugar llamado la Luna.

The Gods We Can Touch es el álbum más ambicioso de la cantante hasta la fecha y no dudo en absoluto que será uno de los mejores del 2022. Sin más por el momento, dale play, cuéntanos tus interpretaciones y ¡a vivir se ha dicho! 

Pistas que no pueden faltar en tu lista de reproducción: "Heathens", "The Innocent" y "Blood In The Wine".

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Silvana Estrada — Marchita