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Sub Pop / 2020
Los excéntricos Shabazz palaces dislocan los ritmos para formar un álbum que vive en un mundo cubista del futuro. En The Don of Diamond Dreams, su quinto disco de estudio, hacen que una canción sea muchas canciones a la vez debido a las composiciones diversas mezcladas extrañamente entre sí. Pero su intención casi de alquimistas va más allá, ellos buscan ofrecer una música compleja que también da gran importancia a las letras; combinación que difícilmente podría escucharse en un corte de radio.
En The Don of Diamond Dreams, compuesto por 10 canciones, reina un hip hop alternativo, si pudiera entrar esa clasificación, donde Ishmael Butler y Tendai Baba Maraire gustan de distorsionar la propia paleta musical que presentan como sello de la casa. Como ejemplo de ésto es la gran “Money Yoga”, que aparece hacia el final del disco. En ella la base de hip hop se combina con un saxofón muy jazzero y unos coros R&B que así como surgen de imprevisto desaparecen y que aportan muchísima fuerza a la canción.
El disco presenta dos lados que se diferencian entre sí porque el primero es más denso que el segundo, pero hay que aclarar que esa densidad nunca abandona el mundo sonoro. Todo lo que pase por este álbum se vuelve viscoso: el funk, los guiños a un free jazz de Sun Ra, los destellos de soul, si llegan con algo de ligereza, acá ganan densidad, lo que vuelve complicado escuchar de un tirón las 10 piezas.
Otro punto característico de esta placa es el recurso del vocoder para dotar de una misteriosa voz como de extraterrestre que aparece en todas las canciones con letra. Aunque esto es utilizado sin excepción, la verdad es que no cansa, en gran parte por la composición musical que la acompaña.
Así, la misma importancia que le dan a la composición musical también se la brindan a sus letras, mismas que van desde un canto ritual de amor y agradecimiento a una mujer, pasando por una parodia a la vida fit-new age (y todos los agregados que se le puedan poner) y una especie de revelación con algún dios o figura que viene del espacio
Tanto música como letra sufren cambios durante el proceso del disco, es decir, van desde lo concreto hasta lo abstracto, nunca se quedan en un mismo sitio. Y esto da como resultado un álbum que llama la atención por sus distintos ángulos musicales. Sin embargo, todo este mundo intelectual y fantástico, como nunca logra perder densidad, hace que resulte pesado escuchar el disco completo. Incluso puede pasar que a mitad de una canción llegue una desesperación extraña por no sentirse enganchado.
Es claro que hay dos genios detrás de este disco, pero al escucharlo queda la sensación que tanto derroche de intelecto en las composiciones hizo algo de daño. No por esto debemos dejar de lado buenos temas como “Chocolate Souffle”, la ya mencionada “Money Yoga” o “Reg Walks By The Looking Glass”.