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Secretly Canadian / 2021
Pareciera que cantarle al amor está ‘pasado de moda’, que ‘lo de hoy’ es cantar sobre experiencias sexuales y una vida llena de lujos que, paradójicamente, resulta efímera, se va con el soplido del viento. Pero no el amor, este llega y se transforma en algo imperecedero.
¿Por qué? ‘Porque así son las cosas del corazón’, me decía un músico mexicano, hace muchos años, cuando hablábamos de su canto al amor: al de pareja, por supuesto, pero también al amor por la vida, por los amigos y por las pequeñas cosas que hacen imperecedera nuestra existencia.
Vivimos tiempos difíciles, complejos. No es necesario mencionarlo, aunque sí recordarlo, pues, de un año para acá, la apuesta ha sido, precisamente, la de traer un canto, un mensaje de felicidad -de felicidad pura- y amor en toda la extensión del sentimiento.
Un discurso, una postura, una advertencia. serpentwithfeet lanza su segundo álbum, DEACON, bajo la premisa única de contarnos una historia de amor puro, sincero y urgente, dividida en 11 canciones que navegan en esas aguas tranquillas llamadas R&B.
Sobrevivimos gracias al cambio y parece que así lo ha tomado Josiah Wise, quien, de manera íntegra y expresa, ha decidido hacer un disco para él y su pareja, y el amor que ambos se demuestran sin ningún reparo. En ese sentido, lo de serpentwithfeet es, sin proponérselo, una declaración de principios.
¿Era necesario? Claro que sí. Hay quien dice (y canta) que ‘siempre será necesaria una canción de amor; el amor siempre hará falta’. Hoy más que nuca requerimos de tonadas que nos hagan ver luz, un paisaje nítido sobre un horizonte prometedor. Que nos hablen, claro y conciso, de un estado de ánimo más luminoso.
Ahí es donde temas como “Fellowship”, el cual cuenta con la colaboración de Sampha y Lil Silva, a la par de “Heart Storm”, “Same Size Shoe”, “Hyacinth” o “Dawn”, por mencionar algunos, caen como borbotones de felicidad en días de extrema urgencia de algo que nos haga cambiar el chip.
El oriundo de Baltimore no escondió nada; se muestra, según sus propias palabras, tal y como es. No hay poses ni falsedad en su lírica. Hay, sin embargo, deseo y un manuscrito libre y sencillo, y eso es, quizás, lo más destacado de DEACON: un hombre gay negro cantando sobre lo enamorado que está de su pareja. Y solo por eso vale toda la pena.
¿Por qué? Porque así son las cosas del corazón.