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Cuando un grupo va gradualmente diluyendo su personalidad, no se da cuenta que tiene un problema grave, porque no conoce cuáles son sus verdaderas fortalezas. Y es que si la banda de Jake Shears asimilara a plenitud que lo suyo es mantener viva la llama de la disco music no se decantaría por arrimarse al hip hop menos imaginativo.
El encanto de estos neoyorkinos pasaba por exhibir con orgullo la estirpe de Bee Gees, Donna Summer y ABBA, y ahora que los dos primeros han enfrentado en carne propia a la muerte, es cuando más podían serles atractivos a sus seguidores. De alguna manera oxigenar a la música disco y darle un sentido actual, una renovación.
En Magic hour (Universal, 2012) me parece que buscaron en rumbos que les son ajenos y en los que no se sienten cómodos. Si uno pudiera hacerles llegar una reclamación podría apelar a un contundente: menos rap y más dance.
Hay quien se pregunta cómo es que han transcurrido ocho años desde su inicial “Take Your Mama” y seis desde una acertadísima "I Don’t Feel Like Dancin". No es poco tiempo, los conocemos bien y parece ser que perdieron el toque, que se agotó la magia. Duele decirlo, pero no queda de otra: no consiguen sorprendernos, ni siquiera con nuevos y variados productores del brazo.
En una estrategia que satisfacer a un público disímbolo y abarcarlo casi todo –en el panorama actual del pop- ficharon a lo que parecía un dream team: Calvin Harris, Diplo, The Neptunes, Boys Noize, Joan As Policewoman, Stuart Price y Pharrell Williams. Pensaron que lanzando dardos por doquier no había manera de no dar en el blanco y al final han errado todos los tiros.
¿Estarán ellos conformes del Frankenstein posmo que han creado? Ni siquiera encajó la presencia de una cantante con tanto charmé como Azealia Banks en “Shady Love”, porque acaba por devorarse el tema y hacerlo parecer suyo. ¿De cuándo acá los Scissors le dan al electro bounce? Ellos parecen los invitados haciendo coros.
Desperdician un track en un mensaje hablado que apenas sirve de transición para la llegada de tres remixes que sin materia prima en el fondo no desmerecen pero tampoco lucen. ¿Saben lo que en verdad pasó? Que Night Work (2010) –su álbum anterior- fue un fracaso de ventas y la disquera los presionó al máximo acercándolos a tantas luminarias, pero las combinaciones no fraguaron. De aquel disco hasta la gira promocional cancelaron.
¿Es tan tremendo el fiasco? Quizá no, pero en sus inicios demostraron talento, nos hicieron bailar hasta el amanecer y hoy día pueden sonar como el más intrascendente de los fondos de acompañamiento. Apenas y podemos recomendar “Inevitable”, con la colaboración de Pharrell, por aquello de un buen homenaje a los Bee Gees. Cierto, era la hora el magia para los Scissors Sisters, pero esta no llegó; quisieron ser Merlín o Harry Potter y se quedaron en una imitación de Beto "El Boticario."