9
H.U.M. / 2020
10/Nov/2020
El trío de post hardcore / screamo, Satón, se engalana en presentar su segundo material de larga duración titulado, ni'in. Este esperado álbum demuestra una vez más su capacidad y fuerza emotiva.
La banda nativa de la ciudad de México produjo este disco de manera autogestiva basada en su filosofía “H.U.M” (Hágalo Usted Mismo) y fue mezclado por Miguel Méndez en los estudios Cárne Debil en la ciudad de Cali, Colombia.
En este material la banda no abandona sus raíces post hardcore o screamo, lo cual sirve como arquitectura principal de un idioma adornado por destellos de un post rock melancólico que se diluye entre guitarras letárgicas para así detonar en un despliegue de ira y poder.
ni'in arroja una nueva etapa de Satón como banda. En seis tracks logra conjuntar energía y furia con una tristeza casi palpable, como bien lo demuestra el primer corte del álbum “Ver desvanecer”, una canción que sorprende por la notoriedad de atmósferas oscuras y densas que se cruzan por tonalidades cáusticas y corrosivas. El disco avanza con “Decaer” donde los destiempos marcan el seguimiento del material y las voces nadan entre los mares que se conforman por la rígida instrumentación.
Un respiro en el álbum es “Del negro de la nada, al azul del cielo” que primero prevalece en la calma y las guitarras que adormecen y acompañan al escucha, para explotar en una ráfaga de cólera que conmemora el pasado y el presente de la banda mexicana. El álbum cierra con “Qomata” el primer sencillo del disco, un track desgarrador que cierra con violencia y que por sí solo funciona como el estandarte de esta etapa del trío.
ni'in es, sin duda, uno de los mejores lanzamientos nacionales en lo que a música pesada se refiere pero que no se encasilla ahí, sino que toma vertientes ideológicas y sonoras lógicas a su sonido y no tan dispares al mismo. Un álbum orgánico y coherente a sus raíces, desgarrador pero a la vez inspirador, austero pero no por eso menos sorprendente. Un disco que deja perplejo al escucha.
Como bien lo dice el significado del álbum: “Encontrarse a sí mismo”, Satón se reencuentra con su sonido para dar un nuevo giro su idiosincrasia y avanza a un nuevo escalón, a una nueva dirección, donde su sonido prevalece con ira, furia y nostalgia.
8
BMG / 2020
09/Nov/2020
En 1997 aconsejada por Nick Cave, Kylie Minogue decide tomar las riendas de su carrera, reúne a un equipo de productores inclinados en la electrónica y junto con ellos co-escribe (por primera vez en su carrera) Impossible Princess. Aquel trabajo supuso un fracaso comercial y el desprecio de la crítica que tachaba de oportunista el giro musical que tomaba su música, observación que nada tenía que ver con la realidad. Dos décadas después y varios hits más tarde, presentaba un recopilatorio con lo mejor de su carrera y se convertía en el acto más visto en la historia de Glastonbury.
Disco es el trabajo número 15 de su carrera, Minogue vuelve a co-escribir todas las canciones, trae de vuelta a viejos colaboradores y nuevos invitados, todos ellos empapados por el sentimiento hedonista de la década de los setenta o como ella lo llama grown up disco. Debido a la pandemia actual, la australiana aprendió a usar Logic Pro para componer y grabar desde casa, por lo que este se convierte en el primer álbum dónde aparece como productora vocal y es precisamente ahí dónde hay que iniciar cuando se trata de este trabajo: la voz. Kylie se balancea sin esfuerzo en estos 11 tracks, apostando por hacer una versión personal del mítico club Studio 54, todo ello con una maestría que envidiarían sus contemporáneas, y de paso entregando algunas de las mejores melodías que ha hecho en años.
“Miss a Thing” con su sección de cuerdas, secuencia disco-house y coro hipnótico, te obligan a voltear a la pista de baile. El Daft Punk de Discovery se asoma por momentos en “Real Groove” y en el sorpresivo banger de “Supernova”, qué si existe un poco de justicia, debería ser considerado como sencillo, mientras que en “Last Chance” bebe de los mejores ABBA. Como suele suceder con este tipo de proyectos es difícil diseccionar la fiesta y esa es la razón principal para el tibio recibimiento de los sencillos “Magic” (aquí excelente abridor), “Say Something” que era un grower en toda la extensión de la palabra y “I Love It” que podría aparecer en su obra cumbre Fever.
La fiesta termina con la divertida e ingenua “Where Does the DJ Go?” que parece un homenaje a Sylvester y “Celebrate You”; dónde baja el ritmo, pero no lo suficiente con la clara intención de volver a escuchar el disco. La australiana ya tiene su lugar en mundo de la música y tal vez esa es la razón para hacer uno de los mejores discos de su carrera, sin parecer necesitada de éxito. Es curioso que un trabajo como este, quepa en un momento dónde el baile es impensable y sencillamente el festejo colectivo es casi imposible. Pero no le vamos a dar más vueltas al asunto: éramos felices y no lo sabíamos, hasta que Kylie llego para recordarlo.
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