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8
Glassnote Records / 2015
Gracias al avance de la tecnología dentro de la escena musical actual, individuos como el talentoso DeLong, sin necesidad de tener una banda completa, son capaces de brindar un sofisticado e interesante performance, parecido a como lo hacen también Slow Magic y la dupla Disclosure.
Este músico estadunidense se ha caracterizado en los últimos años por sus vibrantes presentaciones, donde combina baterías en vivo con secuencias activadas por interfaces no convencionales, como controles de videojuegos. Desafortunadamente, DeLong canceló este año de último momento su presentación en el Hellow Festival.
Este nuevo disco muestra un claro avance en la evolución de DeLong como músico y cantautor, en el que busca crear piezas más ambiciosas y con letras más íntimas, así como transmitir emociones intensas. Irónicamente, la producción pierde en parte la energía que había en los materiales previos del otrora exbaterista de grupos de rock.
In the Cards (2015) mantiene una estética muy clara de indietrónica, con tracks saturados de samples y con algunos instrumentos acústicos, albergando obras que destacan por su frescura. Sin embargo, otras composiciones se quedan a la mitad entre una pieza bailable de EDM y una balada de indie rock, teniendo como resultado un color auditivo tibio.
DeLong experimenta en este material con moduladores de voz, como se puede apreciar en la positiva “Long Way Down” con sus coros entrecortados, así como en la juguetona “Jealousy", donde transporta su tono a graves y agudos de una forma bastante original. También, hay ciertos cambios interesantes en los ritmos, como en la transición de “Possessed” —una pieza suave y algo monótona— a “Sellin’ U Somethin”, totalmente frenética y acelerada.
Vale la pena escuchar “Acid Rain” varias veces para apreciar las diferentes capas que tiene en la armonía, con una textura bastante agradable que resuelve de manera perfecta al llegar al puente de la canción. Antes que el disco se quede sin gas con las dos últimas piezas, “Pass Out” y “That's What We Call Love”, todavía tenemos “Future’s Right Here” con sus claroscuros provocados por el bajo eléctrico, y unos sólidos guitarrazos que nos transportan a un escenario parecido al de la portada del disco.
“Don’t Wait Up” es la mejor pieza de este material y está a la altura de la icónica “Global Concepts” del músico. Es oscura y melancólica, cargada de una vibra que te hunde pero al mismo tiempo te levanta y motiva; pedazo de canción con una letra pegajosa. Muy recomendable.