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InsideOutMusic (Century Media Records Ltd) / 2015
Desde Polonia llega Love Fear and the Time Machine, nuevo disco de la banda de rock progresivo Riverside, siendo su sexto material, en el que se puede encontrar una evolución de su sonido logrando mayor madurez y rompiendo los límites de sus anteriores trabajos pero sin llegar a modificar su estilo ni traicionar sus raíces.
"Lost (Why Should I Be Frightened By a Hat?)” abre con un sonido que recuerda más al nu-metal que al rock progresivo. La canción hace referencia a El Principito de Antoine de Saint-Exupéry, aunque es sólo eso, una referencia, pues a partir de ahí se vuelve un canto de añoranza, no por lo que no pudo ser sino por lo que aún puede pasar.
En “#Addicted”, los polacos critican a las redes sociales, acusando a los que se exceden al usarlas: “There’s a mask upon, I can’t live without. So, you won’t recognize me when I’m in the crowd”, canta Mariusz Duda, describiendo a toda la gente que se escuda en una red para intentar cambiar quien realmente es, ocultando defectos e inventando virtudes.
Una canción que resalta el lado progresivo de Riverside es “Saturade Me”, siete minutos de un sonido clásico que por momentos llega a recordar a Dream Theater o incluso a bandas más clásicas del género como Rush. Aunque contiene una larga introducción instrumental guiada por las guitarras y el teclado de Michal Lapaj, la voz, que llega después de dos minutos, sirve de enlace perfecto con el concepto del disco.
Antes de cerrar el disco llega “Time Travellers”, que resalta por ser una balada que comienza con una guitarra acústica y una voz melódica que narra la frustración que vive alguien con la típica crisis de los cuarenta. Tal vez por eso sea que quiere regresar el tiempo treinta y “creer que ese es su tiempo”.
Para cerrar con broche de oro llega “Found (The Unexpected Flaw of Searching)”, una canción que recuerda a los años setenta, más específicamente a Pink Floyd, por su sonido complejo que se vuelve simple al oído gracias a que usa formas musicales que resultan fáciles de digerir para el público que no está tan entrado en el género.
Siendo sinceros no es el mejor trabajo de la banda pero puede ser un parte aguas para conseguir abrirse a un público que no está acostumbrado a los compases irregulares y las instrumentaciones de media hora que, normalmente, ofrece el rock progresivo.