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Rise Against
Black Market
Interscope
2014
Inconformidad, crítica social y, al mismo tiempo, introspección, son los factores que Tim McIlrath y Rise Against buscan compartir tras 15 años de carrera en su séptimo material de estudio.
Han pasado más de tres años desde la publicación de su anterior álbum, Endgame, y aunque sus cambios rítmicos característicos y los temas sociales siguen presentes en la temática de algunas de sus canciones, Black Market muestra un crecimiento en la agrupación. La voz de Tim McIlrath es de los puntos que llaman más la atención pues se nota menos cuidada, pero acompaña mejor la intención de las letras.
El disco inicia con “The Great Die-Off”, dejando en claro el tono que continuará a lo largo del disco: mucha energía, cambios de ritmo, guitarra y letras que marcan su postura ante el mundo. "We want it all and we want it now", es el coro que se encarga de dar la bienvenida.
Previo a su lanzamiento, McIlrath declaró que en este disco había experimentado mayor introspección al componer las 12 melodías que lo integran, hecho que hace de él un material menos político y entrega canciones como “I Don’t Want To Be Here Anymore”, “Tragedy + Time” y “The Eco-Terrorist in Me”, por mencionar solo algunas, como claros ejemplos.
"Black Market", homónima al álbum, es de los temas que mayor diversidad y dinamismo muestran en la producción. Los cambios de ritmo son mayores a los usuales y la variedad de ellos llaman la atención positivamente. "Methadone" es otra pieza que vale mucho la pena; el trabajo vocal, lírico y rítmico hacen que llame la atención inmediatamente.
La temática personal predominante es el cambio más grande de este álbum en relación a producciones anteriores, aunque esto no quiere decir que la banda decidió dejar de lado los temas políticos. Canciones como "Zero Visibility", "People Live Here" y "Bridges" retoman la crítica social en distintos tonos mientras que "People Live Here" cambia el ritmo nuevamente y nos brinda 4 minutos de reflexión en un tono calmado que ciertamente difiere del resto de las canciones.
Dicha producción, conformada por 12 melodías y poco más de 40 minutos, nos recuerda un poco a Black de Metallica por los tintes de la voz, pero sigue siendo 100% Rise Against. Versos disonantes, cambios rítmicos, solos poderosos de guitarra, letras profundas, criticas sociales y políticas: todos los factores que hacen que este álbum sea una brillante y distintiva producción de la banda de Chicago.