9
BMG Records / 2018
22/Oct/2018
Hay que decirlo, desde que se separó The Verve, hace más de 10 años, su vocalista y líder no ha tenido la mejor de las suertes. Sigue tocando canciones de la banda durante sus sets y hasta ahora no ha logrado un verdadero hit, a pesar de que se ha posicionado en los lugares más altos de las listas del Reino Unido.
La industria está cambiando constantemente y a Richard Ashcroft se le acaban las balas. Cada vez menos recuerdan la era del britpop, está dejando de ser un artista relevante o consumible y no parecía estar dispuesto a convertirse en una estrella del adult contemporary.
Richard Ashcroft comienza con “All My Dreams”, una canción desabrida, y básica. No es una buena señal para el británico, pero tal vez eso es a lo que nos tendremos que acostumbrar, un par de acordes y ligero Auto-Tune.
“Birds Fly” trata de mostrar otra esencia y lo logra. Pareciera que estamos muy lejos de ver a Ashcroft en sus mejores tiempos, pero este es un buen caso de adaptarse o morir. El músico se aferra y vuelve a la vida con un rock influenciado por el bluegrass y algunos toques de country. Parece extraño, pero le funciona, el tema te atrapa si te dejas llevar. Es bueno, pero más importante, es memorable y con personalidad, algo que hace tiempo no veíamos en Richard.
Muchos dicen que el soft rock es irse por la fácil, pero no en el caso del vocalista de The Verve. Madurar tras años de fracasos, encontrar una fórmula y añadirle tu identidad no es cualquier cosa. “Surprised by the Joy” mete algunos de los ingredientes clásicos de Richard Ashcroft, partes instrumentales y coros, una versión actualizada de su trabajo.
Con “That’s How Strong” el intérprete toca fibras sensibles y es genial, hace tanto que Richard no nos transmitía otra cosa que no fuera lastima o decepción. Pero este track es emotivo y nos muestra un lado vulnerable del artista. El músico ha roto su caparazón.
Ese lado arrogante vuelve en “Born To Be Strangers”, parecía inevitable. Sin embargo, Richard Ashcroft ya no luce desesperado por mostrar que todavía vale, y entrega una canción con vigor, que alude al blues y deja un buen sabor de boca, por fin.
Tenemos tracks como “That’s When I Feel It” y “A Man In Motion”, que son algo repetitivas y tienen un sonido bastante cursi, demasiado clásico, que usa todas las formulas. Pero aun así, con la buena inercia que llevamos, la caída ni siquiera se siente.
Con These People, el disco que sacó hace dos años, Richard Ashcroft se escondió detrás de sintetizadores y mucho Auto-Tune, pero en esta ocasión el cantante se abre por completo. En “We All Bleed” se muestra como pocas veces: honesto, obscuro y exento de todo. La guitarra tiene el estilo de Elvis Costello, pero todo lo demás parece sacado de un álbum de Nick Cave.
Un detalle importante es que la mayoría de las canciones sobrepasan los cinco minutos, pero no es un disco pesado. Todas los tracks se pasan rápido, como “Streets Of Amsterdam”, que te mantiene en constante atención de la letra, y se disfruta, a pesar de que el cantante ya no puede con los agudos.
Richard Ashcroft trata de cerrar a lo grande con “Money Money”, una canción llena de riffs y voces rasposas. Quiero pensar que esta es una despedida, una última canción de rock antes de dar paso a una nueva etapa. Un adiós a los guitarrazos, los solos y la vida de rockstar.
Tal vez mi calificación sea la más alta que verán, puede que haya visto este disco con muy buenos ojos, pero esto es lo que quería ver en Ashcroft. A nadie le gusta que sus artistas envejezcan, pero es peor verlos desaparecer en la irrelevancia por aferrarse a algo que ya no pueden ser.
Richard Ashcroft ha cambiado, mantiene su esencia pero dentro de sus posibilidades, un rebelde natural, no un rebelde eterno. Cae una estrella y podría nacer un ídolo, solo espero que no sea demasiado tarde.
9
XL / 2018
22/Oct/2018
Suspiria es el nombre del soundtrack que Thom Yorke realizó para el remake de la icónica cinta del mismo título, que originalmente dirigida por Dario Argento en 1977, ahora ve la luz reimaginada por Luca Guadagnino. El material está disponible en plataformas digitales, así como en LP doble y CD doble, y consta de 25 composiciones originales escritas por Yorke específicamente para la cinta de horror.
El álbum es una mezcla de trabajo instrumental, piezas intercaladas e interludios muy cinematográficos, y estructuras de canción clásicas, en las que la voz de Yorke, recuerda su trabajo en Radiohead. Tal es el caso de “Suspirium”, primer sencillo del álbum que es lindo, onírico e incluso romántico.
Suspiria fue escrito y arreglado por Yorke, grabado y producido por él mismo junto con Sam Petts- Davies, quien ya había trabajado con Thom fungiendo como ingeniero de grabación de A Moon Shaped Pool e ingeniero orquestal de Ok Computer (además de haber colaborado con artistas como Roger Waters y Frank Ocean, entre otros). También cuenta con la colaboración de la London Contemporary Orchestra and Choir, Noah Yorke en la batería (en los temas “Has Ended” y “Volk”) y el reconocido flautista ruso Pasha Mansurov (en la ya mencionada “Suspirium” que destaca precisamente por sus vientos).
El resultado de este trabajo es un disco que incluye baladas de piano y voz, muchos sintetizadores al estilo krautrock inspirados en el Berlín de 1977, voces en múltiples capas, y melodías que destilan terror (como la tétrica “Olga's Destruction (volk tape)” que parece un clásico del terror instantáneo, y melancolía (presente particularmente en los violines de “Klemperer Walks”). Destacan temas como “Unmade” que con su piano melódico y coro femenino resulta particularmente memorable, “The Conjuring of Ankle” también posee coros casi angelicales, al igual que “Sabbath Incantation” que posee un coro que aunque también con tintes eclesiásticos, es más masculino y remite a un grupo de monjes. Más oscura resulta “Has ended”, cargada de percusiones, distorsiones, que arranca con la dulce voz de Yorke para luego mutar en un tema prendido y bailable. Este tema comparte la pasión por la distorsión con “Open Again”, otra composición en la que este recurso está particularmente presente.
El culto a la cinta original de Argento, más el reciente hype alrededor de Guadagnino y la gran base de fans de Yorke, sumada a la calidad del material, parecen predestinar a Suspiria a ser un soundtrack de culto instantáneo. Quizá no sea tan novedosa como en su momento fue la banda sonora elaborada por Goblin para la cinta original, pero respeta las normas del género e incluso es probable en que se transforme en varias nominaciones para Yorke en la categoría de Mejor Banda Sonora. En cuanto a la comparación obvia: probablemente no sea tan compleja como los soundtracks que Jonny Greenwood ha creado, para por ejemplo, las cintas de Paul Thomas Anderson. Aún así, el lanzamiento de Suspiria es una buena noticia y temas como “Suspirium” agradaran incluso a quien no es fan de Radiohead o no planea ver la película (no por nada fue elegido como primer sencillo).
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