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Arts & Crafts México / 2020
Sin duda alguna el tercer álbum de estudio de Rey Pila es el más sincero y honesto de toda su carrera. No es que sus anteriores trabajos no lo sean, sino que percibo en ellos un proceso de constante búsqueda y descubrimiento, hacia lo que Diego Solórzano, Rodrigo Blanco, Andrés Velasco y Miguel Hernández buscaban proyectar en aquel 2011 cuando lanzaron su álbum homónimo. Esa búsqueda no la escuché en Velox Veritas.
Más bien, el disco me da la impresión de que la banda tiene las bases sonoras y un estilo bien cimentado en años de esfuerzo, dedicación y experiencia. Desde mi punto de vista, lo esencial en este nuevo material, es el juego sombrío al que se adentra la banda y la experimentación de los géneros musicales que combina, para presentarnos 40 minutos distribuidos en 11 canciones, que se van redescubriendo con cada escucha posterior.
El álbum fue grabado en los estudios Sonic Ranch, en El Paso, Texas. Dicho lugar ha acogido a artistas como Juana Molina, Él mató a un policía motorizado, Pussy Riot, Yeah Yeah Yeahs, Fiona Apple, entre otros. Fue producido con la ayuda de Dave Sitek (miembro de TV on the Radio) y en esta ocasión, el sello discográfico Arts & Crafts México, es el encargado de lanzarlo.
Ahora bien, la carta de presentación del disco, es la intervención que hace el artista originario de Oaxaca, Dr. Lakra (Jerónimo López Ramírez), de la antigua diosa romana, Veritas, hija del tiempo y la virtud. El reconocido tatuador, quien es hijo del pintor Francisco Toledo y estudiante del artista Gabriel Orozco, consigue transformar una muñeca en una autentica modelo, al más puro estilo dark wave.
Dr. Lakra y la banda, retoman la representación de la diosa, a través de la figura de una mujer vestida de blanco, cuyo reflejo es proyectado en espejos alrededor suyo. Nuestros ojos cumplen la función de ser el tercer cristal, por el cual Veritas nos mira profunda y retadoramente, invitándonos a conocernos y a no huir de lo que somos.
El también escultor, hace un trabajo estupendo con el arte de la portada al incluir figuras de dragones, serpientes y demonios alrededor de la adaptación de Veritas. Dichos elementos, junto con el maniquí, el cual resulta ser la máxima expresión sobre el ideal social del cuerpo humano, se combinan y resultan ser el parteaguas para plantear la pregunta, ¿qué tan certero o real es aquello que proclamamos como nuestra verdad?
Además, resignifica a uno de los valores más anhelados por el ser humano, lo problematiza y hasta cierto punto se vuelve controversial, pues ¿con cuáles y cuántos de nuestros demonios nos encontraremos en la búsqueda de las respuestas de nuestra existencia? ¿Estaremos dispuestos a aceptarlos?
(***)
Nuestro mundo tal y cómo lo conocíamos está cambiando aceleradamente y "Let It Burn", representa el hartazgo de estar siempre a medias en lo que realmente importa. La tibieza del medio protesto, medio me disculpo, medio ayudo, sin nunca alcanzar una meta en común. El ambiente del tema está lleno de influencia de música dance industrial y las texturas de los sonidos no dejan de vibrar en la cabeza por un buen rato. Es un tema digno para una presentación en vivo. Es con está canción, que los conciertos realmente se añoran.
Líricamente, "Dark Paradise", está hilada con el anterior track. Mantiene esa primera crítica al ambiente caótico e indiferente en el que estamos todas y todos inmersos en la actualidad. El tema es dinámico, en el sentido de que los primeros versos son llevados por un camino que alienta el cambio y la transformación, pero de un momento a otro, un sentimiento de frustración comienza a esparcirse en el coro, la voz de Diego baja la intensidad con la que inicia la canción y el mensaje, “People don’t care, people don’t mind” con ciertos esbozos de tristeza, es contundente.
Los beats iniciales se unen a los sintetizadores con un sutil chasqueo de dedos, generando así un ambiente sombrío. La voz de la corista, quien de aquí en adelante acompañará el tono barítono de Solórzano, es de los elementos más disfrutables de todo el álbum. El tema termina despacio y suave, después de haber hecho viajar a más de uno en medio de un paraíso oscuro y lúgubre.
Con "My Friends Are Going Crazy", bajamos a uno de los muchos infiernos existentes en el plano terrenal: las redes sociales. La canción parte del control al que estamos predispuestos en las diferentes plataformas para “socializar” y su impacto en nuestra vida offline. ¿Qué rayos les está sucediendo a mis amigos?, ¿En realidad me interesa?, quizá solo busco distracción, “el aburrimiento me está matando” expresa la banda.
Desde mi punto de vista, la canción evoluciona de una melodía bailable y bastante pegajosa a un grito desesperado sobre la fama y la popularidad; y con ello llega el estrés y la ansiedad que dichos conceptos producen. El track inicia con un ritmo repetitivo que llega a la cúspide con guitarras distorsionadas y sintetizadores con los que es inevitable no hacer un símil con máquinas y robots sacados de una película futurista o de ciencia ficción.
"Drooling" tiene un lugar especial en esta revisión. Antes de hablar sobre la canción desde sus diferentes aristas, considero necesario mencionar todo lo que conlleva el video animado, con el cual la banda presentó su tercer sencillo para promocionar el álbum.
La pieza audiovisual en su totalidad resulta una crítica de lo que el anterior track propone. Fue dirigido por el animador mexicano Daniel Farah, quien ha presentado su trabajo en diferentes festivales nacionales e internacionales y también se encargó del material audiovisual de "Let It Burn". Además, en su realización participó Salvador Herrera, Sandra Medina y Silvia Prietov.
El videoclip cuenta la historia de cierto personaje en busca de algo más, por lo que acepta la llave que le abrirá las puertas hacia sus más profundos deseos. No importa si la ciudad está en llamas, nadie lo detendrá para conseguir lo que quiere. Al final, la soledad, la perdición y la muerte lo acompañan.
Este track es la expresión excesiva de placer en todo el disco. Nos guía por paisajes sonoros que la banda no había plasmado en sus anteriores proyectos. El cuarteto mezcla sonidos caribeños, con un beat de reggae, los cuales contrastan con los sintetizadores utilizados a lo largo de la canción. Y al contrario de lo que podría pensarse, el auto tune utilizado en la voz de Diego encaja perfecto en el ambiente general de Velox Veritas.
Rey Pila ya no es más la banda apadrinada por Julian Casablancas. Han aprendido de él y de toda la industria que los rodea. Con este disco se han desprendido de la influencia del líder de The Strokes, que es bastante notoria en The Future Sugar (2015), para seguir su propio camino sin dejar a un lado todo lo aprendido. Han crecido como músicos y en específico, Diego Solórzano como letrista. "Casting a Shadow", es el ejemplo perfecto.
Al igual que el resto, me entrego en un sueño. Algunos egos mueren, algunos se levantan para representar la escena…Mis secretos más oscuros están profundos en el suelo, los desentierro cuando no hay nadie cerca. Como el resto, necesito compañía. Otro cerebro, una familia diferente.”
El material audiovisual para este sencillo es digno de una película de suspenso y terror. Fue dirigido y editado por Jason Ramno y la influencia del cine expresionista alemán es evidente. La canción en sí misma es una mezcla de teclados, guitarras y sintetizadores distorsionados que fluyen hacia ritmos synth pop característicos de los años 80.
A partir de este tema, el álbum transita hacia "Steps (Pt. 2)", una canción de amor en la que el ritmo desciende y funciona al mismo tiempo como un cruce a la segunda parte del disco. En el coro, una suave y tenue voz femenina acompaña a la tierna melodía en el teclado que se une al vocalista, para declarar mutuamente el amor y el deseo que una pareja tiene de envejecer juntos, porque “¿qué importa si eres un ángel o demonio?, mientras estemos juntos, deja que el mundo arda”.
"Lash Out" me recuerda mucho al sonido de Daft Punk. Empieza tranquila y justo después del coro hay una explosión de sintetizadores con los que una sensación de libertad, desprendimiento y ganas de bailar se apoderan de mi cabeza. Soltar el cuerpo y dejarse fluir. A pesar de ser una de las canciones con el ambiente y letra más oscuras de todo el disco, cuando aparece la frase: “acepta lo que no puedes cambiar”, se forma un contraste con todo lo anterior y la música te lleva directo a una explosión de sensaciones y a un trance estridente.
El track número 8 se titula "Josephine" y está inspirada en la emperatriz francesa y esposa del conquistador, Napoleón Bonaparte. Durante mucho tiempo, Napoleón le escribió muy apasionadas cartas de amor a Josephine mientras él estaba en la guerra, sin embargo, ella raras veces contestaba. Nunca correspondió su amor de la forma en la que él deseaba.
En la letra de la canción, se percibe esa desesperación y dolor que resulta del distanciamiento de quien se ama, algo que quizá Napoleón sintió en su momento. Diego Solórzano ha mencionado que “se volvería loco” si no pudiera estar en contacto con alguien tan cercano emocionalmente.
Es así como, "Josephine" representa mucho del temor a perder a alguien especial pero también es la promesa de no olvidar lo vivido y aprender a dejarlo ir. Transmite la ansiedad de la lejanía física y emocional y hasta cierto punto resulta una paradoja, si reflexionamos sobre la velocidad con la que se mueven la comunicación instantánea hoy en día. Los solos de guitarra y versos conmovedores funcionan muy bien para crear el ambiente preciso durante algún concierto de rock.
Hemos llegado a la recta final de Velox Veritas, de la mano de una canción que maneja con delicadeza nuestras sensaciones y oídos: "Over the Edge". Este tema es introspectivo y embriagante con frases como “Atrapado dentro de un sueño con todo el peso de la vida moderna que llevo en mi sistema”. Habla sobre el estrés, la depresión y el insomnio que producen estos tiempos raros y caóticos.
"Danger" es la penúltima canción del LP y sube el ritmo para terminar tal y cómo el disco inició : bailando. Podría pensarse que la letra es sobre amor, más bien, me parece que el tema central son los celos dentro de una relación. De nuevo, las guitarras y sintetizadores sobresalen. El tema culmina con una sensación de particular felicidad y satisfacción de todo lo que hemos escuchado. Estamos listos para el final.
Rey Pila cierra el disco con "Steps (Pt. 1)", una canción que nos motiva a seguir buscando el amor en cualquiera de sus formas. El modo tranquilo, reflexivo y hasta cierto punto psicodélico con el que la banda decidió cerrar el disco, es una manifestación de lo mucho que uno puede amar a alguien. “Quiero ser las noches que besas, las palabras que dices, los corazones que pintas…” canta Diego.
El tema es un viaje onírico que llega después de la catarsis que produjeron los 35 minutos anteriores. Por momentos, el ambiente me recuerda a la canción “Our Project”, de su álbum homónimo, pero está vez, la banda no se sincera con alguien sobre su necesidad de estar en algún lugar en específico en el futuro, sino que habla de una existencia nostálgica alojada en el pasado, una existencia en la que busca razones para seguir descubriendo su ser a través del amor.
(***)
Velox Veritas, representa un antes y un después de Rey Pila. Al igual que muchos artistas, el cuarteto plasma sobre su obra temas que les interesa, que los apasiona y quizá que les preocupa. Sin embargo, no caen en el dramatismo, el pánico o la desesperanza; saben cómo transformar aquellos demonios y sentimientos en algo disfrutable, algo que nos permita recordar que estamos vivos y que vale la pena bailar mientras la fiesta dure. Ojalá muy pronto podamos escucharlos en vivo y celebrar a los demonios que todos llevamos dentro.