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Warner Music / 2016
Tuvieron que pasar cinco largos años para que pudiéramos escuchar un nuevo álbum de estudio de los Red Hot Chili Peppers, pero por fin ha salido The Getaway y ha llegado el momento de saber a qué suena el veterano grupo en esta etapa de su carrera. Hay muchas cosas que se pueden decir sobre este material. Para empezar, se trata del primero de la agrupación que no es producido por Rick Rubin desde 1989 y, además, su proceso de grabación fue retrasado debido a un fuerte accidente que Flea tuvo al practicar snowboarding.
Con su bajista recuperado y cerca de 30 nuevas canciones que ya estaban listas para trabajar, RHCP se vio en la necesidad de escribir material nuevo por indicaciones de su nuevo productor, Danger Mouse, quien definitivamente logró inspirar a los músicos y los ayudó a encontrar otro sonido, contando para esto con la ayuda de Nigel Godrich, encargado de la mezcla. Podría decirse que, de cierta forma, se conservó la esencia de los Red Hot Chili Peppers y a esta se le agregaron diversos ritmos junto con distintas capas sonoras con las que no se había experimentado tanto en el pasado.
The Getaway abre justo con el tema que le da nombre, uno de los sencillos que se han desprendido para promocionar su lanzamiento. Funciona bien como tarjeta de presentación para saber qué es lo que estamos a punto de escuchar en los 12 tracks restantes. Al ponerle atención, es fácil distinguir una influencia del pop en su estructura, que está bien acompañada por el siempre eficaz y ya característico bajeo de Flea.
Con un sonido en el que predomina el funk y que recuerda un poco a otras canciones de los discos más recientes del grupo, llega “Dark Necessities”, el primer single que escuchamos y una muestra de la calidad en la ejecución de cada instrumento. “We Turn Red”, tema que también ya hemos escuchado, sigue la misma línea sonora establecida previamente. En algunas partes la lleva a otros lugares al bajar la velocidad en el ritmo e incluir guitarras acústicas que por momentos la convierten en una balada.
El quinto track, “Goodbye Angels”, va subiendo de intensidad poco a poco mientras Anthony Kiedis repite el coro una y otra vez. Resulta más intenso que los cortes anteriores. Hacia al final, incluye un tremendo derroche de energía en el que la guitarra, el bajo y la batería se fusionan. Luego llega “Sick Love” con todo y una colaboración de Elton John al piano. Conforme la escuchas, te sientes con ganas de mover la cabeza al ritmo de sus notas.
Por su parte, “Go Robot” comienza con un ritmo muy bailable que por momentos recuerda a lo hecho por Daft Punk en su placa más reciente, además de que se percibe cierta influencia de la música disco. “This Tinconderoga” es una invitación a perder un poco el control con duros riffs que se hacen presentes, intercala a la perfección partes veloces y llenas de energía con otras más tranquilas, logra diferenciarse del resto gracias al protagonismo que asume la guitarra.
“The Hunter” tiene un aire de blues y un piano melancólico que funciona para marcar el ritmo base de esta canción que resulta más solemne. El cierre llega con “Dreams of Samurai”, en la que escuchamos algo de funk. El último tema incluye pasajes de virtuosismo musical en los que todos los instrumentos suenan bastante bien, siendo la batería la que sobresale un poco gracias a la locura de Chad Smith con sus baquetas.
En cierta manera, The Getaway funciona como una catarsis para Anthony Kiedis debido a que la mayoría de las letras están influenciadas por una relación de dos años en la que se sentía apartado, es un disco que va de lo alegre a lo oscuro en un sube y baja de emociones, así como un trabajo en el que se nota más la madurez de los miembros. En resumen, se trata de otro buen álbum hecho por los Red Hot Chili Peppers.