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Duck Down / 2015
17/Jul/2015
Toronto es una ciudad multicultural como casi ninguna otra en el mundo; esa mezcla de culturas, puntos de vista y actitudes comienza a verse reflejada en su música y en sus artistas.
Así como Lido Pimienta, cantante colombiana de reciente nacionalidad canadiense, está haciendo ruido con su cumbia electro folk y Coronado, banda de indie rock liderada nada menos que por un regio, existen también, muchos otros artistas con raíces enterradas en otras latitudes, como el caso de Raz Fresco, hijo de jamaiquinos, pero nacido en Toronto, la ciudad que para él es a screwface capital como escupe en "Screwface City", canción de rimas explícitas alusivas a drogas y mujeres pero en donde también habla del racismo y violencia sistemática que existe y se vive.
Con colaboraciones de Bishop Nehru, Raekwon y algunos otros raperos más de la escena de Nueva York, es entonces que Raz Fresco, con una clara referencia en el título al más infame de los drug lords de Latinoamérica, lanza Pablo Frescobar, con rimas y beats producidos casi en su totalidad por él mismo.
Trabajó en algunos tracks con algunos miembros de The Bakers Club, colectivo de hip-hop que él mismo fundó, como en "Goodbody" uno de los mejores tracks, en donde suelta rimas con Lo Thraxx, uno de sus colegas de Brampton, Ontario, un suburbio de Toronto en donde surgieron las primeras rimas y beats para Renzo, pasión que nació después de la deportación a Jamaica de su padre.
Ahora, años después "he is in the game", como rapea en "New Pablo" , otro buen tema en el que hace apología a algún Pablo de nuevas intenciones, canción que comienza con su propia madre explicando la razón de su nombre. En general es un disco lleno de buenos samplers, letras densas y beats tan frescos como su apellido artístico.
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Arts & Crafts México / 2015
17/Jul/2015
¿A qué te sabe la vida? Los integrantes de Rey Pila lo pintan de una forma dulce, planteándose trascender en la escena del rock nacional. Después de poco más de cuatro años de su último material, se entregan a los universos de las maquinas y los clics con Future Sugar de la mano del productor Chris Coady y Julian Casablancas .
Melodías que remiten a un synth pop contagioso y bailable, son las encargadas de marcar el balance entre sintetizadores, guitarras eléctricas y el tono barítono de Diego Solórzano, en “Fire away” destapando el nuevo corte electrónico de la banda que, también juega con sonidos más oscuros y experimentales con “White Night”, dónde los sintetizadores se vuelven la parte medular, dejando sólo algunos acordes a la guitarra.
Con una rítmica suave y estribillos pop “Surveillance camera” cubre de una melancolía pasajera el ambiente, con su letra sobre amores perdidos que, deja preparadas las emociones para cargarlas de energía con las percusiones punzantes de “Alexander”.
El futuro es probablemente la mayor preocupación de los seres humanos así que “Future sugar”, track que le da nombre al disco, se revela contra las decadentes oficinas y la monótona rutina apostando por los sonidos alienados y una voz feroz que transmite su desesperación y ansias de avanzar el tiempo.
“Order police", con riffs penetrantes y un revuelo de sonidos secuenciados, provoca mover las caderas pero, guarda un poco de agresividad con los potentes golpes a la batería. “What a nice surprise” cargada de una sensibilidad pop, y guitarras rítmicas que se mezclan con los sintetizadores en los coros, dan el visto bueno a la evolución en el sonido de Rey Pila.
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