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Ramona — Párpados

8

Ramona
Párpados

RAMONA Musica/Cosmica Label Services / 2018

Artista(s)

Ramona

30/Oct/2018

Párpados: En la frontera de la élite psicodélica.

Atravesando el centro del país y llegando hasta el último rincón del sureste mexicano, los chicos de Ramona han sabido cosechar su popularidad y lograr ser una de las bandas con mayor reconocimiento en la escena psicodélica mexicana. Cérès fue el álbum responsable de su expansión y reconocimiento casi unánime, por lo tanto, hubo que afianzar todo lo conseguido y aprovechar el empuje que consiguieron para escribir rápidamente la siguiente página de su historia, la cual lleva el nombre de Párpados.

Es curioso observar las tendencias del grupo cuando relacionamos sus canciones más famosas con las mejores que tienen y la dirección que ahora están tomando: "Tristes Ojos", proveniente de su debut del 2015 (La segunda luz del día) tiene el mayor conteo de reproducciones en plataformas, y así lo intentaron en su trabajo pasado emulando con seguridad esas baladas de estilo Enjambre o Comisario Pantera (o un largo etcétera) con otros cortes cuales "Ojitos soñados" o "Perdóname". No obstante, también lograron canciones donde de verdad explotaron su vena psicodélica que les abrió una brecha para encontrar su identidad y donde cada sintetizador lo volvieron hipnótico junto a efectos de guitarra capaces de ahogar al escucha; todo esto, sucedió en Cérès, donde en un estado primario de este sonido se encontraban piezas como "Ávès" y en regocijo total con "Colores", canción que de haberla hecho alguna banda como Tame Impala se hablaría de una maravilla. En el caso de Párpados, se apuesta más por la sustancia que por la cantidad, reduciéndonos a ocho tracks, pero donde se concentran los mejores elementos de su placa anterior.

Aquí tenemos un compilado más libre, desatado, aventurado, con mejor desarrollo y ejecución, todo se nota desde que abren sin temor con una canción de 7 minutos, hablando de intenciones amorosas sobre un filtro alucinógeno, el estilo de su vocalista, Jesús López, por fin se atreve a variar añadiendo un tono romántico que pesa más cuando se aplica a jams instrumentales volviéndose un auténtico laberinto de coloración y acidez, aterrizados únicamente por sus cantos terrenales que devuelven algo de normalidad al final.

Las influencias del grupo son fáciles de identificar; tenemos por ejemplo las guitarras estériles y cacofónicas de UMO en "Miles y millones" o la mencionada "Párpados", también la implosión de teclados y synths que distinguen a Lonerism de Tame Impala en "Ojo del bosque", pero en general encontramos un equilibrio entre producción y arreglos, donde no es difícil entonar melodías claras a pesar de la condensación sonora, algo como sucedía en el debut de Temples. Aquí la gran diferencia es que a Ramona no le fue difícil desarrollar sus bases, reforzando y adaptando una fórmula que ellos sí pudieron controlar para dar luz a "Es difícil volar" y "Fuego", al final, llevando todo al extremo más brusco en "Esmeralda" que, con su robustez y avance portentoso se distingue por tener un mood más estresado.

"Gaia" e "Íris" fungen como interludios instrumentales necesarios en este viaje porque delatan la devoción de Ramona por los momentos más sutiles, melodiosos, cargados, multicolor, rápidos, turbios o airados. Avanzan a ellos de manera natural, sin forzarlos y por sí mismas se descubren como dos caras de una moneda: siendo la primera un viaje de sintetizadores siderales y la segunda un punto de reposo entre guitarras relajadas y coros al fondo. Y así como podríamos tachar a ambas por ser relleno, también podemos usarlas para aplaudir la habilidad de sus creadores, porque el álbum es sutilmente un arma de doble filo; podríamos rechazarlo por ser muy corto o aplaudirlo porque tiene mayor peso y efectividad, porque nos expone a una banda que supo aprovechar su experiencia, mezclar esos aprendizajes tanto propios como ajenos con su habilidad y talento para hacer un tracklist corto pero duradero en sensaciones, uno que reafirma y fortalece las virtudes de Cérès y que los establece como un referente en la escena psicodélica mexicana.