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Ramona – La Segunda Luz del Día

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Ramona – La Segunda Luz del Día
Ramona – La Segunda Luz del Día

Pan Dulce Productions/Cosmica Records / 2015

Artista(s)

Ramona

28/Sep/2015

Ramona y sus –bien pensadas– baladas románticas directo del norte del país.

Tijuana siempre ha sido un lugar bastante fructífero en cuanto a rock se refiere. Nada más hay que recordar al legendario Javier Bátiz, o a los innovadores Tijuana No y su primer vocalista Julieta Venegas para demostrar que en la frontera se respira rock. Justo en esa ciudad, famosa por su “tequila, sexo y marihuana” (según Manu Chao), surge Ramona, banda que se describe así misma como pop-rock-alternativo-indie pero que en palabras sencillas es una propuesta de rock con buenas letras y lleno de atmósferas.

Aunque se formó en 2012, su primer disco, La Segunda Luz del Día, salió a la luz hasta septiembre de 2015. Se trata de un material –lanzado por la productora de Carla Morrison, Pan Dulce Productions–, lleno de frescura y referencias a bandas como Belle and Sebastian o incluso sonidos que asemejan a cierta época de Babasónicos sin llegar a tratarse de una mala copia.

El álbum abre con la canción que le da nombre al disco. Una melodía pegajosa que inicia con la voz de Jesús Guerrero, acompañado de una guitarra, a las que se les une el resto de la banda justo después del primer verso. Esto es una fórmula probada dentro del rock, generar expectativa y corresponderla rápidamente. Aún así no suena mal, la instrumentación es muy buena y la ejecución mejor. Después sigue “Tóxico”, un rock pop muy al estilo de la nueva ola de grupos como Reyno o Costera, que están empezando a invadir el gusto de los chavos “preparatorianos”.

“Pasajero”, empieza con una guitarra acústica y la voz de Jesús, pero esta vez la batería acompaña, acentuando las notas y dándole fuerza a lo que un inicio parece ser una simple balada. Mientras avanza la canción, las atmósferas se hacen presentes con arreglos impecables que incluyen coros sutiles, guitarra que acompaña con ligeros punteros y percusiones electrónicas que sirven para acentuar sin perjudicar para nada el sentido orgánico del track.

De repente llega un cambio. “El incansable amor por la ruta”, empieza otra vez con una guitarra, pero en esta ocasión parece una referencia a The Whitest Boy Alive, lo cual parece confirmarse con la entrada de la batería, perfectamente ejecutada por parte de Omar Córdoba, pero que al momento de iniciar la voz nos manda al Río de la Plata y nos pone en la cabeza el estilo de Adrián Dárgelos (Babasónicos).

Después viene “Cinco”, la cual no destaca mucho más que por la inclusión de la trompeta como adorno, la cual le cae muy bien al sonido de la banda. Con “Dónde estás” parecen regresar a la calidad pero termina siendo el único momento bajo del disco, esto porque, aunque las referencias a otros artistas son parte de su estilo, en esta ocasión parece que no le metieron mucho de su cosecha y suena a algo repetido, aún así, como pasa en todo el disco, la calidad interpretativa de los integrantes de Ramona, salva la rola.

A partir de aquí entramos a una sección de baladas. “Pulso” es una típica balada rock, pero eso no le quita la calidad que en este caso se ve reflejada en la letra, bien pensada sin llegar a ser pretenciosa pero que demuestra que no se trata de cualquier hijo de vecina, no, en la canción más tranquila del disco no se mete, como lo harían muchos, a hablar de una ruptura amorosa, más bien hace una introspección como se nota en la frase “veo tus ojos tristes en el espejo, me llevan a otra dimensión (…) me desvaneceré en esta ausencia de color”.

“Tristes ojos”, la siguiente balada, parece un viejo rock and roll. En esta ocasión regresa al amor, o mejor dicho al desamor, a la ruptura, una letra digna de ser dedicada a esas personas que causan daño con su ausencia. La “intensidad” regresa con “Pídeme”. También cambia el giro de la letra, ahora, en lugar de dedicársela a la persona que se fue, puede ser una buena serenata para la nueva conquista. Pero este tema pasa rápido pues regresa rápidamente el despecho en “Vete con él”, la canción más escuchada de la banda, al menos en Spotify, y, sin lugar a dudas uno de los puntos más fuertes del disco que ya para este momento se encuentra en el ocaso.

El disco cierra con “Duermevela” y qué manera de cerrar. No sólo se trata de uno de los tracks más largos, sino que en él mezclan todo el sonido del disco en seis minutos. También demuestra su calidad como ejecutantes, compositores y arreglistas, Pasan, de la balada al rock; de la voz dulce a los largos puentes instrumentales que, sin embargo, no se hacen pesados.

Para concluir, se trata de un muy buen disco debut por parte de una propuesta interesante que, para bien de nuestro rock, se trata de un producto hecho en México.