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4AD / 2020
La música de Purity Ring siempre ha tenido ese sabor a oscuridad y sangre. Pero no la clase de oscuridad y sangre que pretenden ofrecer las bandas de death metal o core, sino algo más romántico y espiritual. WOMB no es la excepción.
El álbum es un ir y venir entre emociones que se mantienen en un espectro bajo. El inicio del disco, compuesto por “rubyinsides”, “pink lightning” y “peacefall” es una especie de lobby a un infierno pintado por un artista renacentista con toques de neo-goth. La sensación que deja el escuchar los primeros tres temas es la de estar flotando en una sustancia etérea, como si hubiésemos tomado un destilado de sueños y comenzado a viajar mientras el pecho está a punto de reventar… pero nunca revienta.
Sería difícil contextualizar, al menos para mí, este trabajo de la banda canadiense. Quizá todos sus proyectos sean especialmente complicados de acomodar dentro de corrientes o tratar de situarlo y calificarlo de una manera u otra. Claro, el género dentro del que juegan este par de artistas es el del dream pop y la música electrónica en general, pero sus composiciones salen de la norma tanto por sus letras como por la manera en la que crean capas y capas de emociones en cada uno de sus tracks. WOMB mantiene este patrón y nos entrega un cúmulo de estados emotivos con los que no es tan sencillo procesar.
Con “i like the devil” la voz de Megan adquiere una textura omnipresente que, aunque no se mantiene a lo largo del disco, deja un regusto único que marca la pauta para el resto del álbum.
Todo en este disco es oscuro, incluso los momentos de “lucidez” lo son. Pareciera que las capas son más o menos oscuras, pero nunca hay realmente luz.
A la mitad del álbum encontramos tres temas que se mantienen más independientes de cualquier cosa que haya hecho el dueto en trabajos anteriores: “femia”, “sinew” y “vehemence”. Claro, el uso de sintetizadores y los sonidos en general son los que hemos escuchado a lo largo de 10 años, pero hay un dejo de lucha nostálgica en cada uno de los tracks.
El tema central de toda esta obra es la discusión acertada y protagonista con la que Megan plantea el papel y percepción de la feminidad, de la mujer y de su papel en la sociedad y demás estratos culturales. Un discurso utilizado con mucha frecuencia en estos días (uno necesario, ciertamente), pero que en el caso de este trabajo es abordado de una manera tan poética y sencilla que se vuelve una expresión de la literatura épica contemporánea.
Lejos de cualquier concepto sobre el que haya sido planteado, el disco funciona musicalmente por sí mismo. Incluso si no entiendes la letra de los temas, cada uno de ellos te sumerge a mayor o menor profundidad de un cuerpo de agua oscuro y denso. No hay manera de salir una vez decidas escucharlo, pero tampoco quieres salir de ahí. Por ello, cuando la parte final de la sinfonía que es WOMB llega (“silkspun”, “almanac” y “stardew”), termina volviéndose un da capo al coda, pues sientes que haz perdido un pedazo de la historia o de tus emociones o de lo que sea que haya pasado por tu cabeza o tus vísceras mientras escuchabas las diez partes en las que se dividió la obra.
Esperamos suficientemente por un trabajo total de Purity Ring y aunque no es perfecto, puedo decir que estoy bastante satisfecho con lo que escucho en WOMB.