Princess Century - Lossy
Princess Century - Lossy

No sabrás cómo reaccionar a la música de Princess Century.

Susurros seductores en tu oído que te dicen lentamente y en pausas con frases retadoras:

"Trance, trance, trance.
Piérdete...
Déjate llevar.
Flota con mi música. Olvídate de todo. Vamos comenzando.
¿Llevas prisa?, ¿Sabes si quiera hacia adónde vas?
Cierra los ojos y baila, baila, baila.
Estás sudando, tu cuerpo ya está caliente...
Conoce mi lado salvaje".

Esas líneas son la nueva consigna de Maya Postepski, quien poco a poco se quita las sombras de TR/ST y Austra (apuntemos que sigue detrás de las percusiones en esta banda), y pone a Princess Century como figura central en sus sonidos. Lossy es el regreso, dos años después de publicar su debut Lossless. Ahora, como lo había dicho a principios de año, se concentra en las percusiones y aleja en su totalidad las vocales. Su música es la que habla, la que grita, la que provoca que pierdas el control durante los 22 minutos que dura el primer corte de este nuevo EP, un deslumbrante techno que da giros en distintos momentos para formar una canción (¿le podemos llamar canción a las piezas de más de 10 minutos?) redonda. Ambiciosa. Pisa y acelera en cada cambio de "Discoset", este primer tema nos deja pensando en cuál es la verdadera intención artística en este EP. ¿Maya lo pensó así o construyó los temas y se dio cuenta más tarde que podrían ir juntos? ¿"Discoset" se refiere a un set de música disco? Oleadas de sintetizadores atmosféricos y punzantes en cada giro. Cada vez más alucinante.

Postepski experimenta cada vez un poco más en su faceta de cerebro musical, no obstante notamos los diferentes momentos de “Discoset” unidos a través de pequeños beats, elementos mínimo; vemos los hilos de los cuales cuelga el superhéroe o encontramos los efectos especiales. No es una habilidosa conductora la que manipula los sintetizadores, quizá en su tercera entrega veamos más ambición en su música.

Los dos últimos temas duran en total 6 minutos. “June Gloom” y “Wabi-Sabi” son los resquicios de este EP que se deshilacha, que convive sin estar integrado del todo. Una marimba en el segundo corte y una violencia de sintetizadores en el tercer tema, nada que convulsione tu cerebro o tu cuerpo. A Maya aún le falta pulir el terreno digital, pero nos sigue sorprendiendo su hambre por crear música nueva y descubrir terrenos que nos pueden volver locos.