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Lex Records Ltd / 2018
Escuchar un disco de Prefuse 73 es un poco como leer una compilación de artículos de un autor que te gusta. No hay mucho en términos de una historia general, un clímax, o una tesis de pensamiento. A grandes rasgos, se trata de una serie de observaciones respecto a temas dispersos que si bien no ofrecen una gran verdad, son disfrutables y dejan que la mente despegue hacia lugares nuevos. Sea un libro o un álbum, eso está bastante bien cuando buscas relajarte y no necesariamente quieres que algo te vuele los sesos.
La producción de Guillermo S. Herren, para quien Prefuse 73 es solo uno de los diversos aliases bajo los cuales saca música, se ha hecho cada vez más meticulosa y refinada desde que debutó en 2001 con Vocal Studies and Uprock Narratives. Ahora, con Sacrifices, se ha alejado más de la producción hip hop, era y ha dejado que las influencias de ambient, jazz y hasta IDM se hagan más visibles.
Como álbum, el resultado no es tan emocionante y energético a comparación de su trabajo más célebre, One Word Extinguisher (2003) es un buen ejemplo. Por el contrario, en este reciente esfuerzo vemos a un Herren más tranquilo, llevando una existencia bastante amena y calmada.
No sorprende si se sabe que la mayoría de los temas en Sacrifices son inspirados en pequeños momentos de su día a día; como que alguien le regale un boxset de William Basinski (“Basinkitarian”), o comprar una copia de segunda mano de la revista avant garde (“Gravure”), o solo el sentimiento de pasear por el barrio en el que vivía su novia antes de que la convenciera de mudarse juntos (“Washington Heights Lovers”).
Tras décadas ya viviendo cerca de Nueva York y con una relación estable de por medio, tiene sentido que Sacrifices se sienta más tranquilo, meditativo y suave. Las colaboraciones también son otro departamento en el que Herren se relajó esta vez. “Silver & Gold” resalta del resto del álbum gracias a la voz soulesca de James Tillman, siendo la única con un artista invitado. Canciones como “The World Is Bigger” o “In The Blood”, incluso tenían partes vocales que Herren optó por eliminar.
En esos casos, deshacerse de lo que se consideraría el punto focal de la canción resultó ser la clave para completarla. Sospecho que para Herren ese tipo de decisiones fueron una constante mientras estaba viviendo con estas piezas. Incluso en lo más simple y cotidiano, suele haber algo que se sacrificó. Ser consciente de eso puede enaltecer hasta el suceso más insignificante.