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7
Warp Records / 2016
La experiencia, ¿fortaleza o debilidad? Por un lado, un artista experimentado compone mejor, domina el escenario, toca su instrumento con maestría y ya demostró su vocación al sobrevivir al paso del tiempo. Por otro lado, un artista nuevo tiende a arriesgarse más, innova, experimenta y no está cansado.
Plaid, el reconocido dúo inglés de música electrónica integrado por Andy Turner y Ed Handley, ejemplifica este debate en su más reciente entrega, The Diggin Remedy, un álbum bien compuesto y producido pero, a la vez, repetitivo y predecible si has escuchado sus antecesores.
Desde el primer sonido se nota la planeación y el trabajo previo a la realización del material. Sin embargo, también es evidente que los músicos ingleses repiten la fórmula que les ha funcionado en sus últimas placas.
El primer track, “Do Matter”, inicia con un intro pegajoso, ritmos monótonos y generando una atmosfera agradable que instantáneamente capta la atención. Posteriormente, una vez que tienen tu interés, las canciones se tornan más psicodélicas y los beats comienzan a sonar más estilo IDM. Y, así, continuará hasta finalizar con tres pistas que se van tornando más relajadas, disminuyendo el frenesí que causaron los temas intermedios y anunciando el final de este viaje.
Si bien, la fórmula en cuanto al orden es la misma que les han funcionado a lo largo del tiempo -siendo francos es la fórmula obvia y que casi cualquier artista utilizaría-, la composición sí dista mucho de su entrega pasada.
Este es un disco mucho más ecléctico, en el que los británicos combinan perfectamente géneros como el math rock -especialmente en “Yu Mountain” y “Lambswood”-, rock progresivo, synth pop, house, R&B, rock alternativo, disco, funk, mucho techno e, incluso, un poco de new wave.
Se distingue claramente la influencia de artistas tan consolidados como Kraftwerk, Daft Punk y The Chemical Brothers, hasta músicos en apogeo del calibre de Animal Collective en “Dilatone” o Julian Casablancas en “Melifer”.
Destacan “Clock”, el mejor track del disco y, tal vez, uno de los mejores de su carrera por sus cambios de ritmo y sonido experimental con toques de funk y disco; “The Bee” por eso sonido R&B tan notorio y agradable; “Lambswood” por su combinación de math rock, electrónica y sonidos asiáticos; “Held” y “Wen”, los cortes más lentos pero con un ambiente tranquilizante y agradable.
Quisiera concluir esta reseña diciendo lo que Plaid demuestra, pero Plaid ya no tiene nada que demostrar, simplemente refuerzan lo que ya sabemos: que saben producir un buen disco, darle el orden óptimo, combinar géneros sin perder su esencia y mostrar que, contrario a lo que muchos dicen, componer música electrónica -buena música electrónica- requiere de talento. The Digging Remedy no será el disco del año, o el hit de la carrera de Plaid, pero es un buen disco que, definitivamente, vale la pena escuchar.