7
Warp Records / 2016
29/Jun/2016
La experiencia, ¿fortaleza o debilidad? Por un lado, un artista experimentado compone mejor, domina el escenario, toca su instrumento con maestría y ya demostró su vocación al sobrevivir al paso del tiempo. Por otro lado, un artista nuevo tiende a arriesgarse más, innova, experimenta y no está cansado.
Plaid, el reconocido dúo inglés de música electrónica integrado por Andy Turner y Ed Handley, ejemplifica este debate en su más reciente entrega, The Diggin Remedy, un álbum bien compuesto y producido pero, a la vez, repetitivo y predecible si has escuchado sus antecesores.
Desde el primer sonido se nota la planeación y el trabajo previo a la realización del material. Sin embargo, también es evidente que los músicos ingleses repiten la fórmula que les ha funcionado en sus últimas placas.
El primer track, “Do Matter”, inicia con un intro pegajoso, ritmos monótonos y generando una atmosfera agradable que instantáneamente capta la atención. Posteriormente, una vez que tienen tu interés, las canciones se tornan más psicodélicas y los beats comienzan a sonar más estilo IDM. Y, así, continuará hasta finalizar con tres pistas que se van tornando más relajadas, disminuyendo el frenesí que causaron los temas intermedios y anunciando el final de este viaje.
Si bien, la fórmula en cuanto al orden es la misma que les han funcionado a lo largo del tiempo -siendo francos es la fórmula obvia y que casi cualquier artista utilizaría-, la composición sí dista mucho de su entrega pasada.
Este es un disco mucho más ecléctico, en el que los británicos combinan perfectamente géneros como el math rock -especialmente en “Yu Mountain” y “Lambswood”-, rock progresivo, synth pop, house, R&B, rock alternativo, disco, funk, mucho techno e, incluso, un poco de new wave.
Se distingue claramente la influencia de artistas tan consolidados como Kraftwerk, Daft Punk y The Chemical Brothers, hasta músicos en apogeo del calibre de Animal Collective en “Dilatone” o Julian Casablancas en “Melifer”.
Destacan “Clock”, el mejor track del disco y, tal vez, uno de los mejores de su carrera por sus cambios de ritmo y sonido experimental con toques de funk y disco; “The Bee” por eso sonido R&B tan notorio y agradable; “Lambswood” por su combinación de math rock, electrónica y sonidos asiáticos; “Held” y “Wen”, los cortes más lentos pero con un ambiente tranquilizante y agradable.
Quisiera concluir esta reseña diciendo lo que Plaid demuestra, pero Plaid ya no tiene nada que demostrar, simplemente refuerzan lo que ya sabemos: que saben producir un buen disco, darle el orden óptimo, combinar géneros sin perder su esencia y mostrar que, contrario a lo que muchos dicen, componer música electrónica -buena música electrónica- requiere de talento. The Digging Remedy no será el disco del año, o el hit de la carrera de Plaid, pero es un buen disco que, definitivamente, vale la pena escuchar.
8
Quemasucabeza / 2016
Luis
Avilés
29/Jun/2016
Después de una espera que se alargó por cinco años, se ha publicado por fin el segundo álbum de Caravana, proyecto chileno fundado por Rodrigo Santis, mandamás de la mítica disquera Quemasucabeza y también conocido por su trabajo con Congelador. Caminata es el nombre de este nuevo trabajo integrado por 10 hermosos temas que corren a través de un folk luminoso que se tiñe de experimentación. Como si fuera poesía al oído, es cálido y acogedor.
Para este segundo material, Santis se rodeó nuevamente como en su primera entrega de algunos de sus mejores amigos, y que para su fortuna son también grandes músicos: Álvaro Solar de Protistas, Estefanía Romero y Felicia Morales. Esta última resalta, sobre todo, en la primera parte del disco, donde los arreglos que aporta con la magia de su chelo hacen que cada tema tenga una esencia única.
Si bien la voz de Rodrigo no es su fuerte, ese tono grave y grisáceo termina siendo un gran atributo, el cual se acopla perfectamente a los coros de Felicia y Estefanía.
Las canciones entre el folk, ritmos campiranos y la nostalgia van tocando las más profundas emociones humanas. La añoranza está presente en “Juegos Olímpicos”; la reflexión en “Al Filo”; “Fantasía” e “Interestelar” provocan alegría y emoción; “Amigos” recuerda viejos tiempos y lo difícil que es ese proceso de dejar ir.
A partir del track siete, la textura de la placa se vuelve un poco experimental: ya no es tan colorido el álbum, el ambiente es más serio como en la sensual “Camino” y la intimidante “Mutilaba”, y este contraste que poco a poco va aumentando hace de este trabajo una verdadera joya. De comenzar con un piano y guitarras acústicas en la primera canción, cierra con el tema “Quisiera” en medio de una entrañable distorsión y explosión de sonidos que va despidiendo el álbum como se despide al ser querido.
Caminata, queémejor nombre para un disco que después de escucharlo crea esa sensación de haber hecho un trayecto que hizo que algo dentro de uno cambiara. Una caminata en la que todo el tiempo uno se siente abrazado y acompañado, seguramente como Rodrigo Santis se siente en su proyecto en solitario al estar arropado por sus amigos. El segundo álbum de Caravana es, sin duda alguna, uno de los discos más bonitos y entrañables que ha entregado recientemente la interminable escena musical chilena.
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