9
Pixiesmusic/Play It Again Sam/[PIAS] / 2016
26/Sep/2016
Junio de 2013 fue un mes de sobresalto musical, el rumor se había esparcido y por todos lados se hablaba de la noticia: Kim Deal había dejado Pixies. Nada volvería a ser lo mismo. ¿Cómo podría el resto de la banda sobreponerse al enorme vacío que implicaba la ausencia de una de las bajistas más representativas de los últimos tiempos? Para Francis, Santiango y Lovering no quedaba otra alternativa más que seguir adelante e intentar no desfallecer en el intento.
De ese primer impulso nació Indie Cindy (2014,) la primera grabación de la banda en 23 años. Surgido de la catarsis y compuesto durante un momento de transición importante, el álbum dejaba ver en sus composiciones a una alineación fracturada que si bien, respondía al sonido que todos recordábamos, adolecía de la contundente aspereza de sus primeros discos.
Mientras tanto, los compromisos continuaban y era necesario encontrar a la Cenicienta capaz de llenar la zapatilla que Deal había abandonada en el camino. Y así, después de solo un intento fallido (usted recordará el episodio del despido exprés de Kim Shattuck,) a principios de 2014 llegó Paz Lenchantin; una duende nata, menudita y encantadora que al instante demostró ser el elemento musical y emocional que Pixies necesitaba.
De manera veloz y natural todo tomó su sitio, y con nuevos aires en septiembre de 2015 la banda entró al estudio durante seis semanas en para dar vida a Head Carrier, su sexto álbum de estudio que verá la luz el próximo 30 de septiembre.
Bajo la producción de Tom Dalgety (Royal Blood, Killing Joke y Siouxie entre otros) la banda retomó sus orígenes de crudeza y contraste sonoro, brindándonos a través de los 12 tracks que componen el disco, el regreso que todos estábamos esperando.
En Head Carrier es posible encontrar todos los elementos icónicos de Pixies: riffs de guitarra iracundos que contrastan con estructuras armónicas en donde se desdibuja la frontera entre la consonancia y la disonancia; voces que van de lo angelical a lo siniestro, y una base rítmica poderosa que en ocasiones se llena de violentos espasmos. Sin dejar de lado el gusto por la lírica surrealista y aparentemente inconexa
Una vez más, las canciones son construidas mediante extrañas referencias que incluyen figuras mitológicas (Baal´s Back, cantada desde la voz de un antiguo demonio ); narraciones bíblicas (En “Head Carrier” se cuenta la leyenda de St. Denis santo patrono de Paris, quien al ser decapitado caminó varios kilómetros con su cabeza en la mano predicando la palabra divina); y personajes que encarnan ya sea, torcidas historias de amor y vulnerabilidad (“Bel Esprit”, “All The Saints”) o retratos de paradójica violencia (“Classic Masher”, “Um Chagga Lagga”).
Destacan en el disco los momentos agresivos, en donde Black se desliza con múltiples personalidades a través de todo su rango vocal demostrando porque -a nuestro parecer-, es uno de los vocalistas más completos de nuestros días.
Si a la ecuación sumamos las atípicas y polarizadas intervenciones melódicas de Santiago en la guitarra, y la dupla perfecta que en la sección rítmica desempeñan Lovering y Paz, el resultado se vuelve exquisito.
Al escuchar Head Carrier seguramente habrá quien, empapado de malsana nostalgia, quede no del todo conforme con la entrega. Habrá también quién critique su aparente “falta de innovación” sonora. Lo único cierto es que Pixies sigue siendo Pixies y a la fecha no hay nadie que pueda hacer lo que ellos hacen, sobre todo ahora que parecen estar en su mejor forma.
9
4AD / 2016
23/Sep/2016
La mayoría los encasilla en el género rock, otros más no los clasifican en ninguno, pues le encuentran una mezcla con tintes punk. En sí Merchandise es una banda difícil de catalogar, ellos mismos dicen estar en una “zona gris del punk, lo ruidoso y la música pop”, incluso podría decirse que con un toque de glam rock y rock gótico.
El trío de Tampa, Florida cuenta con tres producciones, cada una diferente entre sí pero con un sello particular de la banda: el ensamble de sonidos entre la guitarra, el bajo y la voz de Carson Cox, que nos llevan a una zona oscura y a deambular en más de un género.
Quizás ha sido un patrón, o puede que no lo consideren así, pero la agrupación se ha caracterizado por sacar un material nuevo cada dos años. Este 2016 ya se esperaba su aparición. No nos fallaron y llegan con A Corpse Wired for Sound, que se escucha un tanto gótico y con más potencia instrumental que su antecesor: After The End, un disco más tranquilo, rock-pop y cálido.
Como siempre, los sencillos fueron los primeros en aparecer: “End of the Week”, “Lonesome Sound” y “Flower of Sex”. El material es tétrico. Cuando lo escuchas te lleva a la década de los 70, sí, a esa etapa donde surgió el post punk. Así que sin temor puede asemejarse a The Cure, Siouxsie & The Banshees y Echo & The Bunnymen, por mencionar a algunos.
A Corpse Wired for Sound inicia con “Flower of Sex”. Una canción psicodélica. Los riffs de la guitarra predominan y se acoplan a la perfección con Cox. Se disfruta, porque no siempre encuentras un barítono, y menos a uno que logre esta unión con las texturas de los sonidos.
Los tres tracks que aparecen a la mitad de esta producción –los otros sencillos y “Shadow of the Truth”– son el clímax. Son sombríos, solitarios –como su nombre lo dice–. Los videos de estas canciones confirman lo anterior. Por ejemplo, “Lonesome Sound” es melancólica, la guitarra es muy suave, sientes que te llevan por una historia triste que termina en el renacimiento del intérprete.
Merchandise logró un material bien producido y planeado. A pesar que en promedio las canciones duran poco más de cuatro minutos –en una época donde son una minoría quienes escuchan pistas largas– es ameno, lo disfrutas y quieres seguir escuchando, quieres saber en qué culmina.
Haz click en la banderilla para guardar artículos en tus favoritos, ingresa con tu cuenta de Facebook o Twitter y accede a esta funcionalidad.
Avisos