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Pigs Pigs Pigs Pigs Pigs Pigs Pigs — Viscerals

9

Pigs Pigs Pigs Pigs Pigs Pigs Pigs
Viscerals

Rocket Recordings / 2020

Artista(s)

Pigs Pigs Pigs Pigs Pigs Pigs Pigs

Viscerals: Ruidos altos para olvidarnos de nuestros problemas.

En sus inicios jugaban mucho con largos jams y con la experiencia ganada de tanto tocar libremente ahora en Viscerals nos presentan un bonche de rolas más brutales. 

Llevaron la creación de canciones a otro nivel, combinando doom, sludge y heavy, dándole su espacio a cada uno de esos géneros, para que los riffs sean más versátiles y al mismo tiempo disfrutables.

Pigs Pigs Pigs Pigs Pigs Pigs Pigs ha jugado mucho musicalmente y todo ese recorrido lo ha llevado a Viscerals, ¿un material mejor o peor que el anterior?, solo diferente.

Enlodémonos en la ira

Acá la furia incrementa bastante, pero el ingenio en composición y la ejecución de sus instrumentos crecen a la par. Porque, aunque sí se escucha un volumen elevado de distorsión, también se escucha una técnica más pulida y precisa. 

Además, la producción ayuda mucho a que cada detalle de lo que sucede en Viscerals se escuche sin problema.

Le bajan dos rayitas a las canciones de larga duración, tirando por el drenaje las sensaciones psicodélicas que escuchábamos en King of Cowards. Así, la agresión y la ira invaden cada segundo de Viscerals.

¿Esto es bueno o malo? Todo depende de que tipo de oído tengas, a mi en particular me gusta más el aura psicodélica del primer disco, pero disfruto mucho los potentes riffs poco piadosos del nuevo disco. 

En realidad, Pigs Pigs Pigs Pigs Pigs Pigs Pigs entrega algo distinto, sigue evolucionando en su sonido y eso es lo único que importa, explorar y disfrutar lo nuevo.

La diversidad del uso de pedales para cada solo en cada una de las rolas es uno de los detalles más finos del disco, porque a veces podemos escuchar solos potentes con capas de eco, luego un solo más violento con mucho fuzz o un solo con más velocidad y una configuración chula de reverb. Eso le da una satisfactoria variedad al sonido de Viscerals que nos da una sensación de placer distinta en cada track.

El volumen de agresión en las canciones es suficiente como para no escuchar nuestros pensamientos y fácilmente escapar de cualquier demonio interno para solo dedicarle unos buenos movimientos de cráneo, una entre ceja fruncida y una sonrisa a cada uno de los riffs del disco.

No se puede negar que todo lo que hace Pigs Pigs Pigs Pigs Pigs Pigs Pigs en Viscerals no es nada nuevo, a leguas se pueden escuchar todas las influencias musicales entre líneas, pero al mismo tiempo no se puede rebajar lo que hacen, porque lo hacen bastante bien, el disco es bueno y puede volverse adictivo, como para ponerlo en repeat durante días.

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Kehlani — It Was Good Until It Wasn’t

9

Kehlani
It Was Good Until It Wasn’t

Atlantic / 2020

Artista(s)

Kehlani

Kehlani: Conversaciones de la intimidad que se convierten en canciones para sanar.

Una de las tareas de cualquier artista, y quizá la más complicada de todas, es la de retratar su particular visión en su obra: ya sea un discurso contemplativo, uno de crítica, introspección o un mero registro de lo que acontece. De esta manera, Kehlani se ha consagrado como una verdadera artista con su segundo álbum de estudio.

La vida de la cantante y compositora de Oakland ha estado siempre en boca del mundo, o al menos desde que saltó a la fama. Eso no es nuevo. Tampoco es nuevo que sus canciones tengan una parte de autobiografía en ellas, pues tal como lo hizo en 2017 con SweetSexySavage, el disco que nos anticipaba ya desde hace un mes con los sencillos “Toxic”, “Everybody Business” y “F&MU” viene cargado de esa sensación de ensayo sanador.

Si hay algo que ha caracterizado a la cantante de R&B, además de su exquisita y particular voz, es el storytelling que contiene cada uno de sus temas, y que dan forma a cada uno de los proyectos que hemos tenido oportunidad de escuchar. Desde la musicalidad y las emociones vertidas en cada corte, hasta las letras profundas y personales, It Was Good Until It Wasn’t no pierde esta tradición que, al menos yo, agradezco infinitamente.

Empiezan a sonar sintetizadores que entibian el ambiente con “Toxic”, una pieza llena de sentimientos dolorosos y reveladores. La voz de Kehlani seduce y al mismo tiempo somete a quien escucha: una canción que bien podría funcionar como tema durante un lap dance o como aquella que enviarías a tu ex pareja agradeciéndole por toda la mierda que te hizo más fuerte. Los vocales del fondo pertenecen a Ty Dolla $ign. El siguiente tema es “Can I”, en donde aparece junto con Tory Lanez, siendo uno de mis tracks favoritos del trabajo. Las voces de ambos se persiguen en cada uno de los versos y la manera en la que se conjugan para llevar la sensualidad del tema a un punto tan excitante es simplemente impecable.

“Everybody Business” es uno de los temas centrales de todo el álbum, pues en él se representan los motivos que rodean todo el material: rumores, infidelidad, relaciones personales que se vuelven del dominio público; todo esto con una composición musical tranquila dominada por una guitarra que acompasa lo terso de las palabras de la artista. “Grieving” a su vez es una de las piezas más peculiares, no solo por la colaboración con James Blake, sino por la sensación de flotar en un espacio oscuro en el que, sólo por momentos, se puede ver una luz que da esperanza. Se convierte en una zona estéril, pero que cobija y, al tiempo que nos mantiene a salvo, nos empuja a salir. 

Una de las sorpresas más grata es “Bad News”, que se mantiene en una atmósfera melancólica e introspectiva. Con la ayuda de Col3trane en el fondo, la nostalgia de la instrumentalización ayuda a sumergirnos más dentro del álbum. 

En general el disco mantiene una línea lírica muy marcada, pero cada uno de los 15 temas tiene una particularidad única que hace que escucharlo sea un placer casi masoquista. Lo menos interesante de todo, por raro que parezca, son las colaboraciones, pues aunque los nombres son grandes, pudieron nunca ser y lo grandioso del álbum seguiría ahí… aunque claro que suman y son un regalo que se agradece.

Así, It Was Good Until It Wasn’t, puede ser un álbum sencillo y que no sorprende viniendo de quien viene, pero es un trabajo que conjunta lo mejor de la californiana y que, aún así, marca un nuevo punto de partida para el sonido y la carrera de Kehlani.

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Pigs Pigs Pigs Pigs Pigs Pigs Pigs — Viscerals