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Petyr — Smolyk

8

Petyr
Smolyk

Outer Battery / 2018

Artista(s)

Petyr

26/Jun/2018

Skate rock para amantes del fuzz y la psicodelia.

Después de haber conquistado la edición 2018 del festival Roadburn con sus sets explosivos llenos de psicodelia, la banda californiana Petyr nos presenta su segundo LP Smolyk con una duración de 45 minutos a través de Outer Battery Records. En este disco, el skate profesional y líder de la banda: Riley Hawk (hijo del ícono Tony Hawk) logra una cohesión en un espectro de tonos ácidos, naturales y fluidos de hard rock clásico, acercándose a métodos progresivos sin perder el groove que es el sentido primordial.

Este material arranca con un trip de fuzz dividido en cuatro partes cortas: "Smolyk Part 1", "Smolyk Part 2", "Smolyk Part 3" y "Smolyk Part 4", con una sección rítmica donde la batería y el bajo anclan la mayor parte del sonido, mientras los riffs se vuelven un remolino envolvente que prevalece a lo largo de los cortes caleidoscópicos, que son matizados por una voz distorsionada y borrosa que parece deleitarse en el caos de su propia creación.

La improvisación es una parte angular en la metodología de la banda, por lo que no es una sorpresa que "Sunrise Double" se muestre como un punto destacado empapado de stoner y una línea repetida con fervor alucinógeno, es una oleada creciente de riffs en la ejecución total de siete minutos. Después, la banda sorprende con "Salt Lake", un jam instrumental  hipnótico con un enfoque más estructurado a través de torrentes de solos y boogie ácido. En este lapso, Petyr todavía encuentra espacio para atascarse con "Grease 'em All", un sonido más rudo que les sienta muy bien en medio de el enloquecedor e insistente riff con un empuje ponderado que demuestra de manera efectiva la vitalidad de la banda.

Llamarlos skate rock parece bastante justo porque resume y representa el interesante movimiento pesado de la costa oeste de California, por ejemplo en "Zero Time (Dark)" el atractivo es la completa falta de pretensiones, lo que obliga a la canción a transcurrir de forma natural aludiendo al riff y asintiendo a las vibraciones. Finalmente, Smolyk cierra con un punto coherente y duro: "Distant Shores", que tiene una producción nítida y equilibrada por una frecuente sensación del sonido en vivo. Es un jam vigoroso que, a medida que pasan las voces, se quedan atrás a favor del uso de efectos durante la hipnosis hasta que la pieza parece desintegrarse.

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Nine Inch Nails — Bad Witch

9

Nine Inch Nails
Bad Witch

The Null Corporation / 2018

Artista(s)

Nine Inch Nails

Dentro del lado oscuro de la mente.

“¿Por qué estoy haciendo esto? Porque es lo que hago. Siento que tengo algo que decir. De verdad necesito hacerlo. Me siento bien cuando lo hago. Me pone en contacto con un sentido de propósito. Me gustaría que la gente supiera que la música puede ser un tema central. Puede ser esta cosa sobre la cual pones toda tu atención. Que requiere de mucho tiempo para ser parte de ella. No es algo que suceda en la parte de atrás mientras estás haciendo algo más. Puede serlo todo. Demanda toda tu atención”, Trent Reznor.

La tercera entrega de este ambicioso proyecto narrativo de Nine Inch Nails que comenzó hace dos años con Not The Actual Events, siguió en 2017 con Add Violence y culmina con Bad Witch, es la más sólida, la más inquietante y musicalmente, la más compleja de la trilogía. Es cierto que existen muchas categorías en donde podría encajar el sonido de este concepto musical que lleva trabajando el genio de Trent Reznor desde hace casi 30 años, pero ninguna sería atinada para acercarnos a una posible definición en donde encaje. “Soy un adicto a la autodestrucción. Esa es mi verdadera naturaleza y esto es una ilusión de tiempo prestado. Siento que es algo que necesito procesar internamente”, le dijo Reznor a la periodista Lizzy Goodman. Su trabajo se ha enfocado en profundizar dentro de las partes más oscuras del ser humano, de donde surgen sentimientos como la tristeza o el coraje y de donde se toma un punto de vista crítico sobre el mundo, desde donde se puede recorrer la historia de la humanidad en su lado más cruel. Eso es este álbum.

“No vamos a elevarnos a seres trascendentales. Estamos jugando con nosotros mismos. Sé que esto será una decepcionante conclusión para algunos. No es lo que quieren. Quieren que sea la realidad virtual de la matrix, y esto es opuesto a eso, es una computadora sucia y rota y todo lo que creen en realidad es pura mierda”, dice Reznor sobre Bad Witch. El primer corte “Shit Mirror” es un punk industrial saturado en donde su voz es un grito ahogado que gruñe “nuevo mundo, nuevos tiempos, mutación, se siente bien” mientras la batería se acompaña por un sonido similar a unos clavos golpeando metal y un público aplaude la consigna. “Ahead of Ourserlves” es como “Starfuckers, Inc.” revolucionada, con un intro de baterías más veloces, las voces completamente distorsionadas, como si se tratara de una mala grabación, coros en eco y un riff de guitarra abrasivo, tonos digitales ensuciando la pista, contaminando el ya de por sí atascado tema.

El tema más interesante es el sencillo “God Break Down The Door”, un combo de free jazz con rock, notas de marimba y un saxofón delirante, locura musical que puntualiza lo que ya decía Reznor. “No encontrarás las respuestas aquí, no las que viniste a buscar”. Las dos piezas restantes “I’m Not From This World” y “Over and Out” son composiciones muy similares a su trabajo como encargado del score de algunas películas, ambientes con beats a un ritmo constante, pero hay algo peculiar en “Over and Out”, la voz se escucha distinto del resto de todo su catálogo, entra limpia en su primera frase, con un reverb, pero nítida, clara, honesta, para afirmar que se le está acabando el tiempo.

Anteriormente hablaba de la necesidad de agregar violencia como un elemento catártico dentro de la vida o de la fantasía o en el arte como un punto de inflexión para cambiar las cosas, ahora el punto es otro: esto que estamos viviendo no es lo que parece, no es un mundo virtual pulcro, perfectamente pulido, porque pensar eso es evadir la realidad. Trent Reznor junto con Atticus Ross ha despertado de nuevo ese lado autodestructivo que abandonó desde The Fragile, aquel mítico descenso al abismo, y con el cual parece que quiere por lo menos dejar varias preguntas en el aire ¿Qué tal si esto no debería ser así? ¿Qué tal si esto es un sueño? ¿Qué tal si lo que nos dicen que es cierto, no lo es? ¿Qué tal si estas formas digitales, virtuales, de fácil acceso y de consumo inmediato son solo una manera de hacer que nos olvidemos de lo que en realidad somos? ¿Qué demonios somos? No en un afán de pensar que algo se puede hacer para mejorar el mundo, sino el simple hecho de conocer de qué nos estamos sosteniendo. Solo que para profundizar en esto hay que viajar al centro de esa oscuridad, cerrar los ojos y hundirse en su música. Buen viaje.

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Petyr — Smolyk