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7
Sony Music / 2020
¿Algún álbum de Pet Shop Boys es perfecto en su totalidad? No lo creo, pero tampoco lo puedo negar o asegurar. Sin embargo, la magia de los bretones está en la creación de joyas musicales únicas regadas en cada uno de sus 14 discos (incluyendo este último). Esta última entrega llamada Hotspot sigue este patrón: más relleno olvidable que beats inolvidables.
La esencia de Pet Shop Boys se siente desde el inicio con “Will-o-the-wisp”. Es pop en su formato más catchy. Si bien habla del hubiera y lo que terminó siendo de la historia de un ser amado, la canción puede utilizarse para tres cosas: concentrarte en el trabajo cuando vas contrareloj, hacer cardio o ambientar la fiesta, tú decides.
Es un buen comienzo, pero el ritmo se encuentra con obstáculos. “You are the one” y “Happy people” en lugar de atrapar la atención, la descuidan con temáticas ligeramente tristes y falta de creatividad con los sintetizadores. Afortunadamente, la buena vibra regresa, y lo hace con todo. Un inicio bastante similar a “It’s a sin” se transforma en una pieza que debería incluirse en al menos un playlist de dance. “Dreamland”, colaboración con Olly Alexander de Years & Years se agradece al 100%.
Poco después, encontramos “I don’t wanna”, tan retro como colorida. La historia de un tímido hombre lleno de un sex appeal que desconoce, se convierte en una fiesta para los oídos al igual que “Monkey business”, cuyo beat solo recuerda una cosa: glitter.
“Burning the heather” te hace entrar en un ligero trance de baile, mientras que otras cuantas canciones pasan desapercibidas. Sin embargo, el final llama la atención. “Wedding in Berlin” mezcla la marcha nupcial con música electrónica. ¿Quién imaginaría que tuviera sentido? ¿Lo tiene?
Pet Shop Boys una vez más nos ofrece baile y diversión mientras pone sobre la mesa temas de interés y controversia social como los derechos de la comunidad LGBT+, el calentamiento global y, por supuesto, ideología política. Tal vez suene a repetición, pero estos íconos de la música siguen sorprendiendo y evolucionando, poco a poco, casi sin que nos demos cuenta.