7
Modern Recordings / 2020
14/Abr/2020
El productor alemán Hendrik Weber ha sido uno de los productores más constante e innovativos dentro del amplio espectro de la música electrónica. Bajo su pseudónimo Pantha Du Prince ha experimentando con cuestiones tonales y acercándose a vanguardias alejadas de la simple sensación rítmica del 4x4.
Sin embargo, es esta placa Conference Of Trees, Weber ha logrado amalgamar un discurso por demás arriesgado, un discurso que ha tenido precedentes en trabajos anteriores como Elements Of Light, donde no pierde esa sensación rítmica que lo caracteriza, pero que insiste en conjugar la electrónica con planos más contemplativos.
En esta ocasión el productor lo lleva a un nivel por encima de lo acostumbrado, incorporando influencias claras de compositores del siglo XX como Terry Riley o La Monte Young, Weber mezcla paisajes oníricos y abre un campo a la inmersión completa del sonido y sus paisajes, lo cual se refleja de buena manera en los tres primeros tracks del disco, donde juega con los patrones sonoros, incluyen así, ensambles corales, y apoyado de estas composiciones que sirven como antesala para lo que probablemente es el sello que se espera del proyecto.
Los recursos comunes y repetitivos se abren paso en “When We Talk”, donde se permea aún, la experimentación y la influencia vanguardista pero que lentamente se va perdiendo alrededor del disco, el productor vuelve a la esencia del proyecto, la noción bailable y poco novedosa de su obra, una cara que produce si bien, letargo, también una sensación fuera de cualquier noción abstracta, donde el productor fuera de seguir una línea más contemporánea, se aleja de esta y conserva la idea principal que ha mantenido al proyecto, como lo vuelve a demostrar en los siguientes cortes del discos como: “Supernova Space Time Drift” o “Pius In Tacet” tracks donde la vibra de la pista de baile se hace presente, sin dejar de moverse hacia la experimentación, hecho que recuerda a productores como James Holden, quien ha hecho un trabajo similar en esta constante, donde se mezcla vanguardias experimentales con la acostumbrada rítmica electrónica, como es el tema que domina el productor.
Si bien, el trabajo de Conference Of Trees, no deja un mal sabor de boca, no es trabajo que sorprende ni mucho menos impresiona a mayores rasgos, pero si marca el camino de Pantha Du Prince por otros horizontes a comparación de discos como Black Noise. Weber recrea un paisaje por demás predecible, pero que no por esto no sea bueno o malo, sino que, deja entrever un camino en avanzada para el productor alemán, un camino que no defrauda, y eso es seguro, a pesar de no conmover, y de seguir en una constante de espacios planos, donde pareciera estancarse, el productor nos mantiene en espera de saber que es lo próximo en su camino, en saber qué depara a su obra.
8
Domino Records / 2020
14/Abr/2020
“¡Objeción!” exclaman los integrantes de Sorry en medio de una conversación con los escépticos del sueño. Asha evita la ruptura del contacto visual con sus contrincantes y -rodeado de personajes que portan el vestuario de los drugos- Louis retoma algunos de los manuscritos de Deleuze.¿Por qué y para qué sentir una culpa por la supuesta (ir)racionalidad de nuestros sueños?
¡Un sorbo a la ginebra!, ¡Otro al damson grin!, ¡Cuidado con la serpiente deslizándose por el televisor!, ¡La suspensión del ruido no (siempre) es sinónimo de un aura amena y libre de peligro!
"Everybody dreams alone on their own.
Privately..."
Los sueños no (solo) son alternativas irrelevantes e incompatibles. Aún desde la somnolencia, imaginamos, procesamos y transformamos nuestras experiencias en bases perceptivas. Los personajes que construimos desde y para el inconsciente tienen creencias e intenciones… O al menos, así lo demuestran los protagónicos del material debut de Sorry: 925.
Bajo atmósferas híbridas y experimentales entre el pop, jazz y electro, Asha Lorenz y Louis O’Bryen narran el tránsito y destino de wannabes de Elvis Presley, celebridades corruptas, parejas que atraviesan por procesos de ruptura y jóvenes que tienden a la atracción por comportamientos (auto)destructivos: El carnaval de múltiples personajes que se regocijan en las promesas del ensueño y la pesadilla.
“You’re an eager fool to love this fox.
These lovely wolves and poor devils.”
Si bien Sorry cimentó (algunos de) los peldaños de su identidad musical en temas como “Wished”, “2 Down 2 Dance”, y “Showgirl”, con 925 el dúo logra entablar un diálogo profesional con sus dos nuevos (y ocasionales) integrantes (Lincoln Barrett y Campbell Baum) y así, privarse de descripciones genéricas (¡otro punto para Londres!) y del simple seguimiento de “una banda más de la discográfica de Elliott Smith y White Lung”.
Desde el punto de vista de Lorenz y O’Bryen, no basta con la producción de un single que llama la atención del público adepto al sonido distintivo de Sonic Youth (“Lies”) o con la reconstrucción estética de la filmografía de Tarantino, Fosse, Kubrick o Gaspar Noé. Como lo declaran en los coros de “More” y “Starstruck”: Los londinenses desean todo aquello que les parezca y haga sentir suficientes: Drogas, tensión, excesos, poemas, diamantes, voyeurismo y hartazgo por la existencia y el romance. En pocas palabras: El soundtrack de la colección fotográfica de Nan Goldin (The Ballad of Sexual Dependency).
Como músicos, es importante tener claro cómo quieres ser representado ante los demás. Siempre hay que saber quién cada quien. Por eso consideramos que lanzar singles al azar puede ser contraproducente. Si no se tiene una identidad musical previa, las personas suelen olvidar. A nadie le va a importar y se corre el riesgo de ser otra agrupación de rock en la lista”, Asha Lorenz durante una entrevista con Loud and Quiet.
A pesar de que la identidad de Sorry no está alejada de una exquisita interpretación de clichés que han adornado el éxito musical por décadas, los 13 temas de 925 logran captar las raíces que dieron nacimiento al proyecto: Los mixtapes, los 10 años de amistad entre Asha y Louis, la narración de historias nocturnas, la admiración por el trabajo de Mica Levi (a.k.a Micachu) y el sampling a bandas como Radiohead, Broadcast, Blurt y Massive Attack.
Además de la fusión funky-britpop de “Starstruck”, uno de los elementos que delimitan las particularidades de Sorry es la capacidad (lírica y sonora) para la construcción y ambientación de personajes. Con descripciones detalladas (she’s all dolled up like a movie star with those flash eyes), vocales etéreos, referencias a Louis Armstrong (“What A Wonderful Day”) y paletas de colores que remiten a filmes como Enter The Void (2009) y Clímax (2018), el dúo corona como protagónicos a la ironía, al humor y al sarcasmo.
Los personajes que construimos desde y para el inconsciente tienen creencias e intenciones propias.
El debut discográfico de Sorry se caracteriza por su dinamismo instrumental y lírico; los 13 tracks permiten que las y los escuchas deambulen en la paradoja afirmativa de la que escribió Deleuze. Mientras la atmósfera saxofónica de “Right Round The Clock” confronta las discusiones respecto a Hollywood (¿Como arte o simplemente industria?), la mofa de “Rock ‘n’ Roll Star” reduce el impacto emocional que pueden tener canciones como “Snakes”, “In Unison” y “As The Sun Sets”.
“Oh Devil, where have you gone?
Nothing’s left of my self-esteem”
A criterio personal, hay tres elementos que restan puntos a 925: Es un material discográfico de ‘track by track’; el orden opaca a piezas que tienen cierta debilidad musical y los temas principales resaltan -en gran parte- por matices que caracterizan a otros proyectos (uno de ellos de la misma disquera).
Sin duda, es un álbum cuyo contenido se disfruta por separado y no en la totalidad de sus 43 minutos de duración. Canciones como “Rosie” y “Heather” aparecen como fragmentos débiles (y repetitivos) de composiciones que guían la escucha lo-fi, melancólica y sombría: "In Unison", “Snakes”, “Lies” y “Wolf”.
Respecto a estas dos primeras observaciones, cabe destacar que su productor (James Dring) declaró que “en 925 todo es intencional”, por lo que se puede deducir que -tanto O’Bryan como Lorenz- optaron por conservar el formato de los dos volúmenes de mixtapes: Home Demo/ns (2017).
Por su parte, la tercera cuestión que dista a Sorry de alcanzar una calificación perfecta es que sus piezas destacadas (la mayoría de ellas singles) se posicionan en el imaginario musical por una suerte de nostalgia. Mientras “Starstruck” recupera los tonos que conquistaron a las y los fans de The xx, la intimidad y escucha accesible de “Right Round The Clock” y “More” recuerdan a las conversaciones entre Alison Mosshart y Jamie Hince en “U.R.A Fever” y “What New York Used To Be”...
Al llegar a los primeros segundos de "Lies (Refix)", 925 es -quizá- un oasis para las y los The Kills junkies que fantaseamos con el pop deformado de Midnight Boom o un “más de lo mismo” para Domino Records. Esperemos que Jules Apollinaire y Natalie Findlay continúen bajo su propio sello: TTRRUCES. De lo contrario, exclamaría Asha Lorenz:
Ugh! And you did it again!
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